
Cómo la grave crisis política y económica que atraviesa Francia hizo caer a su gobierno (y qué pasará ahora)
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- Autor, Hugh Schofield, Paul Kirby, Laura Gozzi y Graeme Baker
- Título del autor, BBC News
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El primer ministro de Francia, François Bayrou, perdió este lunes una moción de confianza de la Asamblea Nacional, lo que puso fin a sus nueve meses en el cargo durante un periodo de caos parlamentario en el país europeo.
El político de 74 años es el cuarto primer ministro que ha tenido Francia en los últimos dos años, bajo el mandato del presidente Emmanuel Macron, cuyo segundo mandato se ha visto ensombrecido por la inestabilidad política.
El gabinete gobernante del primer ministro saliente pidió recortes presupuestarios por valor de más de US$50.000 millones para hacer frente a la creciente deuda pública de Francia.
Pero, en el intento, Bayrou perdió el gobierno.
La BBC analiza qué llevó a su revocación y qué puede pasar ahora.
Cómo se llegó a este punto
El presidente francés Emanuel Macron dio un paso arriesgado en 2024.
Ante la dura derrota de su partido en las elecciones al Parlamento Europeo de junio de ese año, Macron convocó elecciones legislativas anticipadas con la esperanza de conseguir «una mayoría clara en serenidad y armonía».
En cambio, el resultado fue un parlamento dividido y sin mayoría, lo que ha dificultado que cualquier primer ministro consiga el apoyo necesario para aprobar proyectos de ley y el presupuesto anual.
Macron nombró a Michel Barnier como primer ministro en septiembre de 2024, pero en menos de tres meses, el hombre que negoció el Brexit para la UE fue destituido, el período más corto desde que comenzó la Quinta República francesa de la posguerra.
Bayrou ha corrido ahora la misma suerte, poco menos de nueve meses después de asumir el cargo en diciembre pasado. Presentará su renuncia formal el martes.
Algunos partidos, principalmente de extrema derecha y extrema izquierda, siguen clamando por unas elecciones presidenciales anticipadas.
Sin embargo, Macron siempre ha dicho que no dimitirá antes de que termine su periodo en 2027.
Ahora debe decidir entre nombrar a un quinto primer ministro en menos de dos años, que se enfrentará a la misma oposición intratable, o convocar elecciones parlamentarias anticipadas y arriesgarse a una Asamblea Nacional aún más hostil.
Las opciones no son favorables para el presidente, ya que los efectos de su apuesta de junio de 2024 siguen resonando.
El asunto clave de Bayrou era la crisis de la deuda de Francia y la necesidad, en su opinón, de recortar el gasto del gobierno para evitar una catástrofe para las generaciones futuras. Lo que nos lleva al siguiente punto.
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La crisis de la deuda en Francia
Para resumirlo en pocas palabras, durante décadas el gobierno francés ha gastado más dinero del que ha generado. Como resultado, se ve obligado a endeudarse para cubrir su presupuesto.
El gobierno afirma que la deuda pública ascendía a unos US$3.934 millones, es decir, 114% del Producto Interno Bruto (PIB), a principios de 2025.
El déficit presupuestario del año pasado fue del 5,8% del PIB y se prevé que el de este año sea entre el 5,4% y 5,6%. Por lo tanto, la deuda pública seguirá creciendo, ya que los préstamos cubren el déficit.
Francia, al igual que muchos países desarrollados, se enfrenta al problema demográfico del envejecimiento de la población: hay menos trabajadores que pagan impuestos y más personas que cobran la pensión del Estado.
Bayrou es uno de los políticos franceses que quieren reducir el déficit redefiniendo los generosos programas sociales, como las pensiones estatales.
En su discurso ante el Parlamento el lunes, Bayrou habló de un país en «respiración asistida» y adicto al gasto.
Hace dos años, Francia elevó la edad de jubilación de 62 a 64 años para los nacidos en 1968 o después, y Bayrou ha advertido de que la idea de que los trabajadores franceses puedan dejar de trabajar a principios de sus 60 años ya no es viable.
Sin embargo, hay mucha oposición a nuevos recortes. El gobierno predecesor a Bayrou cayó en una moción de confianza sobre este tema en diciembre.
Los políticos de izquierda han pedido subidas de impuestos, en lugar de recortes presupuestarios.
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¿Qué pasará ahora?
Francia probablemente se encamina hacia otro periodo de dudas, deriva y especulación.
Es posible que Macron actúe rápidamente para nombrar a un nuevo primer ministro; sin duda, hacerlo redundaría en beneficio del país.
Pero la realidad práctica —y los precedentes— sugieren que podría tratarse de un proceso prolongado.
Macron tiene que encontrar un nombre que no suscite objeciones, al menos por parte de algunos de los opositores de la Asamblea Nacional, para que no lo rechacen automáticamente.
Los primeros dos primeros ministros de este parlamento, Barnier y Bayrou, tardaron semanas en ser nominados. El tercero no será más fácil.
Mientras tanto, es de suponer que Bayrou seguirá como interino.
Hay presión por parte de algunos sectores, en particular la Agrupación Nacional de Marine Le Pen, para que se disuelva de nuevo la Asamblea Nacional y se celebren elecciones parlamentarias.
Pero también hay voces fuertes que dicen que sería una pérdida de tiempo, porque es poco probable que una nueva votación cambie mucho las cosas.
Más allá de eso, también hay voces, esta vez de la extrema izquierda, que piden la renuncia de Macron. Es muy poco probable que eso suceda.
Fuente de la imagen, Reuters
¿Qué opciones hay?
Macron se verá presionado para nombrar a un sucesor entre candidatos de izquierda. Los dos últimos primeros ministros eran de derecha y de centro, y una alianza de izquierda obtuvo la mayoría numérica en las elecciones parlamentarias de 2024.
Olivier Faure, líder del Partido Socialista, sería una posibilidad. El político de 57 años cuenta con un grupo de 66 diputados en la Asamblea Nacional.
Otras dos posibilidades de la izquierda son el ex primer ministro Bernard Cazeneuve y el veterano exministro Pierre Moscovici, actualmente presidente del Tribunal de Cuentas, la oficina de contabilidad.
Si Macron decide quedarse en el centro y la derecha, su primera opción probablemente sería Sébastien Lecornu, de 39 años, actual ministro de Defensa, miembro del partido Renaissance de Macron y considerado cercano al presidente.
Otra conservadora cuyo nombre se ha mencionado es la actual ministra de Trabajo y Salud, Catherine Vautrin.
Otras dos posibilidades dentro del gobierno son el ministro del Interior, Bruno Retailleau, que ahora lidera a la fracción de Los Republicanos, y el ministro de Justicia, Gérald Darmanin.
Pero con todas las miradas puestas en las elecciones presidenciales de 2027, ¿querrían estos pesos pesados el «beso de la muerte electoral» que supondría ser el próximo primer ministro de Macron?
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