El Gobierno declara la emergencia ígnea en medio de la ola de calor y los incendios en la Patagonia
Por la creciente cantidad de incendios, el Gobierno decretó la emergencia ígnea en todo el territorio nacional por el término de un año, con el objetivo de adoptar medidas que tiendan a la prevención de nuevos focos, la reparación de zonas afectadas, y al combate de las situaciones que se presenten.
El decreto 6/22, firmado por Alberto Fernández, se publicó este miércoles en el Boletín Oficial. La medida tiene lugar después del pedido de las provincias de Neuquén, Chubut, Santa Cruz, Río Negro y Tierra del Fuego, luego de los incendios que afectaron a la Patagonia hacia fines de 2021. A su vez, el Consejo Federal de Medio Ambiente (Cofema) declaró la emergencia por el mismo plazo en diciembre.
En las palabras del Gobierno, la declaración de emergencia “agilizará y simplificará el trabajo conjunto, y coordinado entre los organismos” de la Nación, las provincias, y los municipios “bajo las premisas de celeridad, economía, sencillez y eficacia”. Se señala que la mitigación del impacto de los incendios sobre la salud y el ambiente es uno de los objetivos trascendentales.
La medida encomienda al ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Juan Cabandié, a convocar a un “Grupo de Trabajo integrado por todas las partes involucradas, con el fin de coordinar la adopción de las medidas y acciones que resulten necesarias para atender la emergencia”.
El decreto expone que, si bien el Sistema Federal de Manejo del Fuego ha desplegado “medidas oportunas” ante los episodios que se han presentado mediante la provisión de medios y personal de seguridad, técnico y de brigadistas para el combate de incendios”, la problemática ha escalado.
Para el Gobierno, la creciente cantidad de focos de incendios forestales, rurales, de pastizales y de interfase en nuestro país es un “fenómeno multicausal que demanda la adopción de medidas inmediatas”. El cambio climático, junto a actividades humanas, figuran entre las preocupaciones analizadas.
“En los últimos meses estos incendios masivos y reiterados en distintas zonas críticas de la República Argentina han adquirido una dimensión alarmante y representan una grave amenaza tanto para el ambiente y sus ecosistemas así como para el patrimonio, la salud y la vida de las personas”, se señala.
En ese sentido, se consignó que los incendios perjudicaron regiones del país y generó “nocivas consecuencias sobre bosques nativos e implantados, áreas naturales protegidas, zonas agrícolas, praderas, pastizales, matorrales y humedales”.
Sobre el cierre del año, se registraron incendios en Río Negro, Neuquén y Chubut, y también distintos focos en Santa Fe, San Luis, Formosa y Misiones. En la Patagonia, más de 200 brigadistas y una docena de medios aéreos llegaron a trabajar para controlar la problemática en zonas del Parque Nacional Nahuel Huapi, la Comarca Andina y Aluminé, además de lagos cercanos a Bariloche.
Como publicó LA NACION, más de 300 hectáreas de bosque nativo fueron arrasadas en la Patagonia. La situación obligó a la suspensión de actividades recreativas o turísticas. Y ante la gravedad de la situación, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible transfirió 368 millones de pesos al Fondo Nacional del Manejo del Fuego (SMNF) justo antes de terminar el 2021.
Cuando el Cofema declaró la emergencia ígnea, el secretario de Control y Monitoreo Ambiental, Sergio Federovisky había destacado la necesidad de la medida. “Estamos ante una situación que necesita obligatoriamente de una coordinación de esfuerzos y una conjugación de voluntades para poder enfrentar un panorama muy adverso; la temporada que viene en la Patagonia es complejísima”, aseguró en esa oportunidad a la agencia Télam.
Por otro lado, Federovisky dijo, en diálogo con El Destape Radio, que el fenómeno puede provocar incendios. “Estamos entrando en un periodo de ola de calor bestial y una de las consecuencias posibles seguramente sea el incremento de los incendios forestales”.
Y profundizó: “Está todo vinculado con el cambio climático. Los científicos advirtieron que una de las consecuencias sistemáticas es la agudización de los extremos: fenómenos que tenían ocurrencia poco frecuente aparecen ahora más recurrentes y más violentos”.
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