
El Congreso de EE.UU. da su apoyo al programa Artemis de la NASA para regresar a la Luna
El Congreso de los Estados Unidos ha dado finalmente luz verde a nueva etapa del programa Artemis de la NASA. Lo que garantiza su desarrollo y pese a las amenazas presupuestarias anunciadas por Donald Trump.
Esta decisión es fundamental para asegurar el futuro de la exploración espacial. Y también una continuidad en el compromiso del país con el regreso de los humanos a la Luna. Y más en un contexto donde otras potencias como China continúan trabajando con programas de objetivos similares.
La continuidad de Artemis no ha estado exenta de controversia. Personajes influyentes en el sector aeroespacial como Elon Musk y Jared Isaacman, han expresado su desacuerdo en cómo está planteado el actual programa llegando a cuestionar tanto su eficiencia como su pertinencia tecnológica.
El debate es cómo avanzar en el camino hacia Marte
Las críticas más contundentes han llegado desde el magnate Elon Musk, que ha insistido en que los esfuerzos de la NASA deberían concentrarse no en la Luna sino en la exploración de Marte. Y claro, utilizando para ello tecnologías como su nave Starship.
El también dueño de Tesla Musk afirma que los sistemas y herramientas actuales de la agencia, como son el cohete SLS y la cápsula Orion, son significativamente menos eficientes que las opciones privadas y suponen un coste operativo más elevado a largo plazo.
Musk es crítico. Dice que los avances logrados por SpaceX en la última década pueden ayudar a acortar plazos y reducir los riesgos tecnológicos asociados a las misiones interplanetarias.
De momento, el Congreso de los EEUU ha hecho oídos sordos y ha decidido mantener su estrategia de priorizar el regreso a la Luna antes de lanzarse a la exploración marciana. Su idea es consolidar una infraestructura lunar y asegurar la autonomía tecnológica del país de las barras y estrellas, antes que lanzarse a explorar Marte.
La NASA sigue confiando en Artemis
El respaldo legislativo, por tanto, es que la NASA puede continuar con el calendario previsto en su programa Artemis, el más ambicioso desde aquellas históricas y míticas misiones Apolo.
Artemis tiene como finalidad fijar una presencia humana sostenida en el tiempo sobre la superficie lunar, creando así las condiciones para futuras misiones a Marte. También consolidar la capacidad de Estados Unidos para operar a largo plazo en otras tareas en espacio aún muy desconocido.
Aunque el programa ya dispone de financiación inicial, la decisión del Congreso va a permitir una ampliación significativa de su presupuesto. O lo que es lo mismo, una partida extra de hasta 10.000 millones de dólares para acelerar el desarrollo de una infraestructura clave. Esto es: instalaciones de soporte vital para estancias prolongadas, módulos de aterrizaje y otros sistemas necesarios para garantizar la seguridad y la operatividad en la Luna.
Y todo ello pese a accidentes recientes como la explosión de un motor del cohete SLS durante una prueba de encendido.
Las razones políticas (y estratégicas) detrás de Artemis
Dejando a un lado particularidades técnicas, el Congreso también ha dejado claro una cosa: Artemis continua porque hay detrás motivos políticos y estratégicos. Por un lado, la tan perseguida soberanía tecnológica estadounidense, donde están involucrados miles de empleos distribuidos en diferentes estados.
Y, por otro, la vitalicia inquietud americana ante el rápido progreso del programa espacial chino, que en los últimos años ha logrado destacados avances con planes propios para establecer una base en la Luna.
Un debilitamiento del liderazgo estadounidense espacial que el Congreso de EEUU no quiere que suceda bajo ningún concepto.
La NASA tiene ahora un camino totalmente despejado para seguir adelante con la misión tripulada Artemis II prevista para 2026. Aunque son conscientes que tendrán que trabajar duro en la construcción de una infraestructura capaz de sostener misiones más largas y complejas en la Luna, para lo que aún queda muchísimo trabajo por delante.