
Así se está trazando el mapa más preciso de la Vía Láctea con tecnología creada en Latinoamérica
En el corazón de una galaxia que apenas conocemos, un grupo de astrónomos está trazando, paso a paso, el mapa más detallado jamás realizado de la Vía Láctea. El proyecto combina tecnología robótica, espectroscopía avanzada y un software único desarrollado en México. ¿El objetivo? Entender el espacio entre las estrellas… y mucho más.
Un esfuerzo conjunto que revela lo invisible
El Instituto de Astronomía (IA) de la UNAM, junto con el consorcio Sloan Digital Sky Survey (SDSS), trabaja en una tarea sin precedentes: cartografiar el medio interestelar con una precisión nunca vista. Para lograrlo, crearon un software llamado Data Analysis Pipeline, publicado en The Astronomical Journal, capaz de procesar enormes volúmenes de datos y corregir automáticamente distorsiones estelares.
El proyecto utiliza tecnología de espectroscopía de campo integral instalada en el Observatorio Las Campanas, en el desierto de Atacama, Chile. Gracias a sus capacidades, una sola imagen puede capturar una región cientos de veces más grande que la Luna, como lo demuestra la imagen de prueba de la constelación de Orión, formada por 200 mil fotos.
Explorando los secretos del gas interestelar

A diferencia de estudios anteriores, este nuevo sistema permite observar con detalle el gas y el polvo que habitan entre las estrellas, elementos esenciales en la evolución galáctica. Estos materiales, enriquecidos por explosiones de supernova y vientos estelares, son la materia prima de nuevos astros y planetas.
El Local Volume Mapper (LVM), sistema robótico desarrollado para esta investigación, se compone de cuatro dispositivos ópticos que transforman la luz captada en datos espectrales de alta resolución. Cada disparo equivale al tamaño de la Luna y permite analizar la composición química de regiones celestes cercanas, fundamentales para comprender dónde puede surgir la vida.
Hasta ahora, ya se han realizado 8.000 tomas que cubren cerca del 20% del área total proyectada. Para los astrónomos, volver a mirar nuestra propia galaxia con nuevos ojos es clave para comprender los ciclos cósmicos que nos dieron origen.