
Así impactan los cárteles de drogas al medio ambiente: 5 puntos clave – Milenio
Los cárteles de drogas no sólo siembran violencia. En silencio, también están dejando una cicatriz profunda sobre la tierra. Cada vez que un laboratorio clandestino se instala en lo profundo de la sierra o se tala un bosque para sembrar cultivos ilícitos, el medio ambiente se convierte en otra víctima colateral del crimen organizado.
Esta crisis ecológica, menos visible que la violencia armada, avanza sin tregua en zonas rurales, áreas naturales protegidas e incluso territorios indígenas.
En MILENIO te explicamos 5 puntos clave para entender cómo el narcotráfico contribuye a la crisis ambiental.
Recursos naturales bajo el control del narco
Los cárteles mexicanos han diversificado sus actividades criminales más allá del narcotráfico, involucrándose en la tala y minería ilegal, el control de recursos hídricos, la agroindustria clandestina, la ganadería no regulada y crímenes contra la biodiversidad.
Estas prácticas no solo financian sus operaciones, sino que provocan una grave degradación ambiental: intensifican la deforestación, contaminan el agua, erosionan suelos y alteran ecosistemas enteros.
En regiones como Michoacán, Guerrero y la Sierra Madre del Sur, la extracción ilegal de madera y minerales se ha convertido en una fuente significativa de ingresos para estos grupos, quienes emplean tácticas violentas para desplazar a comunidades locales y asegurar el control territorial.
El narco en la producción de aguacate
El auge del aguacate en mercados internacionales ha sido acompañado por una creciente intervención del crimen organizado, especialmente en Michoacán. Los cárteles han visto en esta industria una fuente alternativa y rentable para lavar dinero, controlar territorios y extorsionar a productores, replicando muchas de las dinámicas del narcotráfico.
Organizaciones como Los Zetas y posteriormente La Familia Michoacana aprovecharon el dominio territorial para infiltrarse en la cadena productiva del aguacate. Este control ha implicado amenazas, desplazamientos y cobros de cuotas a agricultores, deteriorando la seguridad local y el tejido económico regional.

Cárteles de drogas roban agua
El control del agua se ha convertido en una nueva estrategia del crimen organizado en México, similar al huachicoleo de combustible.
Grupos como el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), el Cártel de Sinaloa y el Cártel de Santa Rosa de Lima (CSRL) han comenzado a apropiarse de fuentes hídricas, aprovechando su valor para mantener cultivos ilegales o extorsionar a comunidades.
Este tipo de huachicoleo pasa desapercibido gracias al uso de pozos clandestinos, desvíos ilegales de ríos y documentos falsificados. A menudo, estas operaciones están protegidas por empresas fachada con vínculos a autoridades locales.
El narco pone en riesgo la flora y fauna
Los cárteles de drogas también ponen en riesgo la flora y fauna, a través de actividades como la pesca ilegal, el tráfico de especies y la tala ilegal.
Por ejemplo. Cárteles como el de Sinaloa están involucrados en el tráfico de especies marinas valiosas, como la totoaba, cuya vejiga se vende en el mercado negro asiático.
La pesca de totoaba impacta gravemente a la vaquita marina, especie en peligro crítico de extinción que muere atrapada en las redes ilegales. Aunque no es objetivo de los pescadores, su supervivencia está en riesgo por estas prácticas.
El daño ambiental de los laboratorios clandestinos
El Informe Mundial sobre las Drogas 2024 de la ONU revela que la producción de drogas sintéticas, como la metanfetamina, genera grandes cantidades de residuos tóxicos que rara vez se eliminan de forma segura.
Estos desechos contaminan suelos, cuerpos de agua y sistemas agrícolas, afectando tanto el ambiente inmediato como ecosistemas más amplios.
Por cada kilo de metanfetamina se producen entre 5 y 10 kilos de residuos nocivos, incluyendo disolventes y precursores químicos. El vertido de estos materiales puede destruir vegetación, acidificar suelos y aumentar riesgos geológicos como deslaves.
Pese a la gravedad del daño ambiental, aún no existen estudios detallados sobre el impacto ecológico de los laboratorios clandestinos.
RMV.