
La contaminación atmosférica daña el ADN y contribuye al cáncer de pulmón
Cuando se combinaron estos datos genómicos con estimaciones de contaminación atmosférica (basadas en la medición de partículas finas por satélite y en superficie), descubrieron que los no fumadores que vivían en entornos más contaminados presentaban un número significativamente mayor de mutaciones en sus tumores de pulmón. Por ejemplo, estas personas presentaban 3,9 veces más mutaciones relacionadas con el tabaquismo y un 76 % más de mutaciones relacionadas con el envejecimiento.
Esto no significa que la contaminación provoque una “firma mutacional de contaminación atmosférica” única per se, sino que aumenta el número total de mutaciones, explica Díaz-Gay, del CNIO.
Más mutaciones y telómeros más cortos
“Vemos que la contaminación atmosférica se asocia a un aumento de las mutaciones somáticas, incluidas las que corresponden a firmas mutacionales conocidas atribuidas al tabaquismo y al envejecimiento”, añade Díaz-Gay.
Los investigadores también observaron que cuanta más expuesta estaba una persona a la contaminación, más mutaciones había en su cáncer de pulmón. También presentaban telómeros más cortos —los capuchones protectores de los extremos de los cromosomas—, un signo de envejecimiento celular acelerado.
Además de la contaminación atmosférica, los investigadores identificaron otro riesgo ambiental: el ácido aristolóquico, un carcinógeno presente en ciertas hierbas medicinales tradicionales. Se encontró una firma mutacional específica vinculada al ácido aristolóquico casi exclusivamente en casos de cáncer de pulmón de taiwaneses que nunca habían fumado.
Aunque el ácido aristolóquico se ha relacionado anteriormente con cánceres de vejiga, gastrointestinales, renales y hepáticos por ingestión, éste es el primer estudio que aporta pruebas de que puede contribuir al cáncer de pulmón.
Firmas mutacionales desconocidas
El grupo identificó además una nueva firma mutacional en mayor proporción en cánceres de pulmón de personas no fumadoras respecto a fumadoras. Su causa es desconocida: no se correlaciona con la contaminación atmosférica, ni con ninguna otra exposición ambiental conocida. “La observamos en la mayoría de los casos de este estudio, pero aún no sabemos a qué se debe”, afirma Alexandrov. “Esto es algo totalmente distinto, y abre un área de investigación completamente nueva”.
De cara al futuro, los investigadores están ampliando su estudio para incluir casos de cáncer de pulmón en no fumadores de América Latina, Oriente Medio y más regiones de África. Los investigadores también están centrando su atención en otros riesgos potenciales. Uno de ellos es el consumo de marihuana y cigarrillos electrónicos, sobre todo entre los jóvenes que nunca han fumado tabaco.
El nuevo grupo del CNIO estudiará también otros riesgos ambientales, como el radón y el amianto, en colaboración con otros grupos en España. Además, recopilarán datos más detallados sobre la contaminación a escala local e individual.
Referencia:
Ludmil Alexandrov et al. “The mutagenic forces shaping the genomes of lung cancer in never smokers”. Nature (2025).