Linda McCartney, la gurú del vegetarianismo cuyas recetas siguen influyendo 40 años después
Paul McCartney recuerda perfectamente el día que él y su difunta mujer Linda McCartney, fallecida en 1998 a causa de un cáncer de mama, a los 56 años, decidieron dejar de comer carne. Ambos habían sido criados en familias donde la alimentación era tradicional y el beicon y las salchichas, ingredientes fundamentales de muchos de los platos que consumían. En el prólogo de La cocina familiar de Linda McCartney, el recetario que acaba de publicar Libros Cúpula, el ex integrante de los Beatles detalla cómo decidieron cambiar para siempre su alimentación: “Fue un día durante un almuerzo dominical con nuestra familia en la granja que teníamos en Escocia. Linda y yo contemplábamos por la ventana los corderitos que pacían en los prados cercanos. Comentamos lo hermosos y adorables que eran y, a continuación, miramos nuestros platos: estábamos comiendo pierna de cordero. (…) Ese fue nuestro punto de inflexión y ahí empezó todo”.
Ese “todo” al que se refiere Paul McCartney fue una dedicación exhaustiva a la divulgación de las ventajas del vegetarianismo, el respeto a los animales y la concienciación medioambiental. Una pasión, la de Linda McCartney, que, basada en la experiencia de ella y su familia, la llevó a escribir su primer libro de recetas, con el autor gastronómico Peter Cox, y a crear su compañía de comida vegetariana llamada Linda McCartney´s Foods, que aún hoy comercializa productos. Su faceta de empresaria la llevó a amansar su propia fortuna, al margen de las grandes cantidades de dinero que ganaba el músico de Liverpool.
Con los años, la fotógrafa y madre de tres de los hijos del exbeatle, se convirtió en una influencer de la dieta vegetariana —sobre todo en el Reino Unido y Estados Unidos— cuando esta palabra ni se intuía en el vocabulario habitual. Usaba su popularidad para influir en la opinión pública, pero también trataba de hacerlo en sus círculos más cercanos. “Lo último que queríamos era ofender a alguien con sermones”, recuerda Paul McCartney en este nuevo libro, pero “Linda era directa y si en una cena alguien comía carne, ella regañaba con cariño y encanto”.
Todo este trabajo del matrimonio McCartney por el vegetarianismo comenzó hace más de cuatro décadas, cuando los vegetarianos eran vistos de un modo muy diferente. Así lo corrobora David Román, presidente de la Unión Vegetariana Española. “Linda y su marido Paul comenzaron a ser vegetarianos en los años 70, cuando se enfrentaron al duro trabajo de conocer lo que ocurría en los mataderos. Lo más interesante de Linda fue que trasladó su preocupación y se comprometió a compartir todo su conocimiento con los demás. Ayudó mucho a normalizar. Debemos tener en cuenta que no hace mucho tiempo ser vegetariano era ser un bicho raro, era un estigma. Linda no solo contribuyó a normalizar, sino que consiguió que ser vegetariano se pudiera ver como algo atractivo e interesante”, explica.
Laura Veraguas es una de las cocineras que mejor trabaja y conoce los platos vegetarianos en nuestro país. Ha creado un proyecto gastronómico que nace de la necesidad de renovar nuestra mirada hacia el mundo vegetal, realiza asesoría y está al frente de un catering donde utiliza productos de proximidad, silvestres y ecológicos, con técnicas y elaboraciones no agresivas. Para ella la figura de Linda McCartney es clave por ser una pionera. “Creo que fue un logro crear un recetario innovador y divertido, unas recetas que no aburrían. Ella es un gran referente en el tiempo. Ahora estamos en otro momento, pero en los 70 empezar este camino significaba que te acusasen de personaje extraño, cuando en realidad eran muy avanzados. No me cabe ninguna duda, lo tengo clarísimo, que en el futuro casi no comeremos proteína animal, pero estamos en otro momento muy diferente al que vivieron ellos”.
En La cocina familiar de Linda McCartney, las recetas fáciles y prácticas se entremezclan con un álbum de fotografías familiares y con las reflexiones que la llevaron a prescindir de la carne. En una de las páginas, en letras grandes, se puede leer una frase con la que ella solía explicar por qué había decido ser vegetariana: “El pescado, el pollo y el cordero tienen corazón y ojos, hijos y sentimientos, igual que el animal humano”. Linda McCartney, que era una cocinera autodicta, también apelaba a la diversión entre fogones como uno de los motores de su pasión por la cocina porque es “la única manera de que las recetas pasen a la siguiente generación”.
En el libro colabora también su hija Stella McCartney, diseñadora que heredó de su madre su compromiso por el cuidado del planeta y gran defensora de los derechos de los animales. “Todos sabemos cocinar y es gracias a mamá. Como ella, adoro a nuestros congéneres y solo cocino recetas de origen vegetal. Eso es cocinar con el alma y así es cómo preparaba ella la comida: con el alma”.