
Israel bombardea el corazón político de Siria: drusos y beduines amenazan la estabilidad de la región
La situación en Siria escaló de forma vertiginosa durante los últimos días. El detonante inmediato: una nueva ola de violencia entre dos comunidades históricamente enfrentadas en la provincia de Sweida, al sur del país, los drusos y las tribus beduinas. Enfrentamientos armados, ejecuciones y desplazamientos forzosos marcaron una semana de tensiones que no solo sacuden al frágil gobierno de transición sirio, sino que generaron una contundente reacción militar por parte de Israel.
Todo comenzó con un incidente aparentemente menor: un grupo de hombres beduinos armados, pertenecientes a una de las tribus históricamente asentadas en el sur de Siria, montaron un improvisado puesto de control en una carretera secundaria de Sweida. Allí detuvieron a un civil druso, lo golpearon y le robaron su vehículo. Lo que pude ser un mero acto criminal más en un país marcado por años de guerra y desgobierno, rápidamente se convirtió en el catalizador de un conflicto abierto.
La respuesta de las milicias drusas no se hizo esperar. Grupos de autodefensa capturaron a miembros de la tribu beduina, lo que a su vez provocó represalias. En cuestión de horas, se reportaron enfrentamientos armados, incendios intencionales y la ejecución de rehenes por ambos bandos. La violencia se extendió a varias localidades, y los testimonios que han logrado salir de la región hablan de escenas de extrema brutalidad, desplazamientos forzados, ejecuciones y otros tipos de degradaciones humanas.
Milicias drusas portando armas y alzando su bandera en Sweida. Vía X@ sayed_ridha 17/07/2025
Un conflicto más allá de la coyuntura inmediata
Sweida es una ciudad y una provincia cohabitada por ambas comunidades. Los drusos, mayoritarios en la región, son una comunidad etno-religiosa esotéricao árabe con diferentes rasgos identitarios, tanto religiosos como culturales. Su religión, el drusismo, surge a partir de la interpretación de sus primeros profetas del chiismo islámico. Han estado históricamente marginados por Damasco, en su mayoría habitan esta zona de Sweida en Siria, pero también hay importantes comunidades drusas en el Líbano y especialmente Israel, con quien guardan ciertos intereses compartidos. Los drusos son una minoría religiosa clave en Siria, representando solo el 3% de la población del país, predominantemente musulmana sunita.
Por su parte, las tribus beduinas, de tradición nómada y en su mayoría sunnitas, han sido históricamente marginadas por el Estado sirio, y reclaman una mayor representación y acceso a recursos.
Entre ambas comunidades, enfrentadas a lo largo de distintas etapas históricas como el mandato otomano y el colonialismo francés, ha prevalecido un estatus quo, que fue auspiciado por el régimen de Bashar al-Asad, favorable a los intereses drusos dentro del Estado sirio. Sin embargo, el vacío de poder durante la guerra civil siria y tras la caída de al-Asad generó nuevas tensiones entre ambas comunidades: tanto las milicias drusas como las guerrillas beduinas provocaron una escalada y se han acusado mutuamente de contrabando, secuestros y represalias contra el otro bando.
En Israel vive una comunidad drusa de aproximadamente 143 mil personas, que representa cerca del 1,6% de la población del país. Se concentran principalmente en el norte: Altos del Golán, Galilea y la cordillera del Carmelo, en localidades como Daliyat al-Karmel y Yarka, donde han desarrollado una vibrante vida cultural y estrechos lazos comunitarios.
A diferencia de otras comunidades árabes en Israel, los drusos forjaron lo que se conoce como un “pacto de sangre” con el Estado hebreo. Los hombres drusos están sujetos al servicio militar obligatorio en las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) desde 1957, y muchos alcanzaron posiciones de alto rango en el ejército, la policía y las fuerzas de seguridad. Esta integración militar es considerada un aspecto fundamental de la identidad drusa israelí.

El Jefe del Estado Mayor, Teniente General Eyal Zamir, durante una evaluación de la situación en la frontera siria, junto a sus subalternos. Vía X@IDF 16/07/2025
Enfrentamiento directo y acusaciones cruzadas: la figura de Al-Shaara (Al-Golani)
El pasado 13 de julio, las tensiones entre la comunidad drusa y las tribus beduinas, escalaron en una espiral de violencia, con enfrentamientos armados entre las milicias y las guerrillas de ambos bandos. Tras dos días de conflicto, el nuevo régimen sirio ordenó a sus tropas y milicias leales desplegarse por la ciudad con el pretexto de restaurar el orden. Las fuerzas de seguridad del gobierno buscaron restaurar el orden, pero fueron vistas como tomando el lado de las tribus beduinas contra las facciones drusas.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos, un monitor de guerra, indicó que unas 300 personas fueron asesinadas, incluidas 27 que fueron “ejecutadas sumariamente”.
La situación se complica aún más con la figura del nuevo líder sirio, Ahmad al-Sharaa. Tras la caída del régimen de Assad, Al-Sharaa (también conocido como Al-Golani, por su nombre de guerra) emergió como figura de consenso entre distintas facciones rebeldes, pero su historial genera controversia. Exmiembro de grupos islamistas radicales y con vínculos con redes yihadistas durante la década pasada, al-Sharaa ha proyectado una imagen de modernización y reconciliación. No obstante, las denuncias por violaciones a los derechos humanos y la supuesta complicidad de sus fuerzas con las tribus beduinas en Sweida pusieron aquello en duda.

