
Las 14 rutas del combustible que abastece a la minería ilegal en Madre de Dios
El letrero de papel está en la mayoría de grifos de la carretera Interoceánica Sur, entre el distrito de Inambari y Tambopata, en Madre de Dios: “No hay gasolina. Gracias por su comprensión”, indica la hoja bond que reposa sobre el tablero del dispensador de combustible.
—Casi toda la gasolina va para la minería —cuenta un transportista que vive en Puerto Maldonado, la capital de la región, desde el 2000, y conduce a OjoPúblico por las principales vías usadas para el transporte ilegal del insumo por la Carretera Interoceánica Sur, en el trayecto que conecta a Madre de Dios y la frontera con Brasil.
Este medio recorrió las rutas que siguen a diario más de 200 autos acondicionados para el transporte de diésel, según un cálculo de inteligencia policial. El combustible permite el funcionamiento de las dragas y maquinarias fluviales que operan sin permiso en La Pampa —corazón de la minería ilegal peruana— y otros puntos donde se extrae oro en la Amazonía.
Para que una draga convencional —embarcación flotante que permite extraer el mineral de los ríos y fuentes de agua— opere durante una semana se necesitan, en promedio, cinco bidones de combustible. Es decir, unos 250 galones. En el mercado negro esa cantidad de diésel supera los S/5.000, según fuentes fiscales y policiales consultadas. Esto es alrededor de 35% más que el valor del insumo en los grifos formales de la carretera.
El comercio ilegal de gasolina también maneja cifras lucrativas. Si trabaja todos los días de la semana, el transporte de gasolina tiene una ganancia mensual que supera los S/45.000 para cada vehículo que lleva el cargamento ilegal por carretera. Si la mercadería usa alguna vía fluvial, puede duplicar o triplicar su valor.
OjoPúblico recorrió las rutas que siguen, a diario, más de 200 autos acondicionados para transportar diésel para la minería ilegal de Madre de Dios».
En Madre de Dios, el tráfico de combustible tiene, al menos, cinco formas para pasar inadvertido en los controles, según reportes de inteligencia policial. Estas modalidades implican el uso de caravanas de autos, transporte coordinado con vías fluviales, la participación de grifos para emisión de comprobantes de venta falsos, la manipulación de GPS y descargas ficticias en establecimientos formales.
Entre 2018 y lo que va de 2025, la demanda de combustible creció en los distritos de Tambopata, Laberinto e Inambari, según registros del Organismo Supervisor de la Inversión en Energía y Minería (Osinergmin) entregados a este medio, vía la Ley de Transparencia. Solo en Tambopata hay 33 grifos registrados, de acuerdo a la entidad. Esto es casi el doble de los que tiene San Juan de Lurigancho, el distrito más poblado del país.
Esta oferta, advierten fuentes fiscales, no guarda relación con la demanda formal de combustible en la región. Por eso, sospechan que existen vínculos entre los grifos formales y el desvío del insumo hacía la minería ilegal. Los distritos de Inambari y Laberinto, mientras tanto, tiene registrados 24 y seis establecimientos de venta de combustible, de forma respectiva.
En el desvío de diésel para la minería ilegal también participan algunos grifos ubicados en zonas estratégicas, de acuerdo a información a la que accedió OjoPúblico. Esto ocurre, sobre todo, en Puerto Maldonado, Laberinto, Mazuko y Lechemayo, el último ubicado en Puno. Solo en el tramo de la carretera Interoceánica Sur de San Gabán (Puno) hasta Puerto Maldonado, este medio detectó más de 30 grifos y otra decena en construcción.
Una zona gris es el origen del combustible ya que no hay datos de acceso público sobre la distribución que tiene PetroPerú, la compañía estatal que lidera el abastecimiento de diésel en el país. Fuentes fiscales y policiales apuntan al contrabando de gasolina desde Bolivia, una ruta que también se toma para otros insumos de la minería, como el mercurio.
Infografía: OjoPúblico / Jhafet Ruiz.
Caminos y formas de transporte
A más de 30 grados, el calor en Puerto Maldonado mantiene los ventiladores encendidos de cada negocio. En la ciudad —capital de la región Madre de Dios— se ubica la Interoceánica Sur, la principal vía asfaltada que conecta a este territorio amazónico con Iñapari, un distrito fronterizo con Brasil. La carretera recibe, cada día, más de 200 vehículos que transportan gasolina usada para la minería ilegal, de acuerdo a fuentes de inteligencia policial.
