Fuerzas Armadas y de Seguridad invitadas en el LIII Viaje de Instrucción
En navegación – Como fruto de las vinculaciones y relaciones institucionales desarrolladas por la Armada Argentina, desde el inicio del LIII Viaje de Instrucción de la fragata ARA “Libertad”, personal de distintas Fuerzas Armadas, de Seguridad, e instituciones y organismos del Estado, se encuentran participando del mismo.
“Si bien compartimos la esencia de ser militares, la diferencia en el ámbito me generaba muchas expectativas”, afirmó el Subteniente del Ejército Argentino (EA), Mateo Castro Olivera, y agregó que “poder cumplir con el itinerario propio de la náutica, arribando a nuevas experiencias culturales mientras nos relacionamos en camaradería, aprendiendo cada uno la idiosincrasia del otro, fue muy motivante”. Definió la experiencia como algo enriquecedor: “Es tan impactante el crecimiento profesional y cultural durante el viaje, que creo que es algo que todos deberíamos tener la posibilidad de vivir, para luego desempeñarnos en nuestras tareas”, expresó.
Por su parte, el Subteniente Felipe José Ramírez, también del EA, afirmó que todo lo vivido en esos meses se traducía en un resultado netamente positivo, en innumerables relaciones y lazos generados con todo el personal de la unidad. Además, el Subteniente Ramírez agregó que había aprendido mucho no solo de navegación sino, además de las dinámicas de las relaciones jerárquicas entre el personal de la Armada, fundadas principalmente por el ámbito en el que se desarrollan, que es el mar, y puso de relieve la confianza, el respeto y la camaradería. “Pude ver en primera persona que cada tripulante hace un enorme sacrificio desde lo personal y profesional para poder cumplir su rol a bordo, y eso se traduce en las relaciones donde se aprecia, sobre todas las cosas, el esfuerzo permanente y la camaradería en el trabajo en equipo”.
Desde la Fuerza Aérea Argentina, el Alférez Lucas Martín Arriola, admitió que se llevaba muchísimo conocimiento profesional y amistades. Subrayó que lo vivido a bordo fue una gran experiencia de conjuntez: “La integración fue total, compartiendo entre toda la esencia particular de cada uno. Creo que hemos aprendido una manera distinta y positiva de ver las cosas, gracias al crecimiento profesional y personal superador. Realmente esto fue algo único”, puntualizó.

En representación de la Gendarmería Nacional Argentina, el Subalférez Maximiliano Raffa reconoció que la experiencia superó todas sus expectativas al ser esta la primera vez que se encontró durante tanto tiempo en contacto con otra Fuerza. “Sin dudas este viaje fue muy enriquecedor, por los conocimientos adquiridos desde lo profesional y también por los importantes y fuertes vínculos generados con el resto del personal”, aclaró.
El Oficial Ayudante de la Prefectura Naval Argentina, Federico Nicolás Lagomarsino definió como muy positiva y un privilegio profesional su participación en el LIII Viaje de Instrucción. “Aprendí muchísimas cosas que me van a servir para mi vida profesional, tanto en lo referente a la navegación, como en lo personal y cultural”, y agregó que se sorprendió por la fuerte camaradería vivida: “Me llevo vínculos profesionales muy fuertes, que me van a acompañar por el resto de mi vida”.
Desde el ámbito de las Fuerzas de Seguridad, el Ayudante de la Policía Federal Argentina, Alejandro Andrés Gil Martin, reconoció haber sentido un gran orgullo y un poco de incertidumbre por la designación, por todo lo nuevo que representaba, tanto en lo cultural como en lo profesional. “Luego de superar todas mis expectativas, me llamó mucho la atención la manera de trabajar que tiene la Armada, la jerarquización de su personal y cómo llevan adelante la división del trabajo y el día a día estando en navegación. La voluntad y el empeño del personal a la hora de trabajar con las maniobras de velas es increíble; también el esfuerzo y la dedicación de los Guardiamarinas en Comisión”, expresó Gil Martin, quien consideró la experiencia como inolvidable.
El Cadete de IV año de la Escuela Nacional de Náutica, Nicolás Adán Gunst, es santafecino y vive en Buenos Aires, donde está por terminar la carrera. “A partir del último año debemos cumplir 360 días de embarco, por lo que este viaje fue doblemente positivo para mí. Fue magnífico compartir con los Guardiamarinas y el resto de la dotación, realmente fue un honor”, expresó Gunst.

