
Greenpeace denuncia un aumento "alarmante" de la minería ilegal en la Amazonía brasileña
Río de Janeiro, 25 jul (EFE).- La ONG ambientalista Greenpeace denunció este viernes que el número de balsas dedicadas a la minería ilegal en una región al norte de la Amazonía brasileña aumentó un 316,92 % en cinco meses, una cifra que calificó de «alarmante» tras advertir que varias de las embarcaciones están próximas a zonas protegidas.
En total, se detectaron 542 balsas de ‘garimpo’, como se conoce en Brasil a la extracción ilegal de minerales, operando en el río Madeira y distribuidas en 22 puntos entre los municipios de Calama y Novo Aripuanã, ubicados en los estados de Rondônia y Amazonas, respectivamente.
El hallazgo fue documentado por la ONG en un sobrevuelo realizado el 19 de julio y forma parte del seguimiento a actividades sospechosas de minería ilegal que la organización realiza en la región mediante el sistema de inteligencia Papa Alpha, capaz de detectar estructuras metálicas mediante radar satelital.
«La situación minera en el río Madeira revela un aumento alarmante de la actividad minera» en la región, señala el comunicado de Greenpeace.
Entre enero y febrero, la ONG registró 130 balsas; para la segunda quincena de junio la cifra ya había subido a 285, y entre el 15 y el 18 de julio, el número ya era de 542 balsas.
De acuerdo con la organización, las balsas están ubicadas en «áreas vitales para la estabilidad ecológica de la región», como la reserva do Lago do Cuniã y la Tierra Indígena Lago Jauari.
«Cada balsa ilegal implica mercurio en los ríos, la destrucción de bosques y la amenaza de vidas», sostuvo el portavoz del frente de Pueblos Indígenas de Greenpeace Brasil, Grégor Daflon.
Según Daflon, la actividad, además de devastar el medioambiente, deteriora la calidad del agua y contamina los peces, impactando directamente a las comunidades de la región que dependen de esos recursos.
La lucha contra la minería ilegal es uno de los pilares de la política indígena del Gobierno pero, pese al aumento de los controles para frenarla, la actividad continúa expandiéndose por la espesa selva, dificultando poner fin a esas acciones. EFE
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