De la ilusión a la desesperación: así fue el ambiente rojiblanco en el derbi – La Nueva España
El sportinguismo comenzó el derbi con ilusión y fe y terminó, otra vez, y ya van unas cuantas, hundido. La esperanza viró hasta convertirse en un enfado monumental. Ni siquiera se llevó esta alegría el proyecto. Apoyó como nunca. Fuera y en el campo. La llegada del autobús del Sporting fue de las ruidosas, multitudinaria, de las de las grandes tardes, de las de antes del covid. Y en el estadio, hasta el 0-1, la gente se dejó al alma. Luego, tristeza. Ya más desesperación y hartazgo. Una parte del estadio profirió cánticos. Al palco, “directiva dimisión”, y a los jugadores, “esa camiseta no la merecéis”.
Para el sportinguismo el derbi asturiano no se inició a las 20.30 horas, sino que comenzó mucho antes. Hubo muchos guiños por parte de los gijoneses al club de la ciudad. José Javier Suárez, seguidor rojiblanco de 56 años, dio su habitual paseo matinal por el Muro, pero, ayer, en cambio, lo hizo exhibiendo la indumentaria rojiblanca con el “9” de Quini a las espaldas. Y su explicación confirma que en estos momentos da igual la foto de la clasificación; que para un sportinguista el derbi siempre tiene ese aroma de especial.
“Llevo nervioso desde ayer”, comentó Javier. Y es que este partido también sirve para mostrar el orgullo que sienten ese orgullo, ese sentimiento especial de aquellos que son de Gijón ya no solo por el club, empozado este año en los puestos nocturnos de Segunda, sino por sentirse parte de la ciudad. Hasta la llegada de los dos autobuses la hinchada no se concentró en un punto en concreto. Se diversificó en distintas zonas de los alrededores del estadio, sobre todo en dos zonas: en una de las alas del Parque Isabel La Católica y en los distintos locales de la avenida Torcuato Fernández Miranda. Ahí se comenzó a cocer ya más lo que viene siendo la pura previa: los cánticos, petardos, y también bengalas. También ahí se comenzaron a ver a aficionados azules, mezclados con los rojiblancos. Por ahí estaban dos vecinas de Lugones: una seguidora azul como Ana Peralta equipada con la camiseta del Oviedo y su amiga Sandra Cima. “No ha habido ningún problema, venimos a disfrutar del derbi”, dijo Ana. O Diego García, otro aficionado del Oviedo que entró en El Molinón con una camiseta negra con la figura de Antonio Gorriarán estampada. “Cero problemas, la gente se ha portado genial”, comentó. En el campo, El Molinón más pasional. Y apoyado por lo que había organizado el club para acrecentar ese clima de derbi: cinco minutos antes del partido ya sonó el “Gijón del Alma” de Vicente Díaz, y al descanso la voz de Víctor Manuel y su “Asturias”, dos clásicos. No hubo que lamentar ningún incidente tampoco dentro del campo. Con el estadio rozando el lleno y con unos cuantos seguidores del Oviedo en las gradas (algunos camuflados, otros equipados de azul). “Todo ha ido bien y no ha habido ningún problema”, comentó Javier Fernández, uno de los primeros en aparecer con su indumentaria azul. Apenas hubo cacheos. El lío llego con la tangana final e imágenes muy duras que no gustan a nadie: provocaciones y algún aficionado desalojado de la grada por la Policía para ser propuesto para sanción.