Ahmed Al-Shaara, conocido también como Al-Golani, presidente de facto de Siria. Vía X@Kanthan2030
¿Por qué Israel se involucró en el conflicto?
Frente a esta situación, la comunidad drusa denunció lo que consideran una campaña de exterminio contra su pueblo, orquestada por milicias beduinas con el visto bueno y el apoyo directo del Estado sirio. Es aquí donde entra en escena Israel.
Aunque el Ministerio de Defensa sirio anunció el martes un alto el fuego tras la llegada de sus tropas, los brotes de violencia han continuado sin interrupciones hasta la ofensiva aérea israelí sobre Damasco este miércoles. Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) también realizaron operaciones sobre la propia Sweida, con cerca de 160 ataques aéreos contra las fuerzas sirias.
Para Israel, lo que sucede en Sweida no es un asunto ajeno. Así, lo que comenzó como una crisis local en Siria fue interpretado por el gobierno israelí como una amenaza directa a una comunidad aliada y, por extensión, a su propia seguridad nacional.
Desde el propio gobierno de Israel, incluso fueron más allá, el ministro de Asuntos de la Diáspora de Israel, Amichai Chikli, señaló que el presidente sirio debería ser eliminado. “Cualquiera que piense que Al-Shaara es un líder legítimo, está profundamente equivocado, el es un bárbaro asesino que debe ser eliminado sin demora”, declaró públicamente. Además, calificó a su gobierno como un “régimen de terror islámico nazi de al qaeda en traje y corbata”.
Por su parte, el ministro de Seguridad Nacional de Israel, Itamar Ben Gvir, instó al Gobierno a tomar la decisión de “eliminar” al presidente de transición sirio. “No se puede negociar, lo único que se puede hacer es eliminar a Al Golani”, expresó en un comunicado en el que abogó por “eliminar la cabeza de serpiente”.

Itamar Ben Gvir, el ultraderechista, Ministro de seguridad de Israel, saludando al primer ministro, Benjamin Netanyahu. Vía X@itamarbengvir 18/03/2025
Las fuerzas israelíes denunciaron a las fuerzas sirias de haber permitido e incluso haber participado en “atrocidades” contra los drusos. Ante las hostilidades a una comunidad que consideran “hermana”, en palabras del propio primer ministro, Benjamín Netanyahu el ataque israelí busca el cese de la violencia contra los drusos y la retirada completa de las fuerzas sirias de la zona.
De ahí la decisión israelí de atacar con drones dos sedes del poder militar y político del nuevo régimen de Al-Golani. Con ellas, Tel Aviv instaba a Damasco a retirar sus milicias de Sweida y evitar el apoyo que, según Israel, las fuerzas sirias prestaban contra la comunidad drusa. Tras el ataque, Israel Katz, ministro de Defensa de Israel, publicó en X imágenes del impacto, retransmitido en directo, con un inequívoco mensaje: “Los golpes duros han comenzado”.
Ahora bien, estos ataques también tienen una lectura estratégica. Israel no quiere militantes islámicos cerca de la frontera norte del país. Desde la caída de Al-Assad, las fuerzas israelíes tomaron el control de una zona de amortiguación patrullada por la ONU en Siria cerca de la frontera con los Altos del Golán anexados por Israel y han llevado a cabo cientos de ataques aéreos en sitios militares.
La respuesta Siria
A través de un comunicado, el Ministerio de Exteriores sirio calificó las acciones israelíes como parte de una política “sistemática” que Israel aplica con la intención de “aumentar la tensión, crear caos y socavar la seguridad en Siria”.
“Siria considera a Israel plenamente responsable de esta peligrosa escalada y de sus repercusiones, y afirma que se reservará todo el derecho legítimo a defender su territorio y a su pueblo por todos los medios que garantiza el derecho internacional”, indicó el departamento gubernamental.
Por su lado, el presidente de la República Árabe Siria, Ahmad Al-Sharaa, condenó los recientes ataques aéreos israelíes y denunció que buscan desestabilizar al país y fomentar su división interna. En un discurso televisado, el primero tras los bombardeos israelíes del miércoles, Al-Sharaa afirmó que Siria no permitirá que su territorio se convierta en “una tierra de conflictos” ni que su integridad territorial sea socavada.
De la misma manera, manifestó que el pueblo sirio “no teme a la guerra” y está dispuesto a luchar si su dignidad se ve amenazada.

Ahmed Al-Shaara, presidente de facto de Siria, en una entrevista con un medio local
Luego en la mañana de este jueves, Al-Sharaa, anunció el traspaso de la responsabilidad del mantenimiento de la seguridad en Sweida, a “facciones locales y jeques drusos”, refiriéndose a “la necesidad de evitar hundirse en otra guerra a gran escala” tras cuatro días de violencia.
“Teníamos dos opciones: guerra abierta con la entidad israelí a costa de nuestro pueblo druso, su seguridad y la estabilidad de Siria y de toda la región, o dar a los ancianos y jeques drusos la oportunidad de entrar en razón y dar prioridad al interés nacional”, explicó.
En su discurso, Ahmed al Sharaa prometió hacer “rendir cuentas” por las agresiones contra “nuestro pueblo druso, que está bajo la protección y la responsabilidad del Estado”.
Este anuncio ha sido interpretado por muchos como una señal de debilidad, y además confirma la fragmentación del Estado sirio que está dividido entre múltiples actores locales, étnicos, religiosos y tribales, cada uno con sus propias armas, agendas y alianzas que desafían el proyecto de Al-Shaara.
En sus mensajes, Al-Sharaa intenta centrarse en la coexistencia dentro de la sociedad diversa de Siria, conceder amnistía a exmilitares reclutados, prohibir actos de venganza contra antiguos funcionarios y partidarios del régimen, adoptar un lenguaje neutral y, en ocasiones, conciliador hacia adversarios tradicionales como Israel, Estados Unidos, Irán y Rusia.