
Estos son los mejores candidatos para encontrar civilizaciones extraterrestres
En un nuevo esfuerzo por descubrir algún signo de inteligencia fuera de la Tierra, un equipo de investigadores de la Universidad Estatal de Pennsylvania y el Jet Propulsion Laboratory de la NASA ha optado por un enfoque completamente nuevo, y en lugar de buscar … firmas biológicas o tecnológicas que delaten la presencia de una civilización alienígena, han preferido llevar a cabo un curioso ejercicio de ‘introspección’.
Bajo la dirección de Pinchen Fan, en efecto, el equipo realizó un exhaustivo registro de dos décadas de nuestras propias transmisiones a través de la Red de Espacio Profundo (DSN) de la NASA, un gigantesco entramado de antenas parabólicas ubicadas en tres puntos estratégicos del globo -Goldstone (California), Robledo de Chavela (Madrid) y Camberra (Australia)-, distribuidas de tal forma que, a medida que la Tierra gira, siempre haya una de ellas en contacto con nuestras misiones espaciales. La Red de Espacio Profundo es el ‘cordón umbilical’ de radio que nos une con sondas tan icónicas como la New Horizons, que visitó Plutón, o con telescopios como el James Webb, que no deja de enviarnos a través de ella esas increíbles imágenes tomadas desde su privilegiado punto de observación.
En busca de patrones
Fan y sus colegas no buscaban mensajes secretos, sino patrones. La pregunta era simple: ¿hacia dónde y con qué frecuencia estamos apuntando las señales más potentes de la humanidad? La respuesta fue contundente: no estamos ‘gritando’ al azar hacia el vacío interestelar, sino que mantenemos una conversación muy específica y concentrada con nuestros propios artefactos. La mayoría de esas transmisiones de alta potencia se dirigen a nuestras sondas y rovers repartidos por el Sistema Solar, especialmente aquellos que exploran Marte.
Una de las conclusiones más importantes del estudio es que, si bien apuntamos nuestras señales a una nave en particular, esa comunicación no es como un rayo láser, compacto y perfectamente delimitado. Muy al contrario, las ondas de radio se expanden a medida que viajan, lo que los científicos llaman ‘derrame’ o ‘spillover’. Lo cual significa que, desde el punto de vista de un observador distante, fuera de nuestro sistema, una nave espacial o incluso un planeta entero no bastan para ‘bloquear’ completamente la transmisión. Y aquí está la clave: si un planeta alienígena estuviera alineado con la Tierra, por ejemplo con Marte, podría captar ese ‘derrame’ de nuestra señal.
Según el estudio publicado en ‘Astrophysycal Journal Letters‘, si una civilización extraterrestre estuviera en una posición que le permitiera observar una alineación entre la Tierra y Marte, la probabilidad de que estuvieran en el camino de una de nuestras transmisiones sería de un sorprendente 77%. Si la alineación fuera con cualquier otro de nuestros planetas, las posibilidades bajan, pero seguirán siendo significativas: un 12%. Fuera de estas alineaciones, la probabilidad sería ínfima, casi cero.
Una ‘hoja de ruta’
El estudio, por lo tanto, no solo nos dice cómo podríamos ser detectados, sino que, de forma inversa, nos proporciona una ‘hoja de ruta’ para nuestra propia búsqueda de vida inteligente. Al igual que nosotros, una civilización alienígena podría estar emitiendo señales concentradas hacia sus propios planetas o sondas. Es decir, que en lugar de barrer al azar el cielo nocturno en busca de una señal, los investigadores de SETI deberían concentrar sus esfuerzos en observar exoplanetas cuando se alinean con sus estrellas anfitrionas. Si una civilización alienígena estuviera haciendo lo mismo que nosotros, sus señales más fuertes, como las nuestras, irían dirigidas a sus propias sondas.
Los investigadores señalan un importante detalle sobre nuestro propio Sistema Solar: es notablemente plano. Como si los planetas fueran migas de pan sobre un plato. Y eso hace que la mayoría de las transmisiones de nuestra Red de Espacio Profundo se produzcan dentro de un rango de apenas 5 grados con respecto a nuestra propia órbita. Lo cual significa que nuestra ‘voz’ se extiende principalmente a lo largo del ‘plato’, no de forma perpendicular a él. Por lo tanto, si una civilización nos estuviera escuchando, tendría que estar en un sistema estelar con una orientación similar a la nuestra, es decir, con el borde de su ‘plato’ y apuntando hacia nosotros.
Además, los autores calcularon el alcance de nuestras transmisiones. Y el resultado es que, en promedio, una señal de la DSN podría ser detectada por un telescopio similar a los nuestros a una distancia de unos 23 años luz. Esto significa que deberíamos enfocar nuestra búsqueda en los sistemas estelares dentro de ese radio, prestando especial atención a aquellos cuyas órbitas planetarias estén orientadas ‘de canto’ hacia la Tierra.
No solo radio
El estudio también sugiere que la misma estrategia podría aplicarse también a la búsqueda de transmisiones láser. Aunque los láseres se dispersan mucho menos que las ondas de radio, las civilizaciones avanzadas podrían optar por ellos para comunicarse, ya que son mucho más eficientes. De hecho, la propia NASA está probando su sistema de comunicación láser interplanetario.
Jason Wright, Director del Centro de Inteligencia Extraterrestre de la Penn State y coautor del estudio, apunta a un futuro prometedor. La humanidad, dice, está en una etapa muy temprana de su viaje espacial. A medida que exploremos más y más el Sistema Solar, nuestras transmisiones irán en aumento. Y este estudio puede llegar a ser una valiosa guía para mejorar la búsqueda de inteligencia extraterrestre. El equipo de Fan, de hecho, ya está planificando identificar los sistemas estelares más prometedores y calcular con qué frecuencia podrían haber recibido ya nuestras señales.
El nuevo enfoque también se verá beneficiado por misiones futuras como el Telescopio Espacial Roman Grace de la NASA, cuyo lanzamiento está previsto para la segunda mitad de la década. Este telescopio está diseñado para detectar cientos de miles de exoplanetas que aún no conocemos. Y a medida que lo haga, nuestras oportunidades de encontrar alineaciones favorables y, por lo tanto, de captar una señal, se multiplicarán exponencialmente.