La fotografía de la fauna, aliada para la conservación – Diario Córdoba
Hace cuarenta años la fotografía de la naturaleza era practicada principalmente por profesionales. Los grandes fotógrafos que destacaban en España se podían contar casi con los dedos de una mano. Los equipos fotográficos y fotografías no eran muy baratas y las posibilidades de venta de las fotografías eran muy limitadas. También ocurría que a las especies más llamativas y amenazadas las teníamos acorraladas en los lugares más recónditos y eran muy temerosas del hombre porque habían sido perseguidas durante toda la historia. Su persecución se consideró agobiante a partir de los años cincuenta con la constitución de las Juntas Provinciales de Extinción de Animales Dañinos, que provocó un verdadero holocausto con la fauna en España. Aunque creadas en 1953, en algunos lugares comenzaron a funcionar en 1944 hasta su desaparición en el año 1970 con la Ley de Caza. No obstante, su filosofía siguió actuando en el medio natural, y el uso del veneno actual y la colocación de lazos, cepos y trampas para depredadores es una reminiscencia de lo que ocurrió en el pasado.
Cientos de miles de ejemplares de especies consideradas depredadoras fueron aniquiladas en esos años en los que se pensaba exclusivamente en la economía. Uno de los fotógrafos más reconocidos del siglo XX fue Antonio Camoyán Rodríguez (EPD), al que sumó su faceta de pertenecer al grupo de personas que creó la primera administración ambiental en España. Los que le conocíamos seguíamos sus trabajos en una magnífica revista, Periplo, que nació en 1975 como una publicación interna del Instituto de Caza Fotográfica y Ciencias de la Naturaleza (Incafo) y fue la cuna de grandes fotógrafos de la naturaleza.
Con el paso del tiempo, la fotografía de naturaleza se ha ido extendiendo cada vez más y de ser principalmente una actividad profesional se ha transformado en una afición que desarrollan muchas personas. En los años ochenta y noventa se editaron códigos éticos para evitar que se molestaran a las especies más amenazadas. En algunas revistas especializadas. e incluso la administración, llegaron a no publicar fotografías cuyo objeto fueran los nidos.
En el siglo XXI, con los programas de conservación se pusieron al día técnicas de alimentación suplementaria para las especies amenazadas. En el año 2012 comenzó a regularse la fotografía de naturaleza en Andalucía de forma más explícita como desarrollo de una Ley de 2003. Hizo falta elaborar un protocolo para unificar criterios en todas las provincias y del que me enorgullezco de haber realizado el primer borrador junto a Antonio Atienza, fotógrafo de Cádiz.
Con la mejora de las poblaciones y el incremento del respeto hacia la fauna ha disminuido ostensiblemente la distancia de huida en muchas especies, sobre todo con aquellas personas que se mueven en el medio natural y en su interacción no ocurren situaciones de persecución.
Uno de los fotógrafos más conocidos del siglo XX fue Antonio Camoyán
Las técnicas de los programas de conservación se trasladaron a la fotografía y la era digital extendió la afición. Se construyeron observatorios preparados para albergar a un número reducido de fotógrafos y diseñados para que los animales objeto no se percataran. El fotógrafo tiene enfrente un escenario lo más realista posible donde van a actuar desde buitres, águilas, avutardas, diversos mamíferos como el lince e incluso una cohorte de pajarillos. En la provincia de Córdoba la pionera fue la empresa Alpasín, de Adamuz, que con mucho esfuerzo Agustín Pérez Amil ha sacado adelante, no sin grandes incomprensiones por parte de muchos. Hoy día es una empresa puntera de fotografía de fauna y atiende diariamente en su pueblo a un grupo de personas para realizar fotografías de especies emblemáticas de la fauna mediterránea. Allí pernoctan, almuerzan y cenan, y compran productos locales, entre otras cuestiones. Vienen desde todos los rincones de Europa y este municipio es muy conocido en este ámbito. Con los fotógrafos ocurre como con los observadores de aves, quieren tener un recuerdo en fotografía de un listado de especies y no cejan hasta que lo han conseguido. Hoy se puede disfrutar del hide de la charca en Los Villares y del alzacola con Alfonso Roldán y de varios observatorios en Cabra para distintas especies con Antonio Pestana. Esta actividad debe desarrollarse por actores locales que tienen más cerca el recurso y pueden tener una dedicación con menor esfuerzo, conocen a los propietarios y son más aceptados en esta actividad que los foráneos. No obstante, hay que ser muy precavido, sobre todo, con las especies amenazadas.