Hermann Bellinghausen: Morente, el soñador
−Cada día duermo menos y sueño más, y empieza a ser un problema, ¿sabes? En mi línea de trabajo soñar no sirve de nada, y no dormir tampoco ayuda. He tratado de remediarlo, pero cada intento que hago lo agudiza. Lo tópico sería admitir que estoy enloqueciendo lenta pero irreversiblemente. Todavía tengo cerebro para dar cuenta de cómo comencé a soñar tanto y tan tonto, el tipo de cosas que cuesta trabajo creer. Cada sueño transcurre en los circuitos neuronales del sistema nervioso central, no acá afuera. Visiones, alucinaciones o figuraciones de alguien que no soy éste que ves. La realidad que habito allí está, se ha vuelto mi función observar alrededor desde la profundidad del sueño, batiscafo con ventanas de gran angular en el abismo azul de alguna clase de mar. Así ando entre la gente haciendo creer que soy normal. Deduzco que se la tragan, por la forma en que me tratan. O sea, normal. Nadie sospecha que los estoy mirando desde una dimensión onírica fuera de mi control. Soy un instrumento cazador-recolector al servicio de otra dimensión.
Ir a la fuente.