
Artistas plásticos realizan homenaje a Tribu Seri de Sonora, con mural – Milenio
Artistas plásticos de Hermosillo buscan visibilizar y homenajear a la cultura de la etnia Seri, asentada en las costas del estado de Sonora, a través de murales que forman parte de un corredor cultural que recorrerá diferentes puntos de la ciudad. El objetivo principal de esta iniciativa artística es rendir tributo a una de las culturas originarias más antiguas y representativas del noroeste de México, al tiempo que se promueve la identidad local y se difunde el legado ancestral de los pueblos indígenas.
El proyecto, impulsado por un colectivo de artistas locales, planea que el corredor sea visible en las principales vialidades de la capital sonorense, con murales pintados en bardas de escuelas, centros comunitarios y espacios públicos ubicados en zonas de alta afluencia peatonal y vehicular. Se busca no solo embellecer el entorno urbano, sino también despertar la curiosidad, el respeto y la admiración por la historia y la cosmovisión de la nación Comca’ac, mejor conocida como tribu Seri.
Guadalupe Beyliss, una de las artistas participantes, explicó que uno de los principales propósitos del proyecto es resaltar elementos simbólicos de la cultura Seri que muchas veces son desconocidos por la población urbana. Entre estos elementos destaca la figura de la tortuga Moosni, también conocida como tortuga caguama, una especie marina en peligro de extinción que forma parte esencial de las leyendas y la espiritualidad Seri.
“Estamos tratando de hacer un homenaje para las tortugas que llegan a San Carlos, es un lugar que las protege. Hay una especie de cabina que resguarda los huevitos y mucha gente de aquí no lo sabemos, y es parte de Sonora, entonces es parte de lo que tratamos de mostrar”, comentó Beyliss.

Los murales no solo retratan a la fauna marina, sino también a otros aspectos visuales característicos de la comunidad Seri. Uno de los más distintivos es el uso de pinturas faciales y corporales que las mujeres Seri han heredado de generación en generación. Estas técnicas de maquillaje tradicional son empleadas tanto en ceremonias como en la vida diaria, y poseen un profundo significado simbólico relacionado con el entorno, el mar, los ciclos de la vida y los vínculos comunitarios.
“Tenemos a una chica Seri, una de las etnias más importantes de aquí de Sonora, y la acompaña un borrego cimarrón. Tratamos de expresar así la dualidad y el equilibrio que hay en esa misma dualidad: la flora, la fauna… porque ahí tenemos unos sahuaros también”, explicó.
Los murales se convierten así en ventanas a la cosmovisión de los pueblos originarios. Cada trazo cuenta una historia, cada color evoca un elemento natural o espiritual. En este sentido, también buscan representar leyendas ancestrales contadas por los sabios Seris, que relatan su origen y su vínculo profundo con el mar. Una de las más difundidas entre la comunidad es la leyenda de la tortuga, que simboliza el origen del mundo y de la civilización según sus creencias.
“La tortuga para ellos es el inicio de la civilización. Tienen como un ritual y aparte una leyenda donde la tortuga baja y en las pezuñas regresa a tierra, y es como se empieza a formar aquí el mundo”, relatan los artistas.
Uno de los pilares del proyecto es Roberto Villalobos Rascón, artista con una trayectoria destacada en el arte urbano de Hermosillo. Durante años ha participado en iniciativas que combinan el arte, la memoria y el activismo social. Su participación en este corredor cultural es una continuación natural de su compromiso con el rescate de la identidad sonorense.
“Para mí es una satisfacción y le doy las gracias a las etnias que me han permitido plasmar su cultura. Y aquí en Hermosillo es una satisfacción”, expresó Villalobos.
Los trabajos de pintura artística comenzaron en el marco del “Día Mundial de los Pueblos Indígenas”, que se conmemora cada 9 de agosto y tiene como objetivo reconocer la riqueza cultural, la diversidad lingüística y los derechos de los pueblos originarios en todo el mundo.
La técnica utilizada para estos murales es la técnica mache, un método pictórico de gran detalle que permite combinar el arte figurativo con elementos abstractos y narrativos.
El primer mural del corredor fue plasmado en la Escuela Secundaria Técnica No. 24, ubicada en una zona emblemática de la ciudad. A medida que el corredor avance, se tiene previsto ampliar el contenido artístico incorporando nuevos murales que rescaten distintas expresiones de la cultura sonorense: desde danzas tradicionales hasta saberes medicinales y oficios artesanales.
La etnia Seri, o Comca’ac, está asentada mayormente en dos comunidades costeras: Punta Chueca y El Desemboque, ubicadas cerca de los municipios de Hermosillo y Caborca, respectivamente. Se trata de un pueblo indígena de tradición pescadora, con una lengua, mitología y organización social propia.

De acuerdo con sus autoridades tradicionales, alrededor del 90 por ciento de sus pobladores conservan o dominan la lengua tradicional Seri (Cmiique iitom). Esto convierte a los Seri en una de las comunidades indígenas con mayor preservación lingüística del país, lo cual resulta significativo en un contexto nacional donde muchas lenguas originarias están en riesgo de desaparición.
Según censos realizados por el INEGI, la población actual de los Seri ronda los 807 habitantes. Sus actividades económicas principales son la pesca, la venta de artesanías tradicionales (como collares de conchas, tallas de madera, y figuras de hierro o piedra), así como la elaboración de arte pictórico, sobre todo entre los jóvenes.
En su territorio también coexisten especies animales en peligro de extinción, entre ellas el borrego cimarrón y la vaquita marina, cuya preservación es una responsabilidad compartida entre la comunidad y las autoridades ambientales. Ambos animales encuentran refugio en la Isla del Tiburón, la más grande del país, declarada como área natural protegida y sitio sagrado para los Seri.
El acceso a la Isla del Tiburón (Xazil Xeez) está restringido y controlado. Solo se puede ingresar con autorización de las autoridades tradicionales Seri, quienes han establecido normas para el ingreso, con el objetivo de proteger el ecosistema, pero también de resguardar los sitios ceremoniales y los valores espirituales del lugar. La isla representa para los Seri no solo un espacio físico, sino un eje sagrado de su identidad como pueblo.
Este proyecto artístico no solo embellece los muros de Hermosillo, sino que teje puentes entre la ciudad y la cultura ancestral que habita a sus orillas. Es un recordatorio de que Sonora no es solo desierto y concreto, sino también mar, memoria y resistencia indígena. Al caminar por las calles y ver los murales, los ciudadanos se encontrarán con símbolos que han habitado estas tierras mucho antes de que existieran los mapas.
El arte, en este caso, se convierte en una forma de diálogo y de dignificación. El corredor cultural Seri es apenas el inicio de un movimiento más amplio para reconectar con las raíces culturales de Sonora, darles voz en el espacio público y reconocer a las comunidades originarias no como pasado, sino como presente vivo y vital.
LG