
“Nosotras no queremos medio ambiente, lo queremos completo”, Martha Gómez
Martha no es solo una emprendedora que ha dedicado su vida a cuidar el medio ambiente, sino que es una guardiana de semillas, un título que lleva con orgullo desde que su madre le enseñó la importancia de preservar las variedades criollas y nativas. «Todo lo que nosotros acá consumimos es lo mismo que nosotros podemos cuidar, conservar y preservar», cuenta Martha.
“El amor es la única fuerza capaz de cambiar el mundo”
Esa es la frase con la que Martha recibe a quienes visitan su finca para hacer el recorrido “Aromas y Sabores del Cacao” y es que en Villa Luma se respira amor por la naturaleza, este sueño familiar del que también hace parte su esposo Luis Alfredo, sus hijos Luis Carlos y Marcela y sus nietas María Celeste y Guadalupe, responde a una preocupación profunda de mantener a las nuevas generaciones conectadas con la tierra en un momento en que las personas jóvenes migran a las ciudades y abandonan el campo.
“Acá en Villaluma tenemos unos espacios donde hacemos conexión con la tierra, que es donde muchas personas a veces por todo el manejo que hace con redes, celulares, televisor, computadores, se cargan de energía, entonces qué queremos, que la persona venga, descargue esa energía y se conecte con la tierra”, menciona Martha.
Villa Luma también es un aula viva, donde el turismo ecológico permite que quienes les visitan experimenten la conexión con la naturaleza: se siembran semillas de cacao, se hace la siembra, la recolección, los injertos, el secado, la tostión, descascarado, se muele y se arma la pastilla de chocolate, al final se degusta un delicioso vaso de chocolate recién hecho y una chocolatina 100% de cacao.
Todo lo que se produce en Villa Luma se hace sin químicos, se produce cacao orgánico, se reutilizan las hojas caídas como abono, se cría vida en la lombricultura y se cultivan árboles nativos y frutales que alimentan no solo a las personas, sino también a colibríes, abejas, canarios y otros polinizadores que han hecho del lugar su refugio. Como dice Martha: “si aplicamos químicos, matamos la vida; si cultivamos con amor, lo alimentamos todo”.
Villaluma es un ejemplo perfecto de biodiversidad funcional. Más allá del cacao, la finca alberga cítricos, maderables, guayabos, heliconias; así mismo, esta familia ha creado un pequeño zoológico en donde se encuentran: conejos, patos, pavos reales, gallinas, cerdos minipig, perros, gatos, pájaros, conejos, entre muchos otros animales. «Muchos dirán que eso es un sancocho, pero un sancocho productivo», cuenta entre risas Martha, explicando cómo esta diversidad permite que quienes les visitan tengan una experiencia única.
Villaluma es más que un proyecto de turismo ecológico, es un modelo de vida sostenible que prueba que es posible fomentar un modelo de negocio, mientras se protege el medio ambiente. Es un lugar donde cada visitante se lleva una experiencia de turismo inmersivo única, donde las semillas criollas encuentran refugio, donde los colibríes pueden alimentarse sin temor, y donde las futuras generaciones aprenden que la tierra no es solo un recurso, sino el hogar que debemos preservar.
“Mi mensaje para toda la humanidad es que nosotros no queremos medio ambiente, lo queremos completo, por eso debemos cuidar, conservar, preservar y sembrar mucha arbolización, cuidar las cañaditas, las fuentes hídricas, no contaminarlas, no botar basura; debemos defender el medio ambiente porque si nosotros defendemos la vida de todos nuestros árboles vamos a tener mucha vida en abundancia”, enfatiza Martha.
La historia de Martha Gómez representa el poder transformador de las mujeres que están buscando cambiar el mundo. Como guardiana de semillas, madre, abuela y lideresa comunitaria, ella demuestra que el cuidado del medio ambiente comienza en casa, se fortalece en familia y se expande hacia la comunidad.
Martha hace parte de esta apuesta por el turismo ecológico, liderado por mujeres campesinas de la región de San Vicente del Chucurí y la Asociación AgroYarí, aliadas de la Fundación Mujer y Futuro, quienes además están vinculadas al programa Mujeres Cambiando su Mundo, una iniciativa de ONU Mujeres y el Gobierno de Alemania en articulación con el Gobierno Colombiano, la cual se implementa en el departamento del Cauca y la región del Magdalena Medio, como una acción afirmativa frente a la labor que desarrollan las defensoras ambientales en Colombia y un aporte fundamental para la promoción de su trabajo en red para la incidencia política.