La EPA estaba considerando una limpieza masiva de plomo en Omaha. Pero luego Trump …
Este artículo se produjo para la red de información local de ProPublica en colaboración con Flatwater Free Press.
El trabajador de salud del condado escaneó la casa de Omaha, Nebraska, con una pistola de rayos X, en busca del veneno.
Era 2022, y recientemente los médicos habían encontrado un alto nivel de plomo en la sangre del hijo de 2 años de Crystalyn Prine, lo que llevó al Departamento de Salud a investigar. El trabajador dijo que no parecía provenir de las paredes, donde el plomo estaría enterrado bajo las capas de pintura. El evaluador principal tomó muestras de los pisos en busca de polvo, pero no encontró respuestas sobre cómo había estado expuesto el hijo de Prine.
Pero afuera sí acechaba un peligro, le dijo el trabajador. Durante más de un siglo, una fundición y otras fábricas habían arrojado humo contaminado con plomo en el este de la ciudad, lo que llevó al gobierno federal a declarar que una enorme franja de Omaha era un sitio de Superfund, así como a excavar y reemplazar casi 14,000 yardas —incluyendo aproximadamente un tercio de las propiedades residenciales del lado este— desde 1999.
Prine buscó en línea los análisis de la tierra de su hogar y descubrió que su jardín contenía niveles potencialmente dañinos de plomo. Pero cuando llamó a la ciudad, los funcionarios le informaron que su hogar no calificaba para la limpieza financiada por el gobierno según la norma en vigor de la Agencia de Protección Ambiental de EE. UU.
Prine no quería mudarse de la casa que había pertenecido a la familia de su esposo durante generaciones. Así que siguió el consejo del condado para mantener a sus cinco hijos a salvo. Se lavaban las manos con frecuencia y se quitaban los zapatos al entrar.
Entonces, en la clínica donde trabajaba como enfermera, Prine escuchó unas noticias que le dieron esperanza: en enero de 2024, durante la presidencia de Joe Biden, la EPA redujo los niveles de plomo que podrían activar la limpieza. Su hogar estaba por encima del nuevo umbral.
Los funcionarios locales le dijeron que eso no significaba que limpiarían su jardín automáticamente, pero el año pasado, la EPA comenzó a estudiar la posibilidad de limpiar decenas de miles de jardines adicionales en Omaha, según correos electrónicos y otros expedientes obtenidos por Flatwater Free Press y ProPublica. La agencia también estaba discutiendo con funcionarios locales la posibilidad de ampliar el área de limpieza a otras partes de Omaha y los suburbios que la rodean.
Entonces, este octubre, la administración de Trump revocó la directriz de la administración de Biden. Al hacerlo, triplicó la cantidad de plomo que debía haber en la tierra para justificar una posible limpieza, o sea que Prine y otras familias podrían nuevamente quedar fuera.
Jack, el hijo de Prine que ahora tiene 5 años, tiene dificultades para hablar. Habla menos que su hermano de 2 años y tiene dificultades con enunciados de cinco palabras.
“Uno pensaría que si el plomo tiene este impacto en un niño pequeño, definitivamente querrían solucionarlo”, dijo Prine. “¿Qué haces como padre? No quiero impedir que mi hijo juegue afuera. A él le encanta jugar afuera, y yo debería poder hacer eso en mi propio jardín”.
Los científicos han coincidido desde hace mucho tiempo en los peligros del plomo. El metal tóxico puede ingresar al cerebro y al sistema nervioso de los niños, causando pérdidas en el coeficiente intelectual y retrasos en el desarrollo. Los expertos afirman que la directriz de la administración de Trump contradice décadas de investigación: en los 26 años desde que el gobierno comenzó a limpiar el este de Omaha —el mayor sitio Superfund residencial contaminado con plomo del país— los científicos han encontrado daños a niveles de exposición cada vez más bajos.
Sin embargo, según expertos que han estudiado el programa Superfund, lo que se va a limpiar no solo se determina en base a la ciencia, sino también al dinero y las prioridades gubernamentales.
La cuadra donde vive Prine ilustra lo extenso del problema del plomo en Omaha y cuántas personas que podrían haberse beneficiado de la directriz de Biden ya no recibirán la ayuda. De las 11 casas que hay en su calle, la EPA limpió cuatro. Otras seis tuvieron resultados por debajo de la norma de limpieza original, pero por encima de los niveles de la directriz de Biden, y nunca fueron limpiadas.
Flatwater Free Press y ProPublica están iniciando un proyecto de un año sobre el legado del plomo de Omaha, el cual incluye hacer pruebas en la tierra para determinar qué tan efectiva ha sido la limpieza. Si vive en el área afectada o cerca de ahí, puede inscribirse para una prueba gratis de detección de plomo en la tierra de su propiedad.
A pesar del cambio en la directriz, Omaha todavía sigue la norma de limpieza establecida en 2009: las propiedades califican para la limpieza si partes del jardín tienen más de 400 ppm de plomo en la tierra, el equivalente de una canica en una cubeta de tierra de 10 libras. La administración de Biden redujo la directriz del denominado nivel de manejo de eliminación a 200 ppm.
La administración de Trump declaró que su nueva directriz, que elevó el nivel a 600 ppm, aceleraría las limpiezas al proporcionar una dirección más clara y simplificar las investigaciones de los sitios contaminados. Pero los defensores del medio ambiente afirmaron que esto solo acelera la finalización de los proyectos al limpiar menos propiedades.
La EPA disputó esa información. “Proteger a las comunidades contra la exposición al plomo en sitios contaminados es una responsabilidad de la EPA establecida por ley y una de las principales prioridades de la EPA de Trump”, se informó en un comunicado de la agencia. “La crítica de que nuestra directiva sobre el plomo en terrenos residenciales tendrá como resultado que la EPA hará menos es falsa”.
La nueva directriz no necesariamente descarta las esperanzas de los propietarios de viviendas de Omaha ni las conversaciones que se estaban llevando a cabo en torno a las recomendaciones de Biden. Esto se debe a que la administración de Trump continúa permitiendo que los gerentes de la EPA estudien propiedades con niveles más bajos de plomo, dependiendo de qué tan extendida esté la contaminación y de las probabilidades de que las personas se vean perjudicadas. Los funcionarios locales de la EPA son quienes deciden qué es lo que realmente se limpia, y pueden establecer niveles más altos o más bajos para la limpieza según las circunstancias de los sitios específicos.

