
Amenazas abandonadas: las redes fantasma afectan los ecosistemas marinos – Diario de Yucatán
Las aguas del Caribe y del Golfo de México guardan una amenaza silenciosa que, aunque poco visible, afecta de manera grave la biodiversidad marina: las llamadas redes fantasma y las líneas olvidadas.
Se trata de artes de pesca —líneas, anzuelos, plomos y redes completas— que quedan abandonadas en el mar, voluntaria o accidentalmente, y que continúan atrapando peces, tortugas, corales y otras especies durante años, además de liberar plomo y microplásticos.
En entrevista exclusiva con Diario de Yucatán, la doctora Esther Quintero, directora de programas de Conservación Internacional México (CI), y Víctor Martínez, también integrante de la organización, compartieron el panorama de este problema global y las acciones que desde la Península yucateca se han emprendido para enfrentarlo.
Conservación Internacional, presente en más de 30 países, trabaja desde hace décadas en la protección de ecosistemas clave y en la capacitación de comunidades costeras para una relación más sostenible con la naturaleza.
En México sus programas abarcan desde la restauración de arrecifes hasta la protección de selvas y costas, siempre con un enfoque comunitario.
“En Yucatán el principal problema no son tanto las redes como las líneas de pesca, sobre todo del pulpo, suelen quedarse abandonadas con sus anzuelos y plomos. Estos artefactos, al caer al fondo marino, continúan atrayendo a los animales, los hieren y provocan su muerte”, explicó la doctora Quintero.
“Además, el plomo libera contaminación y, con el tiempo, las fibras de plástico generan microplásticos que entran en la cadena alimenticia y eventualmente llegan hasta nosotros”.
El fenómeno no es exclusivo de la región. A escala mundial, la llamada “gran mancha de basura del Pacífico” —un área de desechos marinos del tamaño de varios países— está compuesta en un 80% por redes y artes de pesca abandonadas.
La magnitud del problema es incalculable, ya que no existe un sistema que mida de manera precisa el impacto de estos residuos.
Ante este escenario, CI México impulsa un modelo basado en la capacitación comunitaria.
Pescadores, guías turísticos, monitoras ambientales y jóvenes locales aprenden técnicas seguras para retirar las artes de pesca del mar o incluso de cenotes, donde también se acumula basura de este tipo.
“No basta con sacar el material, hay que enseñarle a las comunidades qué hacer con él”, subrayó Esther Quintero.
De esa forma, los anzuelos y plomos recuperados se funden para producir nuevos plomos destinados al buceo, mientras que los restos de nylon pueden venderse para reciclaje.
Con ello cierran un círculo virtuoso que no solo reduce la contaminación, sino que ofrece alternativas productivas a las comunidades.
Uno de los casos recientes más emblemáticos fue el retiro de una red de gran tamaño en la Isla Espíritu Santo, en Baja California Sur.
Durante una operación de tres días que incluyó 40 horas bajo el agua, un equipo de 16 buzos y buzas extrajo una red fantasma de 100 metros de largo.
Se contó con la participación de guardaparques de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), elementos de la Secretaría de Marina (Semar), personal de Conservación Internacional-México y de la organización Comunidad y Biodiversidad (COBI).
La magnitud de la extracción obligó a contar también con un buque de la Guardia Costera de la Semar, una tripulación de 18 marinos y la supervisión de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa).
“Primero retiramos manualmente esponjas, erizos, caballitos de mar y otros organismos que habían hecho de la red su hogar. Después, con ayuda de flotadores y la embarcación de la Marina, logramos levantarla sin dañar los arrecifes cercanos”, relató la especialista.
Fue un procedimiento de alta complejidad que requirió coordinación interinstitucional, pues estas artes de pesca fantasma pueden desplazarse durante décadas atrapando ballenas, delfines, tortugas marinas y otras especies.
“Retirar una red fantasma de este tamaño no es solo una inmersión: es una carrera contra el tiempo para salvar vida marina”, subrayó.
Aunque la misión fue exitosa, la doctora aclara que “sería mejor no tener este tipo de éxitos, porque eso significaría que no hay redes abandonadas en el mar”.
Víctor Martínez recalcó que el papel de la sociedad es fundamental: “Muchas de estas redes se identifican gracias a los reportes de la comunidad. Yucatán recibe un gran número de turistas, lo que implica una responsabilidad compartida”.
“Quienes visitan y quienes habitan estos lugares deben involucrarse, avisar cuando vean una red y repensar su relación diaria con la naturaleza”.
El llamado, coincidieron ambos, es a la conciencia y la prevención. Las redes fantasma son un problema complejo, pero evitable.
Cada pescador que se asegura de no perder sus líneas, cada turista que reporta un avistamiento y cada consumidor que piensa en el origen de los productos que compra contribuyen a reducir el impacto.— DARINKA RUIZ MORIMOTO
Pesca Redes fantasma
Se entrevistó a Esther Quintero y Víctor Martínez, integrantes de la asociación CI México.
Peligros ecológicos
Los anzuelos, plomos y redes olvidadas continúan atrapando especies marinas y liberando microplásticos.
Impacto
“Debemos abandonar la idea de que el mar es tan grande que todo se diluye. Lo que dejamos ahí no desaparece. Somos responsables de nuestras acciones, de cómo éstas repercuten en la vida marina y en la nuestra”, comentó la doctora Quintero.
Informes
Conservación Internacional invita a quienes deseen colaborar o capacitarse a seguir sus redes sociales en @cimexico o a consultar su página web, en la cual se reciben solicitudes de apoyo y reportes ciudadanos.
Pequeños pasos
La protección de los mares, dijeron, inicia con pequeñas decisiones cotidianas y una mirada responsable hacia el futuro.