
Finanzas abiertas: de qué se trata la medida que tomó el BCRA y que impactará en todo el sistema financiero
Dentro del combo de medidas que anunció ayer el Gobierno, el Banco Central (BCRA) lanzó una iniciativa que impactará en todo el sistema financiero: las finanzas abiertas. Bajo el concepto de que el usuario es dueño de sus propios datos, se abre la posibilidad de que los clientes compartan de forma segura su información financiera con otras entidades, lo que permitirá construir servicios más personalizados, competitivos y accesibles.
“El esquema de finanzas abiertas se centra en que cada uno es dueño de lo suyo. En este caso, de su información financiera, y puede disponerla de la manera que quiera. Lo que va a hacer el Banco Central es definir los parámetros, para que esta información financiera se pueda compartir dentro del ecosistema financiero de forma segura y que esté bien preservada. Y el usuario puede elegir con quién la comparte y cómo», explicó el presidente del BCRA, Santiago Bausili.
Para la autoridad monetaria, la Argentina ya logró tener inclusión financiera. En números, el 98% de los adultos tiene acceso a una cuenta bancaria, lo que le permite participar del sistema financiero, tener acceso al crédito y poder tener una planeación financiera personal. Ahora, la segunda instancia es alcanzar el bienestar financiero.
“Esta iniciativa puede marcar un punto de inflexión en la evolución del sistema financiero argentino al generar un dinamismo sin precedentes en la información financiera de las personas y las empresas, facilitar el acceso al crédito y mejorar la personalización de los productos», expresaron desde la Cámara Argentina Fintech, que hace años trabaja con el Banco Central para impulsar la iniciativa.
Los usuarios van a tener una visión consolidada de sus finanzas en una única plataforma. Esto les permitirá comprender mejor su situación financiera, tomar decisiones más informadas y cumplir con el pago de sus obligaciones. Además, cada cliente será el que elige con quién compartir esos datos.
También representa el acceso a productos y servicios personalizados, porque los bancos y las fintechs van a poder usar esos datos compartidos (con previo consentimiento) para ofrecer mejores productos y servicios más adaptados al perfil y las necesidades de cada usuario, como préstamos con condiciones personalizadas o herramientas de gestión financiera avanzada.
Otro punto a favor es que significa una mejor experiencia del usuario, porque la interoperabilidad entre diferentes servicios financieros facilita la automatización de procesos y ofrece soluciones más eficientes y accesibles. Y es un potencial reductor de precios, ya que la mayor competencia entre los distintos jugadores del sector financiero podrá traducirse en servicios a costos más bajos para los consumidores.
Desde el Banco Central, también explicaron que hay puntos a favor para las empresas. En parte, porque se fomenta la innovación, puesto que impulsa la creación de nuevos productos y servicios financieros por parte de fintechs, neo bancos y otras empresas. Otro tanto, porque se reducen los costos operativos, ya que la automatización del manejo de datos minimiza la redundancia y optimiza los procesos, lo que generaría ahorro para las instituciones.
Además, dicen que la integración de datos agiliza el acceso a la información para realizar transacciones, gestionar cuentas y evaluar riesgos, optimizando procesos internos. Se tiene un mayor conocimiento del cliente, porque se puede tener acceso a un panorama más completo de la información financiera y le permite a las instituciones comprender sus comportamientos y necesidades. Y, por último, permite personalizar ofertas de productos como seguros, inversiones o líneas de crédito, adaptándolas al historial y comportamiento financiero de cada usuario.
Esta práctica nació en el Reino Unido, en 2017, cuando el gobierno exigió la apertura de datos de cuentas bancarias (con consentimiento de los clientes) para fomentar la competencia e innovación. Esto incluía información sobre hipotecas, seguros, préstamos o inversiones, para así crear mejores soluciones financieras. Esta práctica se extendió de manera global e incluso el Banco Central dio un pequeño paso en este sentido en abril de este año, cuando creó su primera API (interfaz de programación de aplicaciones) para facilitar el intercambio de información producida por la institución.
Sin embargo, la medida no estuvo ajena a los roces en otros países del mundo. Para una empresa, los datos propios son valiosos y, compartirlos, genera resistencia. Pero en consenso con billeteras digitales y los bancos, la apuesta es que se puedan crear carriles para que circule la información y se customicen los servicios financieros de acuerdo a las necesidades de los clientes.
“Contamos con el conocimiento técnico, la experiencia regulatoria comparada y el capital humano necesario para contribuir a un modelo que pueda convertirse en referencia en la región, y que pueda evitar errores cometidos en otras jurisdicciones: esquemas poco usables, altos costos de implementación o baja adopción de usuarios y del propio sistema financiero», sumó la Cámara Argentina Fintech.
Para eso, remarcaron la importancia de que se establezcan incentivos claros y equilibrados entre todos los actores del ecosistema y se promueva su participación activa, el desarrollo de soluciones concretas y la sostenibilidad del esquema en el tiempo. También que haya estándares técnicos claros, incluyendo reglas de interoperabilidad, seguridad y consentimiento. En tercer lugar, que exista un rol activo de los usuarios que puedan dar acceso a su información a través de una experiencia de usuario sencilla. Y que haya colaboración público-privada, con espacios de diálogo entre reguladores, organismos públicos y distintos actores del sistema financiero.
“El anuncio del Sistema de Finanzas Abiertas dentro del Plan de Reparación Histórica de los Ahorros de los Argentinos es un game changer (cambio en el juego, en español). Algunos venimos pidiendo esto hace rato en la industria. La Argentina entra tarde, pero para bien. La oportunidad es gigante, pero esto es como un transatlántico: si se diseña mal, puede haber consecuencias“, dijo Ignacio Carballo, director del Centro Finanzas Alternativas UCA y PCMI.