
Conecta Mayor UC impulsa debate sobre exclusión financiera de las personas mayores en Chile
En Chile sólo el 5% de las personas mayores ha recibido algún tipo de capacitación digital, menos del 50% utiliza Internet de manera regular y, en el grupo de mayores de 80 años, el uso de Internet cae al 13%. Frente a estos preocupantes datos, Fundación Conecta Mayor UC manifestó su preocupación por la medida anunciada por la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) de eliminar la tarjeta de coordenadas como mecanismo de autenticación de usuarios en pagos y transferencias electrónicas, ya que expone a este grupo etáreo – que alcanza el 20% de la población – a la exclusión financiera.
Respecto a la falta de visibilidad de estas problemáticas, el director ejecutivo de Fundación Conecta Mayor UC, Eduardo Toro, explica que desde Conecta Mayor se busca construir “un Chile más humano con el segmento que a Conecta Mayor le toca, con las personas mayores”, por eso, la incidencia en políticas públicas es una de las prioridades.
“Tenemos un problema relevante de un segmento de la población que poco se escucha y por eso nos sentimos convocados desde Conecta Mayor a darle voz a este desafío, no solo por hacer ruido, sino que para generar cambios reales. En este caso, el modificar la medida discriminatoria que tomó la CMF”, señala.
Relación con entidades públicas y privadas
Conecta Mayor UC mantiene un trabajo permanente con diversos organismos del Estado, abarcando ámbitos como el pago de pensiones, el acceso a servicios financieros y el transporte. Esta labor tiene como propósito facilitar y mejorar el acceso de las personas mayores a trámites y prestaciones esenciales, promoviendo su autonomía, seguridad y bienestar, contribuyendo a su plena inclusión en la vida social y económica del país. Asimismo, busca generar conciencia de que la sociedad digital debe ser un espacio inclusivo para todas las personas, sin importar su edad o nivel de habilidades digitales.
En el caso del ministerio de Hacienda, Toro revela que la semana pasada se juntaron con un equipo de la CMF para plantearles la necesidad de promover la inclusión digital financiera, especialmente en el segmento de personas mayores, y en paralelo también se reunieron con la Asociación de Bancos (ABIF) para pensar en conjunto un programa especialmente pensado en este segmento.
“Cuando se trata de un segmento tan importante, casi 4 millones de personas, el desafío inicial es entender cómo nos articulamos como sociedad completa para enfrentar este reto. En este caso, desde la academia y la sociedad civil a través de Conecta Mayor UC, donde contamos con una metodología de educación digital inclusiva especialmente diseñada con un enfoque gerontológico, y también con la capacidad de levantar la voz por un segmento que no ha sido escuchado por el Estado mediante políticas públicas y programas, y el sector privado -en este caso en particular la industria bancaria-, acogiendo las necesidades de sus clientes mayores y poniendo foco y proactividad en el diseño y ejecución de productos y servicios que consideren a la población de todas las edades”.
¿Cómo se avanza en la inclusión digital financiera? Los caminos a seguir

Para Eduardo Toro, el primer paso es la capacitación, es decir, la educación digital para que las personas mayores «sean parte de la era tecnológica, al igual que las personas de cualquier edad. En la práctica, esto se logra con programas de distinta índole para capacitar en el uso concreto, enfrentar los temores y también generar sensibilización respecto a por qué se toman estas decisiones, evitando así el agobio y la frustración, y logrando derribar algunos mitos y prejuicios respecto a la tecnología”.
Luego, la atención debe estar en las soluciones tecnológicas que se entreguen en reemplazo de la tarjeta de coordenadas, ya sea un digipass o la app del banco para realizar operaciones bancarias: “Para que esta solución sea inclusiva, requiere de un proceso de diseño con enfoque gerontológico y que también involucre a los clientes. Lo más importante es no ser paternalista, por eso hay que incluir a las personas mayores en el diseño de los productos y servicios. Se podría simplificar el problema y creer que tamaños grandes y colores con el contraste adecuado es suficiente, pero la verdad es que es mucho más que eso”, explica, y agrega que se debe considerar que la instrucción sea suficientemente intuitiva, que no haya tantos pasos, que estén claras las instrucciones y que la operación en sí tenga las claves visuales adecuadas, entre otros.

“Es muy importante que el proceso no genere agobio, y que también se consideren las dificultades que pueda tener la población no nativa digital, para poder apoyarla en este proceso, por ejemplo con guías, con atención personalizada y notificaciones que vayan orientando durante la operación. Hay una serie de medidas que nosotros estamos proponiéndole a las distintas instituciones financieras para poder trabajar en conjunto durante este año que la CMF acaba de dar para la impñementación de la norma”, dice Toro.
El director ejecutivo indica que el término de la tarjeta de coordenadas de alguna manera evidencia una dificultad puntual que genera la brecha, pero que se amplía a mucho más que eso: “Hay otros procesos bancarios y financieros, donde las personas mayores necesitan apoyo para su digitalización inicial y así poder ser parte del mercado financiero moderno. Y más allá de la banca, en lo digital en general nos encontramos por ejemplo con la Ley de Transformación Digital del Estado, que en el 2027 va a digitalizar el 100% de sus trámites. Cuando nos enfrentemos a ese plazo, cuando las personas mayores deban exclusivamente hacer sus trámites online, pasará lo mismo que ahora con las tarjetas. Hay una serie de desafíos que tienen que ver con la necesidad urgente de diseñar y ejecutar una estrategia nacional de digitalización que involucre tanto al sector público como al privado”.