Investigadores de Australia encontraron un cocodrilo con restos de un dinosaurio en el estómago
Un cocodrilo del Cretácico, cuya especie no se conocía hasta ahora fue descubierta en Queensland, Australia. Gracias a imágenes nucleares y de sincrotrón, los científicos identificaron los restos en el estómago del espécimen fosilizado y se llevaron una sorpresa: había restos de un dinosaurio ornitópodo del tamaño de un pollo.
El hallazgo, que se hizo en 2010 en la estación Elderslie, cerca de Winton, se publicó el 11 de febrero de este año en la revista científica Gondwana Research. Hace 12 años y durante una excavación, el personal y los voluntarios del Museo Australiano de la Era de los Dinosaurios encontraron los restos conservados bajo un tipo de roca llamado Limolita.
El cocodrilo, que data del período Cretácico, es decir, que existió hace 96 millones de años, pertenece a la especie nombrada Confractosuchus sauroktonos o, como lo bautizaron los investigadores, “el asesino de dinosaurios”.
El ejemplar hallado, comparado con los cocodrilos que se conocen actualmente, no era tan monstruoso como cabría pensar, más bien tenía dimensiones similares a las de los ejemplares del presente. En ese sentido, medía aproximadamente 2,5 metros de largo y su cráneo presentaba algunas similitudes con el “caimán de anteojos”, una especie que habita zonas de agua dulce de Centroamérica y el noroeste de América del Sur.
En el interior de este cocodrilo de la prehistoria se encontraron los restos de un dinosaurio ornitópodo que tenía una dieta herbívora y pesaba aproximadamente 1,2 kilos. De acuerdo con Matt White, investigador asociado del museo australiano y autor principal del estudio, el hallazgo de este espécimen en el interior de un cocodrilo de este período es “algo extremadamente raro”.
Los huesos pequeños del dinosaurio, empaquetados y fragmentados, eran demasiado frágiles para extraerles la roca mediante métodos de preparación mecánica convencionales, por lo que, para identificar al animal, se usaron tecnologías de escaneo micro-CT de rayos X de neutrones y sincrotrones para identificar dónde se ubicaban los huesos dentro de la piedra.
“Si bien Confractosuchus no se habría especializado en comer dinosaurios, no habría pasado por alto una comida fácil, como los restos de ornitópodos jóvenes que se encuentran en su estómago”, manifestó en declaraciones a la la prensa el Dr. White, según consignó CNN.
De esa manera, una vez que se hicieron los escaneos tardaron aproximadamente diez meses en procesarlo en la computadora para finalmente lograr una reconstrucción en tercera dimensión de los huesos. Si bien el 35% del cocodrilo de agua dulce estaba bien preservado y los investigadores pudieron recuperar un cráneo casi completo del animal y usaron sofisticadas herramientas tecnológicas, no lograron clasificar al joven dinosaurio dentro de su estómago.
El hallazgo de este cocodrilo es la confirmación de algo que los paleontólogos sospecharon durante mucho tiempo: los dinosaurios fueron una parte importante de la red alimentaria del Cretácico.
Los restos óseos del ornitópodo en el interior del cocodrilo son la primera evidencia de depredación de esta especie y los dinosaurios en Australia.