
Los humos y el calor disparan la contaminación por ozono: Francia limita el tráfico urbano y …
Las autoridades francesas restringen estos días la circulación de algunos vehículos en París, Lyon y Marsella, y limitan la velocidad en algunas vías de entrada a estas urbes, para luchar contra el ozono troposférico (O3), un contaminante que causa 70.000 muertes prematuras al año en Europa, según la Agencia Europea de Medio Ambiente (EAA). Con unos datos similares, en España tan solo se envían mensajes informativos por vías que, en general, ni siquiera llegan a la población. Los ecologistas critican que ayuntamientos y comunidades no han creado sus planes para tomar medidas por este químico —solo lo hizo Valladolid—, mientras el Gobierno tiene pendiente aprobar el Plan Nacional de Ozono 2025, que debería tener medidas más ambiciosas.
El ozono troposférico, también conocido como “ozono malo” (frente al de la estratosfera, que tiene un efecto positivo), es un contaminante secundario que se produce por la reacción entre la luz solar y el dióxido de nitrógeno (NO₂) y los hidrocarburos emitidos por los coches y algunas industrias. Es un oxidante muy potente que, inhalado, causa picor de ojos y garganta, y reduce la capacidad pulmonar. Si lo respiran las personas más vulnerables pueden sufrir asma, enfermedades pulmonares, e incluso infartos cerebrales.
Lo más habitual es que se genere en las grandes ciudades y en polos industriales, aunque luego muchas veces se transporta a zonas cercanas. “Por ejemplo, en Madrid, la fuente principal es el tráfico, que además se está incrementando, mientras que en Barcelona es el tráfico y los cruceros. En Tarragona, en cambio, es el polígono petroquímico”, explica Xavier Querol, experto en calidad del aire del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (DAEA-CSIC).
Desde hace una semana, los niveles de O3 están disparados tanto en España —sobre todo en Madrid, Cataluña y Andalucía— como en Francia, impulsados por la ola de calor. Pero solo en uno de los países se están tomando medidas. Francia ha vivido el segundo mes de junio más caluroso desde 1900, según anunció el miércoles el Gobierno y Méteo France, el instituto meteorológico. El pico de temperaturas, de hasta 41 grados, se vivió el martes y las autoridades ha levantado ya la alerta roja por ola de calor en los 16 departamentos donde estaba vigente, aunque hay 40 en alerta naranja.
En algunas zonas las altas temperaturas han elevado los niveles de polución, como es el caso de París, Marsella y Lyon, las ciudades más pobladas del país, lo que ha llevado a las autoridades locales o regionales a tomar medidas para bajar estos niveles: la restricción de la circulación a los vehículos más contaminantes y la reducción de la velocidad en carreteras.
En París se han rozado este miércoles los 90 microgramos por metro cúbico (µg/m³) de Ozono, mientras la concentración de partículas PM2,5 era 3,2 veces superior al valor de referencia anual de la OMS. La prefectura de Bouches du Rhône, departamento al que pertenece Marsella, activó el lunes el protocolo de alerta nivel 1 por contaminación. Este incluye, además de las medidas citadas, también la reducción de determinadas actividades en el ámbito de la construcción y, en el agrícola, la prohibición de aplicar determinados fertilizantes orgánicos.
Solo pueden circular por el área metropolitana los vehículos menos contaminantes o eléctricos. Igual que en París, donde la prefectura de Policía, aplicó el martes el llamado sistema de tráfico diferenciado dentro del perímetro delimitado por la autopista A86, es decir, en París y en parte del cinturón de la periferia. Solo se autoriza la circulación a los vehículos menos contaminantes que lo acrediten con la pegatina correspondiente (Crit’Air).
Además de esta prohibición, se han reducido los límites de velocidad máxima en 20 kilómetros por hora en las carreteras de la región parisina y los vehículos de transporte público que pesen más de 3,5 toneladas están obligados a rodear la carretera de circunvalación. “La Prefectura de Policía realizará controles para garantizar el cumplimiento de estas medidas”, advirtieron. El lunes ya se habían implementado restricciones pero más leves.
“Mientras en Francia las autoridades ponen restricciones a la circulación de automóviles, o reducción de la velocidad en las vías de acceso, en España no se está enterando nadie. Ni siquiera la información legal mínima se está cubriendo. Las alertas de las comunidades no están llegando. Y tendrían que tomar medidas para reducir tráfico, reducir los cruceros, limitar los vuelos…”, denuncia Miguel Ángel Ceballos, experto en calidad del aire de Ecologistas en Acción.
“Comparación lacerante”
Esto tiene que ver con que “aquí vamos tarde” en cuanto a limitaciones por contaminación. “La norma francesa habla de que, en cuanto hay previsión de superación del umbral de información, se empiezan a adoptar medidas de restricción, mientras que aquí esas medidas no llegarían hasta mucho después, algo que casi nunca ocurre. Es una comparación lacerante”, critica Ceballos.
Aquí, la previsión de la superación del umbral de información obliga a las autoridades autonómicas a advertir a las personas más sensibles a la contaminación atmosférica, como niños, mayores, embarazadas o personas con problemas respiratorios o cardiovasculares. Deben protegerse evitando en las horas centrales del día y a la caída de la tarde cualquier esfuerzo físico y los ejercicios al aire libre. También deben informar sobre la previsión de evolución de la contaminación, las áreas afectadas y la duración del episodio. La Comunidad de Madrid, Cataluña y Andalucía señalan que han informado a la población, algo que también aseguran los ayuntamientos de Barcelona y Madrid. Ceballos contrapone: “No es cierto que estén informando correctamente, solo te enteras si te apuntas a una lista, algo que la mayoría de la gente no hace. La mayoría de la gente no se ha enterado, y les puede afectar a la salud”.
Una portavoz del Ayuntamiento de Madrid señala: “El ozono es un contaminante secundario […] su carácter transfronterizo (muchos picos se producen por la intrusión de partículas saharianas) implica la necesidad de ejecutar planes a una mayor escala geográfica que la local. Este hecho ha llevado a la propuesta de un futuro Plan Nacional de Ozono por parte del Ministerio para la Transición Ecológica, cuyas bases científicas se han publicado en marzo de 2023”.
Las bases científicas, en las que participó Xavier Querol, señalan que “para los episodios concretos que causan la superación” de los valores de ozono, “las mayores reducciones de O3 se han asociado a las medidas planificadas sobre el tráfico rodado. Siguiendo al tráfico rodado, es el tráfico marítimo el sector con mayor impacto en la generación de este contaminante”. También recomienda “aplicar medidas de electrificación en zonas portuarias”.
Desde el Ministerio para la Transición Ecológica explican que no les corresponde tomar medidas, sino que estas dependen de ayuntamientos y comunidades autónomas. Sin embargo, abren la puerta a aprobar este año un Plan Nacional del Ozono que contemple más medidas, entre las que se podrían incluir algunas de ámbito estatal.