Puerto Maldonado es una ruta para el paso de los “lecheros” —denominación que reciben quienes transportan el combustible de un punto a otro—. La Policía ya ha identificado distintos lugares donde se desarrolla esta actividad ilegal. Entre ellos se encuentran, por ejemplo, Laberinto, Huantupa, Boca Unión, Unión Progreso y La Pampa.
A estos se suman Mazuko, capital del distrito de Inambari. Desde ese punto, según fuentes de inteligencia, también hay rutas hacia las localidades de Sarayacu, Santa Rosa y La Pampa. Otra de las rutas documentadas, en tanto, corresponde a Lechemayo, en la región Puno. Desde este territorio puneño hay tres rutas que conducen hacia Mazuko, Punquiri Chico y Sarayacu, todos en Madre de Dios.
Otro de los focos de contrabando se produce entre Bolivia y Perú. Aquí, el punto fronterizo de Tilali (Puno) es una vía para el tráfico de este insumo. Fuentes policiales apuntan a que el traslado se realiza en dirección hacia Lechemayo, a casi ocho horas en auto de territorio fronterizo.
Además del contrabando por carretera, el combustible también se transporta por dos rutas fluviales, sobre los ríos Madre de Dios y el Inambari».
En un recorrido por la Interoceánica Sur, este medio corroboró que los autos usados para el tráfico de gasolina son camionetas negras tipo minivan, con lunas polarizadas, y con una capacidad para transportar entre 12 y 20 pasajeros. Sin embargo, para movilizar la gasolina, han sido acondicionadas sin asientos, de modo que puedan trasladar de 12 a 24 “timbas” —cargamentos que equivalen a 216 y 432 galones, respectivamente—.
“La mayoría de estos vehículos son clonados [usan una placa que no le corresponde] y con deuda [no se han terminado de pagar]”, advierte una fuente de inteligencia a OjoPúblico. Según explica, también hay camiones Fuso Canter, modelo de la marca Mitsubishi, que pueden transportar de 660 a 1.100 galones. A este grupo se añaden las cisternas, que recogen la gasolina en coordinación con grifos de la carretera Interoceánica Sur.
El transporte por carretera no es la única ruta que tiene el combustible. Los entrevistados señalan dos vías fluviales en la región, basados en el seguimiento a embarcaciones sobre los ríos Madre de Dios y el Inambari.
TRANSPORTE. El combustible destinado a la minería ilegal, que opera en La Pampa (Madre de Dios) tiene como principal recorrido a la carretera Interoceánica Sur.
Foto: OjoPúblico.
La primera inicia en Laberinto. Desde allí, se dirige a Boca Unión, Malvinas y, por último, Unión Progreso. La segunda, mientras tanto, empieza en Lechemayo. De allí, se desplaza a Puerto Mazuko, Punquiri, Santa Rosa y, luego, a Sarayacu. Todos los caminos pertenecen a la región Madre de Dios.
Las personas dedicadas al tráfico de diésel emplean embarcaciones denominadas “ballenas”. Les dicen así porque tienen forma alargada y, al llevar mercadería celeste, adquieren una apariencia similar a la del mamífero. Con estas, los traficantes pueden transportar entre 40 y 50 bidones plásticos, a los que llaman “chavos”.
Cada uno de los “chavos” tiene una capacidad equivalente a 55 galones y su valor en el mercado negro supera los S/1.100. Las operaciones no solo ocurren de noche: hay informes de inteligencia donde se aprecia la movilización de gasolina a diferentes horas del día.
Uno de los actores que permiten este desvío de combustible son los grifos formales próximos al río o, incluso, los que tienen sus establecimientos flotantes sobre la corriente fluvial. En el distrito de Laberinto, con estrechas calles donde se confunden motores y partes de dragas por ensamblar, operan tres grifos cercanos al río Madre de Dios.
MAQUINARIA. En La Pampa, Madre de Dios, las dragas con las que los mineros succionan el oro de los ríos requieren 250 galones de combustible para operar por una semana.
Foto: OjoPúblico / Aldair Mejía.
Modalidades para el desvío
Las rutas del traslado de combustible muestran cómo se puede llegar al núcleo de la extracción minera: La Pampa. Este medio, con información de inteligencia policial y la fiscalía ambiental, también conoció que hay —por lo menos— cinco maneras para que la movilización de combustible sea posible. En los métodos participan distintos actores, que operan bajo la formalidad, y se reinventan para saltar el control de las autoridades.
