Fernández y Guterres analizaron el impacto global de la guerra
El presidente Alberto Fernández y el secretario general de las Naciones Unidas, el portugués António Guterres, abordaron este jueves la problemática de la guerra de Rusia y Ucrania y sus consecuencias en materia de energía y alimentos, al reunirse en el marco de la IX Cumbre de las Américas.
El encuentro se desarrolló esta tarde en uno de los salones del Convention Center de la ciudad estadounidense de Los Ángeles, sede de la Cumbre, donde el jefe de Estado analizó con el titular de la ONU las distintas acciones que viene llevando a cabo la organización multilateral con motivo del conflicto bélico.
Durante la charla se coincidió en «la necesidad de ponerle fin a la guerra», informaron a Télam fuentes oficiales, para lo cual se repasaron iniciativas que se están impulsando con ese objetivo en el horizonte.
La preocupación compartida por las consecuencias de la confrontación armada en Europa quedó expuesta en el discurso de Fernández, quien alertó a sus pares que participaban del plenario que «la invasión de Rusia sobre Ucrania impacta de lleno» sobre todo el mundo, y subrayó a los presentes la necesidad urgente de «construir escenarios de negociación que le pongan fin a la catástrofe bélica».
«Sin humillaciones ni deseos de dominación. Sin geopolítica deshumanizada ni privilegios de violencia», remarcó el jefe de Estado en el párrafo del documento leído que dedicó a los acontecimientos en el este de Europa.
En tanto, Guterres, quien también participó como orador de la Cumbre y habló luego de la intervención de Fernández, expuso también como prioridad el drama de la guerra y sus consecuencias en materia alimentaria y de escalada de precios.
En un discurso pronunciado en inglés y español, describió la actualidad del continente americano y lo vinculó con el impacto de la guerra, para así enumerar problemas del hemisferio como «el aumento de los precios de las materias primas, la inseguridad alimentaria y los altos niveles de pobreza y desigualdad», entre otros.
En su diagnóstico de la actualidad en las Américas, el titular de la ONU mencionó algunas dificultades profundizadas por el conflicto bélico, como «que muchos países carezcan de espacio fiscal y apoyo financiero para invertir en la recuperación» como también que «otras naciones de renta media que necesitan esa ayuda desesperadamente son consideradas inelegibles por las instituciones financieras internacionales».
Además, exhortó a todos los países del continente a abogar por «un multilateralismo renovado que pueda reunir a todas las naciones del mundo en busca de soluciones comunes», que garantice -entre otros valores- el respeto pleno de los derechos humanos.
El portugués también analizó la problemática de la inmigración, para la que pidió «una nueva mirada» que permita que las personas sean protegidas en sus derechos en los países a los que migran, como establece el Pacto Mundial para la Migración, según remarcó.
«Se necesita una mayor cooperación entre los países de origen, tránsito y destino, con los derechos humanos como eje central. También se requieren sistemas de justicia imparciales e impermeables a la corrupción, y nuevos esfuerzos para hacer frente al crimen y a la violencia», añadió.
La inquietud por los efectos globales de la guerra, con la interrupción del comercio exterior de trigo y la suba de los combustibles, se repitió en los últimas declaraciones de Guterres como en los pronunciamientos oficiales de la ONU como organismo.
Esta semana, las Naciones Unidas advirtieron que tras la invasión rusa a Ucrania se multiplicó la inseguridad alimentaria, la suba de los costos de la energía y la inestabilidad en el mundo de las finanzas.
El propio secretario general alertó que es probable que 1.600 millones de personas se vean afectadas alrededor del mundo y anticipó que la potencial crisis alimentaria de este año, basada en la falta de acceso y rutas comerciales bloqueadas, podría profundizarse en 2023 con escasez de alimentos en varias partes del globo.
«A tres meses después de la invasión rusa de Ucrania nos enfrentamos a una nueva realidad. Para los que están en el terreno, cada día hay un nuevo derramamiento de sangre y sufrimiento, y para la gente de todo el mundo, la guerra, junto con las otras crisis, amenaza con desatar una ola de hambre y miseria sin precedentes, dejando un caos económico y social tras de sí», vaticinó.
Ante este panorama, Guterres reclamó que se discuta a nivel internacional una iniciativa para transportar los 20 millones de toneladas de grano que se encuentran en los almacenes del puerto ucraniano de Odesa, en el Mar Negro.
Además, al presentar un informe de la ONU sobre las consecuencias de la guerra, el portugués diagnosticó que el mundo está ante la mayor «crisis del coste de la vida» en una generación, con los precios de los alimentos cerca de máximos históricos, con fertilizantes en el doble de sus precios y récords en el alza del petróleo y el gas.
«Las personas y países vulnerables ya están siendo duramente golpeados, pero no se equivoquen: ningún país o comunidad quedará a salvo de esta crisis del costo de la vida», pronosticó Guterres.