La tecnología y el problema con la basura espacial
A principios de marzo del año pasado, la tecnología espacial detectó un objeto (o al menos el fragmento de uno) en el espacio exterior que se impactó contra la superficie lunar.
Esta no es la primera vez que algo así sucede. Se tiene certeza de al menos otros tres cuerpos que han golpeado el satélite en los últimos 20 años: el LCROSS, LADEE y el Smart-1.
Dichas colisiones no suponen un riesgo para nosotros en la Tierra. Sin embargo, sí dejan en claro la gravedad del problema que no ha hecho más que crecer durante los últimos años: la basura espacial.
A la fecha, miles de misiones realizadas por distintas empresas u organizaciones (llámese NASA, SpaceX, entre otras) han llevado una enorme cantidad tanto de satélites como cohetes al espacio. Tras cumplir su función, muchos de esos artefactos suelen quedarse vagando por el espacio, creando lo que la NASA reconoció como “un depósito de chatarra”.
Según estudios recientes de la NASA, actualmente hay cerca de 26,000 fragmentos similares al tamaño de una pelota de béisbol vagando por la órbita baja de la Tierra. Además, hay más de 500,000 objetos del tamaño de una canica y 100 millones del tamaño de un grano de sal. Se estima que todos estos objetos tengan un peso cumulativo de 6,000 toneladas de basura espacial, solamente en la órbita baja de la Tierra.
No obstante, es muy probable que la cantidad total de basura espacial sea mucho mayor. La Fuerza Espacial de Estados Unidos sólo rastrea objetos a 35,800 kilómetros de distancia de la Tierra… la Luna está a casi 400,000 km.
Si bien, investigadores de la Universidad de Arizona han dado seguimiento a otros objetos más cercanos a nuestro satélite, muchas veces el sistema reconoce únicamente artefactos del tamaño de una nave espacial o más grandes. Por lo que objetos pequeños suelen pasar desapercibidos.
Consecuencias de la basura espacial
Hay que recordar que, además de la basura espacial, en el espacio también hay satélites en funcionamiento, enviados para cumplir tareas específicas. Ahora, estos satélites activos están bajo la constante amenaza de ser impactados por los restos de sus predecesores. Las mismas herramientas que facilitaron el avance de la carrera espacial, son las que ahora la están poniendo en riesgo. Esto claro que implica la realización de maniobras no previstas por parte de las empresas espaciales.
Por otro lado… compañías espaciales encuentran una gran oportunidad de negocio en el problema de la basura espacial. En los últimos muchas han lanzado iniciativas para tratar de acabar al menos con una parte de los desperdicios espaciales.