A la primera manera de camuflar el diésel se le denomina “culebra” por la forma en que se colocan: uno detrás de otro, recorriendo las curvas de la Interoceánica Sur. Transitan desde las 4 a.m. en grupos de entre tres y siete vehículos, según fuentes policiales. En la ruta desde Mazuko, en el distrito de Inambari, la caravana puede incluir un total de entre 10 y 15 vehículos.
Al primero de ellos —la cabeza de la “culebra”— se le denomina “liebre” o “de avanzada” y es el responsable de advertir si hay controles policiales. Este vehículo no transporta ningún tipo de combustible y suele ser un auto de modelo pequeño.
El último de la caravana, mientras tanto, cumple un rol de “contención”. Su trabajo consiste en estar alerta ante un operativo alertado por la “liebre” y es el llamado a “distraer” a las autoridades para que los vehículos del medio circulen sin ser advertidos.
En los operativos, la Policía ha detectado que los vehículos de “contención” no transportan combustible, pero sí importantes sumas de dinero en efectivo. A inicios de junio, Radio Madre de Dios difundió un video que expuso a un militar recibiendo una presunta coima de mineros ilegales.
MODALIDAD. El tráfico de combustible también tiene como participantes a las «ballenas», embarcaciones fluviales que surcan los ríos Inambari y Madre de Dios.
Foto: OjoPúblico.
De acuerdo a fuentes fiscales y de inteligencia, el llenado de estos autos tiene como proveedores a establecimientos formales de venta de combustible ubicados en la carretera Interoceánica Sur. A fines de enero de 2024, un trabajador del grifo Eric, en Madre de Dios, fue sentenciado a tres años de pena suspendida por suministrar combustible que iba a ser cargado en vehículos con destino a la minería ilegal, pero la operación fue frustrada por efectivos de la policía ambiental de esa región.
La segunda forma de desviar el combustible depende de las “ballenas” que surcan los ríos Madre de Dios e Inambari, con una o dos personas como tripulación. Las fuentes de inteligencia han determinado que estas embarcaciones, debido al poco control del lugar, transitan el Inambari durante la madrugada con destino a La Pampa y, en la mañana, retornan con los envases vacíos hacia Lechemayo, en Puno.
VALOR. En el mercado negro, el costo para operar una draga convencional por una semana llega a los S/5.000 por 250 galones del combustible.
Foto: OjoPúblico / Aldair Mejía.
Su abastecimiento, indicaron fuentes fiscales y policiales, depende de la colaboración de grifos flotantes y los cercanos a los ríos. Una característica identificada de estos establecimientos formales es que, para garantizar la reserva de sus actividades, el personal inicia las cargas de las “ballenas” pasadas las 6 p.m.
Una tercera manera es el uso de vehículos autorizados para el transporte de combustible en unidades Fuso Canter, que cuentan con documentación de Osinergmin para la movilización de la gasolina, pero terminan desviadas para la maquinaria de la minería ilegal, en su mayoría en La Pampa.
Para respaldar esta operación en apariencia legal, los grifos formales emiten boletas de venta a nombre de terceros o personas inscritas en el Registro Integral de Formalización Minera (Reinfo) que tienen permiso para el traslado de combustible. Las autoridades han detectado a testaferros e, incluso, personas fallecidas a las que se les ha emitido las boletas de venta por la compra de combustible.
ESTABLECIMIENTOS. A lo largo de la carretera Interoceánica Sur, en la ruta de Puno a Madre de Dios, se ubican grifos formales bajo sospecha de ser aliados de la minería ilegal.
Fotos: OjoPúblico / Aramís Castro.
En los últimos años, advierten fuentes de inteligencia y fiscales, las modalidades se han sofisticado y, dentro de los actores del tráfico de combustible, también han ingresado las cisternas. Estas unidades pueden transportar de 5.000 a 10.000 galones de diésel, una cantidad que equivale a más de S/200.000 en el negocio ilícito.
Las cisternas cuentan con un dispositivo GPS para que el Osinergmin haga un seguimiento en tiempo real de la ruta que siguen hacia los grifos formales. Sin embargo, al iniciar el transporte, los traficantes retiran este aparato y lo colocan en camiones o motos que acompañan todo el trayecto. Luego, este auto o moto se estaciona en el grifo donde estaba prevista la descarga formal.
