
Curso virtual “Agua y Vida en la Panamazonía” revela impactos devastadores de la minería …
La cuarta sesión del curso virtual “Agua y Vida en la Panamazonía: Resistencia, Derechos y Esperanza”, organizado por la Red Eclesial Panamazónica (Repam) con el apoyo del núcleo de Derechos Humanos e Incidencia Internacional, se centró en los casos más alarmantes de vulneración de derechos en torno al agua en territorios amazónicos.
Esta edición contó con la participación de expertos como Pablo Fajardo (Ecuador), Héctor Córdova (Bolivia) y Claudia Vega (Brasil), quienes plantearon desde diversas perspectivas los efectos de las industrias extractivas sobre los ecosistemas acuáticos y las poblaciones indígenas.
El agua contaminada y la lucha por recuperarla
Desde la provincia de Sucumbíos, en la Amazonía ecuatoriana, el abogado ambiental Pablo Fajardo denunció la grave situación provocada por las actividades petroleras: “En esta región no nos queda una fuente de agua limpia”, aseguró Fajardo, explicando que el agua de ríos, lluvia y fuentes subterráneas están contaminadas por la operación irresponsable de la industria hidrocarburífera.
El ponente alertó que, en más de tres décadas, “se han vertido más de 80 mil millones de litros de agua tóxica a los ríos del norte de la Amazonía ecuatoriana”, lo que ha afectado no solo a la biodiversidad y también a las comunidades humanas e indígenas cuya vida depende de estos ríos. “Cuando se contamina un río, no es solo el río la víctima. Se afecta a todo un ecosistema”, manifestó.
En un esfuerzo legal junto a niñas activistas y colectivos como Repam, Fajardo lidera una batalla contra el Estado ecuatoriano para eliminar los mecheros petroleros que contaminan el agua lluvia, la última fuente relativamente limpia para las comunidades. “Esta lucha tiene también una dimensión espiritual, porque rompe la conexión sagrada entre los pueblos indígenas y la naturaleza”, subrayó.
Expansión aurífera y criminalización de defensores
El ingeniero minero y analista Héctor Córdova Eguívar describió la situación crítica que vive Bolivia por la expansión descontrolada de la minería aurífera en la Amazonía. “Estamos hablando de aproximadamente 100 nuevas cooperativas por año que se asientan en territorio amazónico sin control ambiental ni respeto a las comunidades”, señaló.
Uno de los casos más alarmantes ocurre en la comunidad de Tres Marías, donde los floricultores vieron arruinada su producción debido al uso y vertido de aguas contaminadas por parte de cooperativas mineras. “Ahora los dirigentes de la comunidad están presos, denunciados por los mineros con el respaldo de las autoridades”, denunció.
También se refirió al impacto del mercurio en comunidades nómadas que viven de la pesca en el río Beni: “Estudios han demostrado niveles alarmantes de mercurio en sus cuerpos, mucho más allá de lo permitido por la OMS”, alertó Córdova, quien recordó que el Estado boliviano no ha implementado el Plan de Minamata, pese a haberlo firmado hace diez años.
Además, se presentó una acción ambiental preventiva en el caso del río Madre de Dios, exigiendo al Estado medidas inmediatas contra las balsas auríferas que contaminan las aguas. “Las comunidades Tacana y Cavineño están viendo cómo su modo de vida es destruido por la minería. Pedimos paralizar actividades ilegales y revocar licencias otorgadas sin consulta previa”, indicó.
Mercurio, la amenaza invisible que enferma generaciones
La Dra. Claudia Vega, coordinadora del Programa de Mercurio del Centro de Innovación Científica Amazónica (Cincia), ofreció una presentación detallada sobre los impactos del mercurio liberado por la minería artesanal. “El mercurio no se destruye, permanece entre 100 y 10.000 años en el ambiente”, advirtió. Según datos del Cincia, la Amazonía recibe más del 80% del mercurio emitido por minería artesanal en Sudamérica.
Vega explicó cómo este metal se transforma en mercurio orgánico al llegar a cuerpos de agua, acumulándose en los peces y afectando la salud humana, especialmente de niños y mujeres embarazadas: “En Madre de Dios, se liberan 181 toneladas de mercurio por año. El pescado, que es la principal fuente de proteína, está contaminado”.
Uno de los estudios que presentó reveló que los peces carnívoros de zonas mineras superan ampliamente los límites de consumo recomendados por la OMS. Además, los niveles de mercurio en comunidades indígenas eran el doble que en otras poblaciones. “Esto tiene efectos neurológicos irreversibles en los niños expuestos durante el embarazo”, añadió, mostrando imágenes de deformaciones similares a las vistas en Minamata (Japón), de donde toma nombre el convenio internacional.
Repam continúa promoviendo estos espacios de formación y denuncia como parte de su campaña “Agua: vida, derechos y futuro en la Amazonía”, que quiere visibilizar la crisis hídrica causada por el extractivismo, pero también fortalecer redes de resistencia, espiritualidad y esperanza entre los pueblos amazónicos. Las grabaciones del curso están disponibles en los canales de YouTube de Repam y Celam TV para quienes deseen unirse a esta lucha por la vida en la Panamazonía.
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