
Luna de flores: la luna llena de mayo te espera (¡y viene con lluvia de estrellas!)
Se aproxima la luna de flores, es decir, la luna llena del mes de mayo. ¿Qué día podremos verla en el cielo? Pues si el tiempo lo permite, será el próximo 12 de mayo y, según los cálculos del Observatorio Astronómico Nacional, será a las 18:56, aunque su máximo esplendor podrá apreciarse al anochecer, cuando aparezca sobre el horizonte.
Gracias al ángulo bajo y la dispersión atmosférica, la luna tendrá tonos dorados y anaranjados, así que podremos disfrutar de una luna espléndida y primaveral en el cielo.
En ese momento, debido al ángulo bajo y a la dispersión atmosférica, adoptará tonos dorados, cobrizos o anaranjados, creando un efecto visual impactante que realza su presencia en el paisaje. Esta luna, además, coincide con el apogeo lunar, el momento de la órbita lunar en el que se encuentra más alejado de la Tierra, quizá por eso podamos verla más pequeña de lo habitual. Es lo que se denomina como microluna, aunque la diferencia es mínima.
Después será el turno del cuarto menguante, que tendrá lugar el martes 20 de mayo a las 14:00 y la luna nueva que será el martes 27 de mayo a las 5:05. Después será el turno de la luna llena de junio, que será la primera de verano y se la conoce como luna de fresa. Esta se podrá ver el 11 de junio y estará 100% iluminada a las 7:45 UTC.
¿Cómo ver la luna de flores?
La luna de flores es una de las más esperadas del año, porque coincide con el buen tiempo y permite vivirla sin pasar frío. Escoge un lugar donde no haya demasiada contaminación lumínica, eso permitirá ver el cielo despejado y disfrutarla mejor. No es necesario contar con instrumentos astronómicos.
¿Por qué se le llama luna de flores?
Desde hace siglos, la luna ha fascinado a científicos e inspirado a artistas por igual, pero han sido las culturas ancestrales de nuestro planeta las que, de forma profunda y significativa, se han ocupado de venerar a este astro opaco, carente de luz, durante todas sus fases. La luna llena de mayo es, sin duda, uno de los eventos astronómicos que más interés ha despertado (y despierta) entre aquellos pueblos que se sirven de su presencia en el firmamento para marcar el calendario agrícola o predecir el cambio de clima justo antes de la llegada del verano.