Inflación en alimentos, amenaza global – Guillermo Barba – El Horizonte
Por mucho, la inflación más cruel, peligrosa y preocupante de todas es la de los alimentos. Si bien es un evento global, en lo local gobiernos como el de México no están tomando las previsiones adecuadas como la apertura de emergencia de los mercados hacia el exterior, para asegurar el mayor suministro posible y contener la espiral alcista de precios, que continúa bajo mucha presión.
Los precios mundiales de las materias primas alimenticias registraron alzas en enero de 1.1% mensual y de 19.5% interanual, acercándose peligrosamente a niveles no vistos desde abril de 2011, según el Índice de Precios de los Alimentos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FFPI, por sus siglas en inglés).
Entre los productos con mayores alzas destacan los aceites vegetales, que lideraron el índice con un alza mensual de 4.2%, y alcanzaron un récord histórico con un promedio de 185.9 puntos.
En el caso de los lácteos, el indicador subió por quinto mes consecutivo, esta vez el 2.4%, a 132.1 puntos. Este índice se ubica 18.7% por encima del valor que tenía en enero del año pasado. Los mayores aumentos corresponden a la leche descremada en polvo y la mantequilla.
Asimismo, el indicador de la carne alcanzó los 112.6 puntos el mes pasado, superando ligeramente los datos de diciembre de 2021 pero ubicándose 17.3% por encima del mismo mes del año anterior. Los precios de la carne de res alcanzaron un nuevo máximo, apoyados en una fuerte demanda mundial, que superó la oferta exportable, principalmente de Brasil y Australia.
En comparación con enero 2021, los precios de los cereales en grano han subido un 12.5%, mientras que el azúcar ha escalado 19.7% en ese mismo lapso.
La demanda mundial de alimentos sigue siendo fuerte, pero los precios más altos del combustible y los costos de envío, junto con otros cuellos de botella en la cadena de suministro que hemos comentado en este reporte, como la escasez de transporte y contenedores de envío, continúan elevando los precios todavía más.
De acuerdo con datos del FMI, la inflación promedio de los alimentos en todo el mundo alcanzó el 6.85% anual en diciembre, el nivel más alto desde que comenzó su serie en 2014. Entre abril de 2020 y diciembre de 2021 el precio de la soya se disparó un 52%, y el del maíz y el trigo ambos crecieron un 80 por ciento.
El Dr. Alastair Smith del Departamento de Desarrollo Sostenible Global en la Universidad de Warwick, pide a la FAO centrarse en los precios reales, no nominales, de los alimentos, pues argumenta que utilizando valores ajustados por inflación, el precio promedio real de los alimentos es actualmente el más alto desde que comenzaron los registros, excepto durante la crisis del petróleo de la década de 1970.
El FFPI se construye actualmente utilizando cambios y tendencias de precios nominales. Con estos datos, la FAO concluye que, si bien los precios de los alimentos crecieron casi 20% en 2021, se mantienen por debajo de su nivel máximo de 2011.
Por el contrario, el Dr. Alastair Smithal comenta que al utilizar los precios ajustados a la inflación vemos un panorama más alarmante, en el que el precio de los alimentos mostró una disminución constante desde la década de 1960 hasta el año 2000, y luego un rápido aumento desde el cambio de milenio.
Todo lo anterior, sumado a otras tendencias como la falta de inversión en el sector petrolero, castigado por la transición y apoyos gubernamentales hacia las energías «limpias» y renovables, refuerza la advertencia que hemos hecho en Top Money Report de que la elevada inflación general llegó para quedarse por un largo rato.
Se pueden crear en un instante todos los estímulos fiscales y monetarios que se quieran creando dinero «de la nada» bajo el actual sistema de dinero fíat, pero las mercancías – y en especial los alimentos- tienen que ser producidos mediante procesos que toman bastante tiempo.
La agravante es que, con un proceso de alza de tasas de interés a la vuelta de la esquina –que liderará a nivel mundial la Reserva Federal estadounidense a partir de marzo–, los mercados de riesgo, que incluyen a los de materias primas, podrían verse presionados a la baja. Los capitales, entre más altos sean los rendimientos, preferirán huir hacia la seguridad de los bonos en vez de quedarse a especular con commodities (materias primas).
Esta sería la tormenta perfecta que podría generar una escasez global de graves consecuencias, y que si bien representa un enorme peligro para el sustento de millones de personas, también será una oportunidad de inversión para aquellos dispuestos a apostar por ese indispensable mercado de alimentos, que experimentará un auge que podría prolongarse el resto de la década.