El portavoz regional de la EPA, Kellen Ashford, dijo que la agencia continúa evaluando el sitio de Omaha y que se reunirán con líderes locales y estatales para “trazar un camino a seguir sobre cómo podría aplicarse la directiva actualizada sobre el plomo residencial”.
Gabriel Filippelli, director ejecutivo del Instituto de Resiliencia Ambiental de la Universidad de Indiana, ha estudiado el plomo y los sitios de Superfund durante décadas, y dijo que duda que la EPA vaya a gastar dinero en limpiar más patios de Omaha. La EPA no actúa si “las personas locales no suenan las alarmas”, agregó.
Sin embargo, en Omaha, muchos no están conscientes del debate, o incluso de la presencia de plomo en sus patios. La mayor parte de la limpieza ocurrió hace más de una década. Al pasar los años, nuevas personas se mudaron y los residentes más jóvenes nunca se enteraron de lo que había ocurrido en el lugar. Otros que sí lo sabían asumieron que el problema del plomo estaba resuelto. Casi toda la controversia en torno al plomo se ha asentado, aunque gran parte del metal tóxico en la tierra de la ciudad nunca se eliminó.
“Veneno masivo”
Cuando Prine se mudó al vecindario Field Club de Omaha en 2018, le encantaron las casas de estilo victoriano y Reina Ana que bordeaban las avenidas sombreadas y la forma en que sus vecinos decoraban profusamente para Halloween y Navidad.
Aunque había visitado la casa anteriormente para ver a la familia de su esposo, Prine no tenía idea de que su vecindario estaba en medio de una masiva limpieza ambiental.
“La primera vez que escuché sobre eso fue cuando a mi hijo le detectaron un nivel elevado de plomo en la sangre”, dijo.
Desde 1870 hasta 1997, la American Smelting and Refining Company (ASARCO) operó en la ribera del río Missouri, en el centro de Omaha, fundiendo y refinando tanto plomo para fabricar baterías, recubrir cables y enriquecer gasolina que en alguna ocasión fue la fábrica más grande del país, según un artículo de periódico de 1949.
Para la década de 1970, los investigadores habían demostrado que el plomo estaba envenenando a los niños estadounidenses. Los médicos de Omaha se dieron cuenta de que los niños presentaban niveles elevados de plomo en la sangre y publicaron hallazgos que vinculaban el metal tóxico que tenían en el cuerpo con el humo que emanaba de ASARCO y otros contaminadores.

