El patrimonio nacional se afianzó en 2025 como campo de disputa global
▲ A la izquierda, una de las 52 piezas prehispánicas que entregó la SRE al INAH el 5 de diciembre; a la derecha, detalle del panel grabado en una laja de piedra caliza descubierto en junio pasado en la zona arqueológica de Calakmul, Campeche.Foto SRE e INAH
Daniel López Aguilar
Periódico La Jornada
Lunes 22 de diciembre de 2025, p. 3
El agonizante 2025 consolidó al patrimonio nacional como uno de los ámbitos más activos de la política cultural mexicana.
Entre descubrimientos arqueológicos que profundizaron el conocimiento sobre las civilizaciones prehispánicas, una ofensiva diplomática contra el tráfico ilícito de bienes históricos y la restitución de miles de piezas extraídas ilegalmente, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) se mantuvo en el centro de una agenda dedicada a la protección de la memoria y los territorios simbólicos.
A lo largo del año, el patrimonio dejó de ser sólo un objeto de estudio académico para convertirse en espacio de confrontación política, jurídica y ética.
El INAH, como órgano responsable de su investigación y resguardo, coordinó acciones científicas, legales y diplomáticas en un contexto internacional donde la comercialización de bienes culturales sigue siendo frecuente, a veces vinculada con redes de crimen organizado y mercados ilícitos que amenazan la identidad histórica del país.
Uno de los ejes más visibles fue la recuperación de piezas arqueológicas. En este mes, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) formalizó la entrega al INAH de 52 objetos devueltos voluntariamente por particulares en Estados Unidos, un lote que se sumó a más de 2 mil bienes recuperados durante el primer año de la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.
La repatriación se gestionó mediante la embajada de México en Estados Unidos y de los consulados en Nueva York, Sacramento y San Francisco.
Tras los dictámenes correspondientes, los especialistas del instituto confirmaron que los objetos pertenecen al acervo cultural de la nación y presentan rasgos estilísticos de las culturas mexica, teotihuacana y zapoteca. Su cronología abarca del año 500 aC hasta 1521; es decir, desde el periodo preclásico hasta la Conquista.
Para la cancillería, estas restituciones reflejaron “uno de los pilares de la política exterior mexicana: la defensa de las raíces históricas del país y la protección de su patrimonio frente al saqueo y la dispersión internacional”.
De manera paralela, en 2025 se desarrolló una ofensiva diplomática contra casas de subastas internacionales. La Secretaría de Cultura (SC) federal, encabezada por Claudia Curiel de Icaza, denunció y solicitó la cancelación de subastas en Estados Unidos y Europa que incluían bienes arqueológicos mexicanos.
En Alemania, la firma Zemanek-Münsters intentó vender 18 piezas de culturas mesoamericanas, mientras Artemis Gallery acumuló al menos tres intentos de comercialización con lotes de 29, 39 y hasta 47 piezas, entre ellas cuauhxicallis y cabezas de cerámica olmeca, cuya extracción del territorio nacional constituye un delito según la legislación vigente desde 1827.
Uno de los casos más relevantes ocurrió en París, Francia, donde la casa Bonhams Cornette de Saint Cyr anunció la subasta de 48 piezas prehispánicas, divididas en dos ventas: una presencial, que incluía cinco objetos catalogados como monumentos arqueológicos, y otra en línea con 43 piezas adicionales.
El gobierno mexicano recordó que estos bienes “son inalienables, imprescriptibles y propiedad de la nación, por lo que su presencia fuera del país implica extracción ilícita”. Todas estas acciones se inscribieron en la campaña #MiPatrimonioNoSeVende, que busca visibilizar el carácter ilegal y éticamente cuestionable del comercio de bienes patrimoniales.
Se activaron procedimientos jurídicos y se notificó a instancias como la SRE e Interpol, con la finalidad de frenar las ventas y avanzar en la repatriación de las piezas.
El balance anual también incluyó avances en la investigación arqueológica y el salvamento de sitios históricos. En la Costa Chica de Guerrero, especialistas del INAH documentaron el sitio Paso Temprano o Corral de Piedra, ciudad prehispánica de mil 200 años de antigüedad con murallas defensivas, áreas habitacionales, sectores palaciegos y una cancha de juego de pelota.
En Calakmul, Campeche, se descubrió un panel de piedra caliza reutilizado por los antiguos mayas, que contiene representaciones de cautivos y glifos asociados con la dinastía Kaanu’l, lo cual aporta nueva información sobre la extensión urbana del sitio y sus conflictos históricos con Tikal y Dzibanché.
Entre acciones de difusión y conmemoración histórica destacan los 500 años de la fundación de Tlaxcala, donde el INAH entregó documentos facsimilares y digitales del Manuscrito de Glasgow y actas de cabildo, lo que fortaleció el acceso público a la memoria documental, así como la conclusión de la restauración de 27 sahumadores prehispánicos recuperados en Cuautitlán, estado de México, lo que permitió estabilizar piezas rituales fechadas entre 1350 y 1521.
La coordinación interinstitucional se consolidó con la transición en la dirección del INAH. Diego Prieto Hernández, al frente de la institución durante nueve años, dejó el cargo para asumir la Unidad Estratégica de Culturas Vivas, Patrimonio Inmaterial e Interculturalidad, mientras Joel Omar Vázquez Herrera asumió la dirección del organismo.
Durante la gestión de Prieto Hernández se llevaron a cabo proyectos sobresalientes, entre ellos el salvamento arqueológico en la ruta del Tren Maya, con 63 mil elementos constructivos documentados, más de 1.8 millones de fragmentos cerámicos y 2 mil 600 piezas en restauración.
Además, se abrieron o renovaron museos y sitios en Palenque, Kabah, Dzibilchaltún, Chichén Itzá, Tulum y Calakmul, lo que amplió significativamente el conocimiento sobre la civilización maya.
Las acciones de difusión y la asistencia reflejaron el interés constante por el patrimonio cultural. Las cinco zonas arqueológicas más concurridas, Chichén Itzá, Tulum, Teotihuacan, El Tajín y Monte Albán, recibieron más de 5 millones de personas.
Entre restituciones, litigios internacionales, hallazgos arqueológicos y acciones de difusión, quedó confirmado que el patrimonio es hoy un campo de disputa global.