Por su parte, desde la Escuela Nacional Fluvial, el Cadete de Tercer año Cristian Mauro Alt, confesó que la previa al embarco estuvo muy cargada de expectativa e ilusión. “Mis jefes me dijeron que iba a ser una experiencia inolvidable y algo que difícilmente podría repetir en mi vida, y la verdad que tenían toda la razón”, afirmó.
Los Guardiamarinas de la Reserva Naval, egresados de los liceos Almirante Brown y Almirante Storni, Alejo Germán Meza García y Julieta Martina Benassi, respectivamente, se encontraban estudiando en el ámbito civil al momento de iniciar la travesía. García cursa la carrera de Actuario en la Universidad del Centro de Estudios Macroeconómicos de Argentina, y Benassi pausó el primer año de su carrera de Kinesiología en Posadas para poder realizar el Viaje de Instrucción.

Si bien no habían vivido una navegación tan larga -afirmó Benassi- ambos manifestaron haber estado confiados en su conocimiento previo por provenir de un Liceo Militar. A pesar de ello, García aclaró que la experiencia superó todas sus expectativas: “Desde que ingresamos al liceo sabemos que la coronación de nuestra formación es la posibilidad de realizar este viaje en la fragata. En lo personal, estar acá es ver el fruto del esfuerzo de tantos años coronados con esta fantástica experiencia, realmente es algo único”.
Por su parte, Benassi se considera muy afortunada y agradecida por el crecimiento personal en todo el proceso. Señaló que gracias a la Armada habían experimentado muchas cosas que los pares de su edad no tienen la posibilidad de vivir, en referencia tanto a la formación del liceo como a las experiencias de este viaje. “Fue muy importante todo lo vivido y realmente nos distingue del resto, nadie debería perder de vista la importancia que tiene el viaje de instrucción y su continuidad, no sólo para la Armada, sino para el resto de las instituciones y el país”, recalcó Benassi.

Sueño cumplido
El garinense Joaquín Pedro Lorenzo Ciarliero, de 25 años de edad, es Licenciado en Administración de Empresas de la Universidad del Salvador, donde se recibió en 2024. Actualmente reside en Pilar, y cuenta que tuvo que posponer compromisos laborales y personales; pero que no se arrepiente en absoluto.
“Inicialmente no tenía noción de lo que significaba la vida a bordo. No tengo familiares ni conocidos en las Fuerzas Armadas, ni mucho menos alguien que haya participado de un viaje semejante, por lo que era todo una gran incertidumbre y tenía mucha expectativa. El contacto pre-embarque fue continuo y esclarecedor, me explicaron los fundamentos de la vida a bordo y los documentos y formalidades para el viaje”, contó.
Respecto a sus primeras impresiones, manifestó que “la curva de aprendizaje fue muy pronunciada, con una adaptación muy fuerte a esa nueva realidad tan diferente”. Estar lejos de su familia tanto tiempo y compartir la habitabilidad con tantas personas, era un terreno lejano para él. Agregó que, pasados los días, “la emoción y la curiosidad por lo desconocido, el poder participar de varias actividades de instrucción con los Guardiamarinas, charlas, presentaciones, cubrir guardias de señalero, etc., hicieron que el tiempo pase más rápido y sea un proceso de adaptación muy ameno”.
Para Joaquín no sólo fue una experiencia desde lo personal –durante la escala en España, después de 7 años pudo reencontrarse con su padre que vive en Ferrol — sino también desde lo profesional: “Fue muy fuerte estar sumergido en un ambiente de estudio por un periodo tan extenso como el que atraviesan los Guardiamarinas, así como para ellos también es una experiencia fundamental en la formación como oficiales”, expresó.
Confesó haberse sorprendido por la cantidad y variedad de jerarquías, especialidades, oficios y rutinas a bordo, tanto en cuanto a las actividades propias de la navegación a vela, como desde el ámbito profesional. “No tenía mucha noción de la importancia del trabajo que realizan las Fuerzas; en los últimos años la concepción que tiene la gente está cambiando para bien. La inmensa tarea que realiza la Armada, dada la extensión del Mar Argentino, es algo que muchas veces pasa desapercibido, y creo que uno recién toma dimensión de ello navegando”, expresó. Agregó que la experiencia de navegar en el buque le dio el conocimiento “de todo lo que significa la Armada Argentina, del arduo trabajo que realizan, el sacrificio que implica formar parte de la Fuerza, la fuerte vocación de servicio y el gran compromiso que tienen con el país, en situaciones tan variadas y complejas, como también en este viaje representando a la Nación en cada puerto visitado”.