A finales de la década de 1990, cuando los líderes de la ciudad querían demoler ASARCO y reurbanizar el sitio para convertirlo en un parque frente al río, tuvieron que averiguar cómo limpiar el legado de plomo de Omaha. Así que acudieron a la EPA, que declaró un área de 27 millas cuadradas en el este de Omaha como un sitio de Superfund, una designación federal que permitiría que la agencia limpiara la contaminación y tratara de responsabilizar a los contaminadores para que pagaran el costo.
La agencia estimó que la fundición, junto con otros contaminadores, había arrojado alrededor de 400 millones de libras de polvo de plomo en un área donde vivían 125,000 personas, entre ellas 14,000 niños pequeños.
La EPA ganó $246 millones de dólares en convenios con ASARCO y otros para financiar la limpieza.
Para 2015 se había reemplazado la tierra de la mayoría de los jardines que habían arrojado niveles superiores a 400 ppm, y la EPA le entregó el trabajo restante a la ciudad. El antiguo sitio de la fundición se reurbanizó para convertirlo en un museo de ciencias con un parque infantil al aire libre.
El proyecto parecía haber sido un éxito. La cantidad de niños que presentan altos niveles de plomo ha disminuido drásticamente desde la década de 1990, aunque existen patrones similares a nivel nacional y se evalúa a menos de la mitad de los niños del sitio anualmente, según datos del Departamento de Salud del Condado de Douglas, donde se encuentra Omaha.
Pero ya había estado surgiendo evidencia de que los niveles de limpieza que la EPA había establecido en Omaha “podrían no proteger a los niños”, lo cual la agencia reconoció en 2019, durante la primera administración de Trump. Los gerentes escribieron en una revisión del sitio que “cada vez hay más evidencia que apoya la preocupación debida a un nivel de plomo en sangre que es más bajo” que la directriz de salud de 1994 en la que se basó el plan de limpieza.
El plomo, incluso en cantidades increíblemente pequeñas, puede acumularse en el cerebro, los huesos o los órganos de los niños, así como de los adultos, dijo Bruce Lanphear, profesor de la Universidad Simon Fraser en Canadá, quien ha estudiado el plomo durante décadas.
“El plomo representa el veneno masivo más grande en la historia de la humanidad”, agregó.

Después de que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades redujeron su norma para el nivel de plomo en sangre, la Oficina de Innovación en Remediación y Tecnología de Superfund (Office of Superfund Remediation and Technology Innovation, OSRTI) de la EPA comenzó a trabajar en nuevas directrices para la limpieza del plomo en las regiones de la EPA en 2012, dijo James Woolford, quien fue director de la oficina de 2006 a 2020. La EPA adoptó un método “cauteloso y estudiado” respecto a la cantidad de plomo que es aceptable en la tierra.
“Cero era, evidentemente, la preferencia. ¿Pero qué se puede hacer dado lo que hay en el medio ambiente?” preguntó. “Así que estábamos un poco atrapados con eso”.
Entonces, en 2024, Biden intervino.
En un análisis realizado por Flatwater Free Press y ProPublica sobre las pruebas de la tierra que hicieron la EPA y la ciudad de Omaha, se determinó que si los funcionarios regionales de la EPA hubieran aplicado la directriz de la administración al sitio de Omaha, más de 13,000 propiedades adicionales de esa ciudad podrían haber calificado.
Los expedientes muestran que la cantidad podría haber sido aún mayor. Casi 27,000 propiedades, incluidas las que nunca recibieron limpieza y las que recibieron solo una limpieza parcial, habrían sido elegibles para una evaluación adicional, le escribió el gerente Preston Law de la EPA a un funcionario ambiental del estado en marzo de 2024.
La EPA también había estado discutiendo con funcionarios de la ciudad y del estado si se debía ampliar el área de la limpieza. Un mapa que un contratista de la EPA creó con un modelo informático para simular la pluma de la fundición muestra que esta probablemente se extendió 23 millas de norte a sur a través de cinco condados de Nebraska e Iowa.