El producto de la cisterna, desviado con la manipulación de los GPS, es descargado en puntos cercanos a los ríos donde —generalmente, durante la madrugada— se llenan los “chavos” para su posterior envío a La Pampa, por medio de las embarcaciones fluviales que operan en la zona.
Las cisternas también participan en otra forma de desviar combustible. En esta modalidad, las unidades permanecen durante varias horas en el grifo formal, pero sin realizar ninguna descarga. Luego, como en el caso anterior, se retiran a los puntos de carga de los envases ilegales.
El rol de las autoridades
En dos recorridos realizados a fines de julio, OjoPúblico comprobó el escaso control de las autoridades tributarias y policiales que hay entre Lechemayo y La Pampa. En la ruta de San Gabán (Puno), hacia Puerto Maldonado, solo se ubica un puesto de la Superintendencia Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria (Sunat) —llamado Las Palmeras— en el distrito de Inambari (Madre de Dios), y un pequeño grupo de vehículos de la policía de carreteras.
Al ser consultada por este medio, la Sunat indicó que, según la normativa vigente, realizan “controles especiales en el transporte”. En estas inspecciones se valida que los encargados de transportar el combustible se encuentren inscritos en la Sunat y lleven las cantidades autorizadas del producto.
Entre 2018 y mayo de este año, intervinieron más de 1.100 toneladas de combustible con origen no sustentado, según explicaron. Por eso, remitieron 761 casos a la fiscalía ambiental de Madre de Dios. El 70% de ellos data de 2018.
A una manera de camuflar el diésel se le denomina ‘culebra’ por la forma en que se colocan: uno detrás de otro, recorriendo las curvas de la Interoceánica Sur».
“[La Sunat] participa de intervenciones con hechos aislados y pretende armar el megacaso”, cuestiona una fuente fiscal. A su criterio, también es necesario controlar otros elementos que permiten el funcionamiento de la minería ilegal, como el comercio de bombas de succión, los tubos de metal o cilindros usados en las dragas.
“Nadie dice nada, por ejemplo, de la cantidad de tiendas de motores que se han abierto en Puerto Maldonado desde 2019, y la cantidad de dinero que han hecho vendiendo motores nuevos y usados”, explicó.
Martín Arana Cardó, especialista de la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS), sostiene que la fiscalización no debería ser “tan pasiva” en el puesto de control que tiene la Sunat en la carretera, e incluir “trabajos de campo” en otros puntos donde transita el combustible ilegal, como las vías fluviales.
RUTA. La carretera Interoceánica Sur, que en uno de sus tramos recorre Madre de Dios hasta la frontera con Brasil, se ha convertido en el paso de combustible empleado en la minería ilegal.
Foto: OjoPúblico / Aramís Castro.
“Los vehículos que llevan combustible hacen un desvío hasta la orilla del río donde descargan todo. Cuando pasan el control de carretera [de la Sunat], ya pasan limpios, por decirlo de alguna manera”, explicó.
El Ministerio de Energía y Minas, a cargo del Reinfo, es otro de los responsables del control del desvío de combustible. Sin embargo, en enero de este año, aprobó un decreto supremo para autorizar la venta del insumo en Fitzcarrald, un distrito que pertenece a una provincia donde hay presencia de minería ilegal.
Aunque OjoPúblico le consultó a la cartera por el trabajo que realizan junto a otras instituciones para enfrentar el comercio ilegal de este insumo, no contestaron.
El Osinergmin, otra de las instituciones involucradas, se negó a entregar información sobre la producción detallada de los grifos mediante la Ley de Transparencia. Según alegó, esos datos están categorizados como “confidenciales” desde hace más de dos décadas.
Sobre este punto, el sector indicó —a través de su oficina de prensa— que, si bien esta información es reservada, cada mes publican información general de las regiones para conocer la evolución de la demanda de combustibles. En su respuesta escrita, el Osinergmin agregó que la ciudadanía cuenta con herramientas digitales para consultar los precios por grifo.
La entidad también aseguró que, entre el año pasado y lo que va del 2025, han realizado más de 50.000 supervisiones a medios de transporte de combustible líquido para verificar que llegue a los grifos o consumidores directos en Madre de Dios. Sin embargo, pese a los esfuerzos declarados por las instituciones, este insumo todavía tiene un rol fundamental en la cadena productiva del oro ilegal.