El Día Mundial del Medio Ambiente en Suecia / Ruth Zavaleta Salgado | Excélsior
Para María Elena Ríos:
Tu tristeza es nuestra tristeza,
pero también tu coraje para levantarte.
“Tenemos #UnaSolaTierra. Vamos a cuidarla” es el lema del Día Mundial del Medio Ambiente 2022. Se cumplen 50 años de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano que se llevó a cabo en Estocolmo, Suecia (en 1972). Ahí surgió el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). “Una sola Tierra” fue el lema de ese entonces. Para conmemorar este medio siglo, se celebró una reunión de balance y acuerdos en ese mismo lugar los días 2 y 3 de junio, denominada Estocolmo+50: un planeta sano para la prosperidad de todos—nuestra responsabilidad, nuestra oportunidad.
No hay lugar a dudas, Suecia se ha convertido en la nación líder en la lucha contra el cambio climático, toda vez que se encuentra entre los pioneros del reverdecimiento de su economía y sus emisiones de CO2 por unidad del PIB (3,8 toneladas) están por debajo del promedio de la OCDE (9,2 toneladas) y están disminuyendo. ¿Qué hizo Suecia para lograr esto?
Miembro de la Unión Europea desde 1995, Suecia es un país de apenas 10 millones de habitantes. El 69% de su territorio está cubierto por bosques. Sólo el 10% de la superficie total es utilizada como tierra agrícola, urbana e industrial. Pero, aunque menos de una décima parte de la superficie está cultivada, hacen énfasis en la página electrónica del gobierno sueco de que sus cosechas se encuentran entre las más grandes del mundo. Por la extensión de sus bosques, es un importante exportador de productos forestales, pero la automoción es el sector manufacturero más grande y produce aproximadamente la mitad del valor agregado industrial.
En 1967, Suecia fue el primer país del mundo en aprobar una ley para la protección ambiental. Desde esa fecha, el gobierno impulsó una política pública de Estado para lograr un desarrollo sostenible y se propuso la meta de ser libres de los combustibles fósiles y lograr el 100% renovables para 2045.
Hoy, este país puede presumir que más de la mitad del suministro nacional de su energía proviene de energías renovables y sus emisiones se redujeron considerablemente porque producen tres cuartas partes de su electricidad a partir de energía hidroeléctrica (45%), nuclear (30%), eólica (17%) y de plantas de calor y energía alimentadas principalmente por biocombustibles (8 por ciento). Estocolmo, que es la ciudad más grande de ese país (viven ahí casi un millón de habitantes), tiene todo el sistema subterráneo funcionando con electricidad verde y todos los autobuses funcionan con combustibles renovables. También, tienen la primera carretera eléctrica inalámbrica del mundo, donde los vehículos eléctricos pueden cargarse mientras conducen. Su plan para el 2030 es convertir 2,000 km de las carreteras más transitadas del país en carreteras eléctricas inalámbricas.
Además, la participación ciudadana es parte fundamental de su política pública medioambiental. Por ejemplo, todas las personas que compran una botella de plástico o una lata pagan un depósito que se reembolsa al reciclar los envases vacíos. En 2020, el 46% de los desechos domésticos se convirtieron en energía, y se reciclaron casi el 90% de las botellas y latas, y el 70% de los envases.
Lo más importante de esta buena práctica a nivel mundial es que otros países en desarrollo pueden ser beneficiados con el éxito de Suecia, porque este país se encuentra entre los diez principales contribuyentes del Fondo para el Medio Ambiente del PNUMA, que depende de ese tipo contribuciones voluntarias, que representan el 95% de sus ingresos.
Uno de los programas más importantes de este fondo es el relacionado con los mercados de carbono; al respecto, en México se tenían planes de arrancar una fase piloto en el 2018 y, en el 2021, iniciar formalmente este mercado. Pero sólo fueron sueños que se derivaron de las denostadas reformas de 2014. Hoy, nada de eso existe ni existirá, por lo menos hasta que termine este contaminante sexenio.