Sin embargo, limpiar todas las propiedades de conformidad con los niveles de Biden podría costar más de $800 millones de dólares, le escribió el entonces director interino del Departamento de Energía y Medio Ambiente de Nebraska, Thaddeus Fineran, al administrador de la EPA en mayo de 2024.
Si los costos de la limpieza superaran los fondos reservados de los convenios de Omaha, la EPA tendría que recurrir al fondo fiduciario federal del Superfund, que generalmente requiere el 10% de contribución equivalente por parte del estado, dijo Ashford, el portavoz de la EPA.
Eso podría representar una contribución de $80 millones de dólares o más por parte de Nebraska, que ya enfrenta un déficit presupuestario de $471 millones de dólares. En la carta, Fineran escribió que el estado “se reservaría el derecho de impugnar la directriz actualizada sobre tierra con plomo y cualquier acción que se emprenda en apoyo de la misma”.
El Departamento de Agua, Energía y Medio Ambiente de Nebraska, como se llama ahora la agencia, declinó una entrevista y refirió las preguntas a la EPA.
Es probable que los investigadores y los encargados de tomar decisiones estén adoptando un enfoque cauteloso respecto a lo que acuerden limpiar en Omaha, dijo Woolford. Dado su tamaño, podría ejercer influencia en otros lugares.
“Establecerá las bases para los sitios en todo el país”, agregó.
Afirmaciones ‘vacías’
La administración de Trump podría desbaratar cualquier plan para expandir la limpieza.
En marzo, la EPA anunció lo que denominó como la “mayor acción de desregulación en la historia de Estados Unidos”. Para julio, aproximadamente uno de cada cinco empleados que trabajaban para la EPA cuando Trump asumió el cargo ya no se encontraban ahí. La administración propuso reducir a la mitad el presupuesto de la EPA.
La administración prometió darles prioridad a las limpiezas del Superfund. Sin embargo, en octubre cambió la directriz del plomo. Como resultado, más personas estarán en riesgo de absorber cantidades dañinas de plomo en el cuerpo, dijo Tom Neltner, director nacional de la organización de defensa Unleaded Kids.
“Esto señala que las afirmaciones de que el plomo es una prioridad para ellos son vacías”, dijo.
La administración de Trump afirmó que el método de Biden tenía “inconsistencias e ineficiencias” que llevaron a una “parálisis de análisis” y provocaron que los proyectos fueran más lentos.
“Los niños no pueden esperar años para que pongamos una pala en la tierra y limpiemos las áreas donde viven y juegan”, dijo el Administrador de la EPA, Lee Zeldin, en un comunicado.

De conformidad con la directriz, la EPA podría emitir una norma más baja para el sitio de Omaha. Pero Robert Weinstock, director del Centro de Defensa Ambiental de la Universidad Northwestern, dijo que eso es poco probable, a menos que el estado establezca una norma estatal más baja que la de la EPA.
La directriz de Trump tiene algunas ventajas al ser más clara, dijo Filippelli, de la Universidad de Indiana. La directriz de Biden parecía demasiado ambiciosa: Filippelli y otros investigadores calcularon que uno de cada cuatro hogares estadounidenses podría haber calificado para la limpieza, con un costo estimado de entre $290 mil millones y $1.2 billones de dólares.
Aunque Omaha podría ser la prueba de fuego para determinar qué tan bajas podrían ser las normas de limpieza que establezca la EPA de Trump, las nuevas directrices no inspiran confianza en que la administración hará más para limpiar los sitios antiguos donde el trabajo está casi terminado.
“Me imagino que la inercia sería simplemente decir: ‘Oh, ya terminamos en Omaha’”, dijo.

La ciudad no ha recibido ningún calendario de la EPA, dijo Steve Zivny, gerente de programas de la Oficina de Información sobre el Plomo de Omaha. Sin embargo, él supone que el dinero jugará un papel importante en la decisión sobre si limpiar a un nivel de plomo más bajo. En el convenio del Superfund de Omaha quedan aproximadamente $90 millones de dólares.
“Si existe la información, los fundamentos científicos con sólidos y hay financiamiento, creo que esperaríamos que se redujera”, dijo Zivny. “Pero simplemente hay muchos factores que realmente no están bajo nuestro control”.
Si los niveles de limpieza no se reducen en Omaha, los defensores tendrán más trabajo por hacer, dijo Kiley Petersmith, profesora asistente del Nebraska Methodist College, quien hasta hace poco supervisó un programa estatal de pruebas de plomo en sangre.
“Creo que simplemente tendremos que unirnos para hacer más para evitar que esto pase de nuestro entorno a nuestros hijos”, informó.
Un asunto enterrado
A pesar de los esfuerzos de limpieza, los habitantes de Omaha siguen estando expuestos a índices más altos en comparación con el promedio nacional, dijo el Dr. Egg Qin, un epidemiólogo del Centro Médico de la Universidad de Nebraska que ha estudiado el sitio del Superfund. Sin embargo, la ciudad parece seguir adelante, agregó.
“Alguien necesita asumir la responsabilidad”, dijo Qin, “de asegurarse de que la comunidad sepa que la intoxicación por plomo sigue existiendo de manera significativa en Omaha”.
Aproximadamente el 40% de las 398 personas que ya se inscribieron para que Flatwater Free Press y ProPublica analicen sus tierras dijeron que no se sentían informadas sobre la historia de la contaminación por plomo en Omaha.

