Rafael Rodríguez Acosta: Se fué a la eternidad el diputado minero – El Diario de Guayana
Fue uno de los aguerridos arquitectos, del movimiento sindical metalúrgico y minero venezolano y de sus históricas y añoradas conquistas socioeconómicas
Resultó imbatible por más de 30 años, en las contiendas democráticas por alcanzar la Diputación al Congreso Nacional por el estado Bolívar, en representación del Circuito Electoral correspondiente al eje político y territorial del Sur. Eso lo convirtió en nuestro representante parlamentario durante cuatro periodos Constitucionales consecutivos y a ganarse el derecho a la jubilación parlamentaria, que hizo efectiva cuando se rompió con el orden establecido, para abrir paso a un proceso Constituyente, cuyos resultados y efectos todos conocemos.
Rafael Rodríguez Acosta, «el Diputado Minero», como fue bautizado por el liderazgo y conglomerado del sector, en sus distintos niveles, de la pequeña, mediana y gran minería, nació en Valencia, estado Carabobo y desde los 14 años se incorporó al mercado laboral, como mensajero de una industria petrolera. En esos quehaceres, brotó su inclinación sindical y política, condimentadas con su sensibilidad social y devoción cristiana, mismas que le condujeron desde muy joven, a las filas del partido social cristiano Copei, donde descolló como una de sus figuras sindicales y políticas más prominentes, al lado de Godofredo González, líder histórico de Copei, quién fué su guía y compadre.
Rafael Rodríguez Acosta, entra al libro de la historia contemporánea venezolana y guayanesa, como uno de los arquitectos del aguerrido y combativo movimiento obrero metalúrgico y minero venezolano y de sus colosales y añoradas conquistas sociales y económicas. Ese proceso de combate sindical y político, lo trajo a Guayana, donde contribuyó a forjarse la estructura institucional sindical de la floreciente Industria metalúrgica, minera y energética de la región, lo que le sembró para siempre en estas tierras.
Su muerte, a los 84 años, representa sin lugar a dudas, una pérdida irreparable para el sindicalismo honesto y de avanzada de nuestro país y para su democracia.
Desde aquí, desde ésta tribuna de la verdad y de la lucha sin tregua por el progreso, la justicia, la libertad y la paz, elevamos nuestro ruego al Todo Poderoso, porque le reciba en su gloria y conceda la gracia del consuelo y la resignación a su leal y devota esposa, Doña Menci de Rodríguez Acosta, sus hijos, demás familiares, amigos y compañeros de lucha. Nobel Medrano Matos