Comerciantes rusos en China huelen dinero tras las sanciones por la guerra de Ucrania
Para Marat, un empresario ruso en Shanghái, la guerra de Ucrania puede suponer una oportunidad de negocio en China, restableciendo las cadenas de suministro para las empresas afectadas por las sanciones occidentales contra su país.
El comerciante de 42 años ya ha sido contactado por una compañía de componentes que busca socios en China después de quedarse sin sus proveedores en Europa y Norteamérica.
“Esté preparado”, fue el mensaje que recibió de una empresa en Bielorrusia, aliado de Moscú también objeto de sanciones por respaldar la invasión de Ucrania.
“Será una mayor carga de trabajo para mí y, por supuesto, como resultado, mayor recompensa”, dijo Marat, que solo facilitó su nombre de pila por lo sensible de hablar sobre la guerra en China.
Desde que el presidente ruso Vladimir Putin lanzara el asalto de Ucrania, los países occidentales tratan de desconectar a Rusia del sistema financiera internacional, provocando el derrumbe de su moneda y situándola al bordo de la quiebra.
Pero China, vieja aliada de Moscú que no ha condenado la invasión, ha rechazado seguir esta senda, ofreciendo al gigante euroasiático una posible vía de asistencia económica.
China ya es el principal socio comercial de Rusia, con un volumen de US$ 147,000 millones el año pasado, de acuerdo con los datos aduaneros chinos. Es un 30% más que en el 2019.
Ya empiezan a percibirse señales de un repunte de la actividad desde el inicio de la guerra y los comerciantes entre ambos países aseguran que esperan un crecimiento de la demanda rusa.
“Esta crisis es una oportunidad para las compañías rusas en China”, afirma otro emprendedor ruso en Pekín, que usa el seudónimo de Vladimir. “China está abierta. Están diciendo: ‘Si quieres comprar, lo tenemos’”, indica.
Semanas complicadas
Aun así, han sido semanas complicadas para los negocios con vínculos rusos en China.
Los comerciantes, ya sea de pesticidas o de componentes automovilísticos, aseguran que las salvajes fluctuaciones en el valor del rublo han llevado a muchos clientes rusos a paralizar nuevos pedidos.
Otros se vieron tratando de abrir apresuradamente cuentas en yuanes chinos después de que la exclusión de los bancos rusos del sistema Swift les impidiera hacer pagos en dólares.
Y los envíos sufren fuertes retrasos dado que la mayoría de grandes compañías de transporte se niegan a aceptar remesas vinculadas a Rusia y que algunas rutas de acceso al enorme país están bloqueadas.
“Todo el mundo aguarda algo más predecible”, dijo Vladimir, especializado en importar productos alimentarios rusos a China. “Todo el mundo piensa que las sanciones (pueden) cancelarse si la guerra termina pronto”, indicó.
“Bueno para China”
China y Rusia han acercado posiciones en años recientes como demostró la presencia de Putin en la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Invierno en Pekín en febrero, semanas antes de lanzar la invasión.
El mandatario ruso y su homólogo chino Xi Jinping reafirmaron una relación “sin límites”, endulzada por un acuerdo para la compra de miles de millones de dólares de petróleo y gas rusos.
En dos centros comerciales rusos en Pekín, los estantes antes repletos de ropas y productos listos para la exportación ahora ofrecen espacios vacíos tras las puertas cerradas con candado.
La guerra y las sanciones afectarán a las distintas industrias de formas diferentes, afirma Marat, el empresario en Shanghái.
Los sectores con altos costes operativos y de entrada, como los químicos, aguantarán mejor que los bienes más baratos y con clientes menos estables, opina.
Los propietarios de negocios chinos están divididos sobre lo que depara el futuro. Algunos se preparan para una caída del poder adquisitivo ruso y otros huelen beneficios a largo plazo por el estrechamiento de ambas economías.
Lo mismo ocurre con los empresarios chinos que trabajan dentro de Rusia.
“Es definitivamente bueno para China que Rusia haya caído bajo sanciones occidentales”, dice desde Moscú, Chi Dashuai, operador de una plataforma de comercio en línea de 38 años.
Las firmas chinas pueden preparar plantas de procesamiento para bienes semiterminados en Rusia si el gobierno ruso facilita hacer negocios en China, asegura. “Los beneficios para China superarán las pérdidas a largo plazo”, confía.