Aung San Suu Kyi recibe cuatro años más de prisión tras nuevas condenas
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La derrocada líder de Myanmar fue sentenciada por un lustro en las causas que la acusan de vulnerar leyes contra la pandemia y por poseer ilegalmente elementos de telecomunicaciones. Ya acarreaba dos años por resoluciones anteriores y, entre todas las denuncias, podrían caerle casi 100 años de cárcel. Las instituciones de derechos humanos se expresaron en repudio de la persecución a la Nobel de la Paz.
Este lunes, en Naipyidó, la referente birmana Aung San Suu Kyi continuó recibiendo fallos judiciales en su contra luego de que el Tribunal especial de justicia, que responde a la Junta Militar, emitiera la sentencia en nuevas causas. En procesos separados, la acusan de romper legislaciones preventivas contra la pandemia y por la posesión e importación ilegal de dispositivos de comunicaciones.
Por la primera demanda fue condenada a dos años por no respetar protocolos sanitarios para prevenir la propagación de coronavirus en un acto electoral para los comicios de noviembre de 2020.
En el segundo caso, los magistrados decidieron castigar a la líder birmana con tres años por violar la Ley de Exportación e Importación y la ley de Telecomunicaciones luego de que se le encontraran seis walkie-talkies y un inhibidor de señales. Cada ley quebrantada ameritó un juicio diferente, por lo que se le dieron dos y un año respectivamente, penas que se cumplirán de manera simultánea.
A través de sus abogados, que tienen prohibido hablar con los medios de comunicación por una decisión de la junta militar, Suu Kyi negó las acusaciones de todos los casos que cayeron sobre ella y que podrían redondear casi un siglo de cárcel.
Los cuatro años de hoy se suman a otros dos de un fallo en diciembre pasado. Entre la docena de causas por las que será juzgada, figuran hechos por corrupción y por vulnerar la ley de Secretos Oficiales, cargos que podrían sumarle casi tres décadas entre ambos.
La situación de la líder de 76 años está sumida en circunstancias sospechosas y de pocas certezas. Detenida luego de ser derrocada en un golpe de Estado en febrero de 2021, no se conoce su paradero ni donde está arrestada, aunque no sería en una prisión. En audiencias recientes Suu Kyi portó una indumentaria blanca y un longyi envolvente marrón, la ropa tradicional de los reos en Myanmar.
El golpe de Estado, justificado por un supuesto fraude masivo en las elecciones de 2020, hundió al país en un círculo de crisis política, social y económica, donde se producen enfrentamientos violentos de guerrilleros. Casi 1500 personas fallecieron por la feroz represión policial y de militares desde la asunción de la Junta.
Grupos de Derechos Humanos repudiaron la persecución en Myanmar
Los sucesos contra Aung San Suu Kyi despertaron el enojo de importantes organizaciones que abogan por los derechos humanos. Los fieles de la derrocada líder aseguran que los procedimientos son armados a voluntad por los militares para terminar su carrera política. El secretismo alrededor de los juicios, que son cerrados para la prensa y los civiles, provocó que sean criticados y considerados “un circo”.
Amnistía Internacional expresó en su cuenta de Twitter que las condenas de este lunes son “el último acto en el juicio absurdo” contra la Suu Kyi. Agregaron que debe ser liberada “de inmediato junto a los miles detenidos injustamente”.
Today’s sentencing of Aung San Suu Kyi on multiple charges represents the latest act in the farcical trial against the civilian leader. She must be released immediately along with thousands in #Myanmar unjustly detained for peacefully exercising their rights since the Feb 1 coup.
— Amnesty International (@amnesty) January 10, 2022
Por su parte, Phil Robertson –subdirector para Asia de Human Rights Watch- firmó un comunicado donde arremete duramente contra la Junta Militar. «El circo de juicios secretos sobre cargos falsos consiste en acumular constantemente más condenas para que ella permanezca en prisión indefinidamente», aseguró.
Quien también se refirió a los padecimientos de Suu Kyi fue Berit Reiss-Andersen, el presidente del Comité Noruego del Nobel, quienes están “profundamente preocupados por su situación”. “El último es un veredicto con motivaciones políticas. Ella sigue siendo la principal defensora de la democracia en Myanmar”, le dijo a la agencia Reuters.
Con EFE y Reuters