Minería en Colombia: oficio mortal que ha dejado 1.306 muertes en 10 años – ELTIEMPO.COM
Después de 23 días atrapados en una mina bajo el río Cauca, en la vereda El Bosque de Neira, Caldas, los cuerpos sin vida de 11 mineros fueron rescatados. La emergencia se presentó el viernes 11 de marzo del 2021 y tres de las víctimas eran los hijos de Rosa Morales, una humilde mujer del corregimiento de Irra, en Quinchía, Risaralda, muy cerca de donde ocurrió la tragedia.
Desde que la mina se inundó, lo único que esperaba Morales, así como los familiares de los otros mineros, era poder sepultarlos, pues sabían que era difícil encontrarlos con vida.
Y aunque todos en estos pueblos sabían que si entraban a la mina, que era ilegal, podían morir, lo hacían cada día porque era la única forma que tenían de llevar alimentos a sus hogares.
“Uno sabe que el riesgo es mucho, pero todos los días los despachaba con la certeza y la fe de que en la tarde volvían. Nunca me imaginé pasar por esto y espero que no me toque otra vez, no quiero perder a otro de mis hijos”, dijo Morales en su momento.
Noticias como estas son registradas constantemente por los medios de comunicación, tanto en minas legales como ilegales, pues es uno de los oficios más con mayores riesgos en nuestro país y en el mundo.
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De hecho, según cifras de la Agencia Nacional de Minería (ANM), entre el 2011 y el 2021 murieron 1.306 mineros en el país tras 1.218 accidentes, tanto en minas legales como ilegales.
Y en el 2022, con corte al 5 de abril, habían fallecido 51 personas en 34 accidentes, siendo uno en Ráquira, Boyacá, a finales de febrero, el que más víctimas mortales dejó, con 15 muertos.
Según cifras del Consejo Colombiano de Seguridad, la actividad minera no lidera el número de accidentes laborales en el país, pero sí de muertes. En 2021 fueron reportados 513.857, de los cuales el sector de agricultura, ganadería, caza y silvicultura obtuvo 13,75 casos por cada 100 trabajadores y el minero una tasa de 12,59.
En cuanto a fallecimientos, fueron 608 muertes el año pasado (472 por accidente de trabajo y 136 por enfermedad laboral) y la actividad de minas y canteras tuvo una tasa de mortalidad de 67,82 muertes por 100.000 trabajadores. Los servicios de salud, a propósito de la pandemia del covid-19, representaron 13,40 muertes por cada 100.000 trabajadores.
Durante los últimos dos años, es decir, 2020 y 2021, se evidencia un aumento con respecto a los accidentes y muertes, comparándolos con los años anteriores. De esta década, el 2020 fue el de mayor accidentalidad, con 153 emergencias y 171 muertos, mientras que en el 2021 fueron 128 accidentes y 148 fallecimientos. El año del registro más bajo fue el 2015, con 84, y de muertes el 2019, con 82.
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Juan Miguel Durán Prieto, presidente de la Agencia Nacional de Minería (ANM), reconoce que la accidentalidad ha estado en aumento en los últimos dos años, por lo que destaca que se viene trabajando en los procesos de apoyo al sector minero para prevenir tragedias.
“El país ya cuenta con el programa de especialización en ingeniería en incendios y explosiones, que le permitirá al país y al sector minero contar con profesionales con los conocimientos y habilidades necesarios para gestionar, controlar y prevenir el riesgo asociado con atmósferas explosivas, lo que ayudará a prevenir y controlar accidentes por incendios y explosiones”, señaló el funcionario.
Durán Prieto argumenta que además de las capacitaciones y adecuadas dotaciones en las minas, actualmente se cuenta con un cuerpo de Salvamento Minero activo con cerca de 3.300 personas formadas como socorredores mineros y 1.800 personas formadas como promotores de prevención en seguridad y salvamento minero.
Panorama regional
En la última década, Boyacá, con 354 accidentes, es el departamento con más casos. Le siguen Antioquia, con 237; Cundinamarca, con 224; Norte de Santander, con 140, y Caldas, con 85.
Entre los municipios más afectados, en ese mismo periodo de tiempo, están Marmato (Caldas), con 77; Cucunubá (Cundinamarca), con 61; Lenguazaque (Cundinamarca), con 55; Angelópolis (Antioquia), con 43, y Guachetá (Cundinamarca), con 38.
Y en cuanto a muertos, entre 2011 y 2021, Boyacá registró 333, seguido por Antioquia, con 258; Cundinamarca, con 31; Norte de Santander, con 149, y Caldas, con 83.
Las minas de carbón son las que más presentan accidentes, con 720 hasta el 2021. Le siguen de oro filón, con 229; oro aluvión, con 37; esmeraldas, con 33, y oro, con 23.
Y las subterráneas se llevan la mayoría de los accidentes y muertes, con 1.143 durante esa década, mientras que los casos en minas de cielo abierto y de barequeros son 74 y 1, respectivamente. En cuanto al tipo de licencia, los accidentes en ilícitas son 418; de lícitas son 758; de legales con medidas de seguridad, 27; de legales sin POT aprobado o sin licencia ambiental, 15.
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Para Juan Eugenio Monsalve Oliveros, profesor adscrito al Departamento de Materiales y Minerales de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional, sede Medellín, “la seguridad minera en el país tiene muchísimas deficiencias”.
El académico compara las muertes en 2021 con otros países, como Chile y Perú, donde fueron 12 y 63, respectivamente. “Nos encontramos muy lejos de los promedios de fatalidades y accidentes en operaciones mientras con respecto a otros países.
Colombia es un país que infortunadamente tiene un desempeño muy malo en los temas de seguridad minera, manifestado en el número de fatalidades y el número de accidentes graves y severos”, aseveró el docente.
No obstante, para el presidente de la ANM no se puede comparar la cifra de Colombia con la de otros países de Latinoamérica, teniendo en cuenta que somos los principales productores de carbón en minería subterránea y “las condiciones de explotación son muy diferentes a las de países como Perú, Chile y México, donde poseen minería de otro tipo de minerales, en su mayoría polimetálicos, con un nivel tecnológico más avanzado, que, aunque también tiene complejidad, los riesgos son distintos”.
¿Qué hacer?
Desde la Agencia Minera plantean que la fiscalización minera, por ejemplo, debe ser una herramienta más fuerte y exigente en aspectos como los controles en ventilación, sostenimiento, procedimientos de trabajo seguro. Y que en aquellas operaciones que su incumplimiento sea reiterativo aplicar sanciones económicas y de caducidad donde aplique. El profesor Monsalve resalta los esfuerzos que se vienen haciendo desde la ANM, la academia y entidades de profesionales. Considera, por ejemplo, que el trabajo con los mineros es clave para que las cifras de accidentalidad disminuyan.
“El tema de la sensibilización de los mineros frente a la seguridad es un tema de vital importancia y en este momento se está trabajando fuertemente con respecto a esta iniciativa”, explicó.
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Pero también considera que debe de haber mayores facilidades para acceder a equipos mineros para que las operaciones artesanales, que generan mayores riesgos, disminuyan.
Otro punto en el que se debe trabajar, en palabras del académico, es garantizar el cumplimiento de la regulación minera. Asegura que la regulación es aceptable, pero las autoridades competentes “deben apoyar estas medidas, no operan adecuadamente y, por lo tanto, estos requerimientos se quedan en el papel”.
MATEO GARCÍA
Redactor de EL TIEMPO
En Twitter: @teomagar