
¿El plástico puede causar cáncer de mama? Lo que revela una investigación
Microplásticos en todas partes
En la actualidad, la contaminación por plásticos representa una crisis ambiental y de salud pública a nivel mundial. De acuerdo con el Foro Económico Mundial, se estima que cada minuto se vierte en los océanos el equivalente a un camión de basura lleno de plásticos, afectando no solo a la vida marina, sino también al ser humano, quien está expuesto constantemente a estos materiales a través del aire, el agua, los alimentos y productos de uso diario.
Una persona podría estar ingiriendo el equivalente a una tarjeta de crédito de plástico cada semana.
Así lo dio a conocer la Universidad de Newcastle, Australia. Entre los efectos documentados, se asocia la exposición a plásticos al deterioro del sistema nervioso, problemas reproductivos y para el desarrollo, cáncer e impactos genéticos tales como bajo peso al nacer.
Disruptores endocrinos en la vida cotidiana
De acuerdo con la doctora Mariana Segovia Mendoza, profesora e investigadora del Departamento de Farmacología de la Facultad de Medicina de la UNAM, los plásticos liberan sustancias químicas peligrosas para la salud. Entre los compuestos más preocupantes se encuentran los bisfenoles (como el BPA) y los ftalatos. Estas sustancias actúan como disruptores endocrinos, interfiriendo con el funcionamiento normal del sistema hormonal humano.
Aunque existen regulaciones en algunas regiones del mundo que limitan el uso del BPA, sus análogos, como el BPS y el BPF, continúan utilizándose y presentan riesgos similares. La preocupación aumenta especialmente en los niños, quienes están en contacto frecuente con juguetes y biberones plásticos, y en las mujeres, ya que algunos componentes químicos presentes en los plásticos podrían estar relacionados con un mayor riesgo de desarrollar cáncer de mama.
¿Cómo se relacionan los plásticos con el cáncer de mama?
El cáncer de mama es una de las enfermedades oncológicas de mayor incidencia y mortalidad a nivel mundial. Se estima que una de cada ocho mujeres lo desarrollará a lo largo de su vida. Esta enfermedad es altamente heterogénea y se clasifica principalmente en tres subtipos:
- Luminal: Receptor de estrógenos y progesterona positivo (70% de los casos).
- HER2 positivo: Sobreexpresión del receptor HER2.
- Triple negativo: Carente de los receptores anteriores.
El subtipo luminal tiene mejor pronóstico y responde bien a terapias hormonales.
El triple negativo es más agresivo y carece de tratamientos dirigidos eficaces.
Evidencia científica desde la UNAM
En los últimos años, diversos investigadores han mostrado interés por el papel que juegan los disruptores endocrinos, como el bisfenol A (BPA) y su análogo bisfenol S (BPS), en la fisiopatología del cáncer de mama. Estos compuestos, presentes en numerosos productos plásticos, han sido identificados como factores de riesgo ambiental que podrían influir en la aparición y progresión de esta enfermedad.
Hace cinco años, Segovia Mendoza realizó un estudio en dos tipos de líneas celulares de cáncer de mama:
- MCF7 (luminal, receptores de estrógenos positivos)
- Triple negativo (sin receptores hormonales)
Cuando expuso las células MCF7 al BPA y al BPS, observó que crecían más, casi como si estuvieran expuestas a la hormona natural estrógeno.
“El BPA activaba los receptores dentro del núcleo; el BPS, los de la membrana”, explicó Segovia Mendoza.
En las células triple negativas no hubo mucho crecimiento, pero sí se activaron algunos receptores, lo cual es relevante porque antes se creía que estas células no respondían a este tipo de sustancias.
Al analizar las proteínas afectadas, encontraron que tanto el BPA como el BPS modificaban muchas, sobre todo en las células triple negativas. Una de las más alteradas fue el VEGF (Factor de Crecimiento Endotelial Vascular), relacionado con la formación de nuevos vasos sanguíneos y con la metástasis.
Aunque el BPA y el BPS no siempre aceleran el crecimiento de las células cancerosas, sí pueden activar la metástasis.
¿Qué ocurre en el cuerpo humano?
Hace tres años, Segovia Mendoza realizó un estudio con muestras de suero de pacientes con cáncer de mama, sobrevivientes y personas sanas, recolectadas en hospitales de la Ciudad de México y Toluca. Se analizaron niveles de ftalatos y bisfenoles mediante cromatografía de masas.

Los resultados mostraron que las pacientes con cáncer, especialmente con tipos más agresivos, presentaban niveles significativamente más altos de estos contaminantes en comparación con los controles. En las sobrevivientes, los niveles eran más bajos, posiblemente debido al efecto de tratamientos hormonales.
La exposición cotidiana incluye prácticas comunes como calentar comida en recipientes plásticos o dejar productos al sol.
Como estos compuestos son liposolubles, se acumulan en el tejido graso, incluyendo el de la glándula mamaria, donde pueden ejercer efectos biológicos importantes.
Nuevos hallazgos internacionales
Este año, investigadores chinos documentaron la presencia de bisfenol A y otros disruptores endocrinos directamente en tejido mamario.
Estas sustancias estimulan la formación de grasa y la proliferación celular anormal.
El exceso de grasa puede causar inflamación, y ésta, junto con los cambios hormonales, crea un ambiente favorable para el desarrollo del cáncer.

Urge regulación y conciencia social
La creciente presencia de microplásticos en alimentos, ropa y cultivos agrícolas, así como la escasa regulación sobre plásticos de un solo uso, agrava la situación.
“Debemos evitar calentar alimentos en plástico, preferir envases de vidrio y exigir políticas públicas que regulen la producción, uso y disposición de materiales plásticos”, señaló Segovia Mendoza.
La especialista hizo un llamado urgente a adoptar prácticas más conscientes y responsables, reducir el consumo de productos ultraprocesados en empaques plásticos y presionar por regulaciones que protejan la salud pública.