
El telescopio espacial James Webb descubre una nueva luna orbitando Urano
Un equipo internacional liderado por el Southwest Research Institute (SwRI) ha detectado con el telescopio espacial James Webb una diminuta luna orbitando Urano. El hallazgo eleva a 29 el número de satélites conocidos de este planeta y recuerda que, incluso en nuestro propio sistema solar, todavía hay piezas por descubrir.
El nuevo objeto ha sido bautizado provisionalmente como S/2025 U1. Mide unos diez kilómetros de diámetro y se sitúa en la órbita ecuatorial de Urano, entre las lunas Ophelia y Bianca. La detección se realizó a partir de diez exposiciones largas captadas el 2 de febrero de 2025 con la cámara de infrarrojo cercano (NIRCam) del James Webb. Debido a su tamaño y lejanía, este satélite había pasado inadvertido para la sonda Voyager 2, que en 1986 fue la única en acercarse al planeta. Según el comunicado del SwRI, “este objeto es, con diferencia, el más pequeño descubierto hasta la fecha”.
Un satélite que la Voyager 2 y el Hubble no detectaron
Urano es el séptimo planeta del sistema solar y uno de los más enigmáticos. Su eje de rotación está inclinado más de 90 grados, como si rodara de costado alrededor del Sol, lo que le ha valido el apodo de “el planeta tumbado”. Su atmósfera, compuesta principalmente de hidrógeno, helio y metano, le otorga el característico tono azul verdoso.
Los astrónomos llevan décadas rastreando sus lunas. Cinco de ellas —Titania, Oberon, Umbriel, Ariel y Miranda— son consideradas las mayores y fueron descubiertas entre finales del siglo XVIII y mediados del XX. El resto, en su mayoría pequeños cuerpos irregulares, se identificó gracias a la Voyager 2 y a observaciones desde telescopios terrestres.
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El nuevo satélite es el decimocuarto miembro del complejo sistema que rodea Urano. Según Matthew Tiscareno, del Instituto SETI, “ningún otro planeta tiene tantas lunas pequeñas interiores como Urano, y sus complejas interrelaciones con los anillos sugieren una historia caótica que difumina la frontera entre un sistema de anillos y un sistema de lunas”.
La convención internacional establece que todas las lunas de Urano reciban nombres de personajes de Shakespeare o de Alexander Pope. Esta norma se remonta a 1852, cuando John Herschel, hijo del descubridor del planeta, propuso esa referencia literaria para distinguirlas de las de Júpiter y Saturno, que siguen la mitología clásica. Desde entonces, la Unión Astronómica Internacional mantiene la tradición y la futura denominación oficial de S/2025 U1 deberá seguir esa línea. “Con tantas lunas de Urano nombradas por personajes de Shakespeare, nuestro equipo está recibiendo una buena dosis de cultura al pensar cómo llamar a este nuevo hallazgo”, detallan los investigadores.

El objeto es, con diferencia, la luna más pequeña del sistema de Urano hasta la fecha.
Detectar un satélite de apenas diez kilómetros a casi 3.000 millones de kilómetros de distancia representa un logro técnico excepcional. Para conseguirlo, los investigadores aplicaron un tratamiento combinado de los datos obtenidos por el Webb, que permitió generar una imagen compuesta mostrando simultáneamente la atmósfera de Urano, el brillo de sus anillos y el tenue resplandor de sus pequeñas lunas. Según el comunicado, “suponiendo que la nueva luna tenga un albedo comparable al de otros satélites cercanos, este objeto tiene probablemente unas seis millas de diámetro”.
Una pieza más en el rompecabezas orbital de Urano
Aunque el hallazgo no cambia de manera radical nuestra visión de Urano, sí añade una pieza clave a su complejo sistema de lunas. Los satélites más pequeños desempeñan un papel fundamental en la estructura de los anillos, estabilizando y delimitando sus bordes, y conocer con mayor precisión su número y distribución ayuda a entender cómo se mantienen estables estos sistemas dinámicos. Al mismo tiempo, este descubrimiento recuerda que, pese a décadas de estudio y observaciones realizadas desde la Voyager 2, el Hubble y telescopios terrestres, Urano sigue guardando secretos, subrayando que en astronomía incluso lo que parece completo puede resultar solo provisional.
El descubrimiento coincide con un creciente interés científico por Urano y sus lunas. La comunidad astronómica internacional lleva años reclamando una misión dedicada al planeta helado, y en 2022 la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos identificó la exploración de Urano como máxima prioridad planetaria para las próximas décadas. La NASA ya trabaja en el concepto de misión Uranus Orbiter and Probe, que podría lanzarse en la década de 2030, con el objetivo de investigar en detalle la atmósfera del planeta y la naturaleza de sus lunas, algunas de las cuales podrían albergar océanos internos. En ese contexto, cada nueva luna descubierta no es solo una cifra añadida a una lista, sino una pista sobre la formación y evolución de los sistemas planetarios.