Eso puede deberse en parte a las reglas de divulgación. Cuando una persona vende una casa, las leyes estatales y federales requieren que comparta cualquier conocimiento que tenga sobre el riesgo de que haya plomo. El plan de limpieza original de la EPA de 2009 dice que eso debe incluir proporcionarles los resultados de las pruebas de la tierra a los compradores.
Pero en la mayoría de los casos es posible que haya muy poca divulgación, dijo Tim Reeder, un agente inmobiliario que trabaja en el sitio del Superfund. La asociación de agentes inmobiliarios de Omaha proporciona un mapa del sitio del Superfund para entregarles a los compradores, junto con alguna información básica, si la vivienda se encuentra dentro de los límites.
Los funcionarios de salud locales y de la ciudad difunden información sobre el plomo a través de reuniones en los vecindarios, entrevistas en la televisión local y anuncios publicitarios. Pero la mayoría de las personas no lo toman en serio hasta que alguien a quien conocen da un resultado alto, dijo Petersmith.
“Por desgracia, una vez que les afecta personalmente, por ejemplo si su hijo, nieto o primo tiene exposición al plomo, entonces ya es demasiado tarde”, agregó.
Cuando la pediatra de Omaha Katie MacKrell se mudó a una casa en el vecindario de Dundee, pensó que estaba bien que sus hijos jugaran en el jardín. Su hijo se chupaba el dedo. A su hija se le cayó el chupón y se lo volvió a poner.
Cuando sus dos hijos dieron positivo con niveles altos de plomo, MacKrell y su esposo pusieron manos a la obra para solucionar los problemas de pintura con plomo en la casa. En cuanto a su jardín, la propiedad presentó niveles de plomo superiores a la directriz de Biden, pero no calificó en el umbral de limpieza original. Y sin la ayuda del gobierno, a la pareja podría costarle más de $10,000 cubrir la limpieza por su cuenta.


El plomo también tomó por sorpresa a Vanessa Ballard, una maestra de secundaria y madre de dos niños pequeños. Ella había imaginado que cultivaría árboles frutales en su patio trasero, hasta que descubrió niveles de plomo lo suficientemente altos como para ameritar una posible limpieza de conformidad con las directrices de Biden. Ahora, nadie va al patio trasero. Su hijo mayor juega en agua jabonosa después de hacer caminos para sus autos Hot Wheels en la tierra, y ella mezcla gotas de hierro en el jugo de los niños cada noche para ayudarles a repeler el plomo.
“No tengo nada que ver con la causa de esto, pero sí tengo toda la responsabilidad de evitar que nos perjudique a mí y a mi familia”, dijo ella.
Prine nunca sabrá si el plomo afectó el desarrollo del habla de Jack, pero eso le preocupa todos los días.
Comenzar el kinder le ayudó, pero aún está rezagado en comparación con otros niños. Prine dijo que intenta ser valiente y creer que algún día él se pondrá al corriente. Si no lo hace, es difícil no sospechar que la culpable podría ser la tierra de su hogar.
Por lo menos durante un tiempo, pareció que el gobierno estaba de acuerdo. Ahora ella, y tantas otras personas de Omaha, no saben cuándo, si es que alguna vez, habrá una solución.
“¿Por qué tardan tanto después de decir que algo no es seguro, y luego vienen y dicen: ‘Vamos a tomar esto en serio?’” preguntó Prine. “‘¿Que vamos a ayudar a estos niños y a protegerlos?’”

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Cassandra Garibay de ProPublica, Destiny Herbers de Flatwater Free Press y Leah Keinama de Nebraska Journalism Trust contribuyeron a este reportaje.