ANÁLISIS | ¿Cómo podría ser Petro el presidente que una a todos los colombianos? Estos son sus principales retos
(CNN Español) — Gustavo Petro fue elegido para ser el próximo presidente de Colombia con una ambiciosa agenda que va desde implementar la justicia social, acabar las desigualdades económicas, garantizar derechos básicos como la educación y salud gratuitas y universales, hasta poner a Colombia como líder en temas de medio ambiente en el mundo.
Si bien su agenda fue la ganadora en las elecciones presidenciales del 19 de junio de 2022, el presidente electo tiene una serie de retos para unir a los colombianos, pues el hecho que haya ganado con el 50,4% de los votos y no contar con mayorías en el Congreso no le garantiza que el país que gobernará lo apoye por completo y ahí está el desafío: liderar para todo un país que sigue altamente polarizado. A partir del 7 de agosto de 2022, Petro deberá unir fuerzas con aliados y opositores para que el país pueda salir de la crisis social y económica tras cuatro años de gobierno de Iván Duque.
«Hay muy altas expectativas que la gente tiene para este Gobierno. La pregunta es si él va a cumplir las expectativas», dijo a CNN Michael Shifter, miembro sénior y expresidente de Diálogo Interamericano, un centro de investigación con sede en Washington, que estudia las relaciones internacionales en el hemisferio occidental.
El de Shifter es justo un punto de inicio en el que empezará la presidencia de Petro. El presidente electo llegó luego de un amplio descontento social en los últimos dos años particularmente, con un aumento de la pobreza ahondado por la pandemia, y un cansancio generacional de promesas sin cumplir por parte de una clase política que gobernó durante años el país sin cumplirles a los colombianos.
«El statu quo ya no es suficiente, la gente rechaza eso y quiere un cambio», dijo Shifter. «Ahora, si él va a poder lograrlo, o implementarlo, eso es otro tema».
La gobernabilidad
Es quizá uno de los temas más importantes en los cuales ha girado la conversación: la capacidad de Petro de gobernar. Si bien estas elecciones presidenciales representaron para analistas un referéndum para los partidos tradicionales, estos aún están presentes en el Congreso y con ellos es que Petro debe maniobrar para poner en marcha su plan de gobierno, en el que muchos colombianos tienen altas expectativas.
«Gustavo Petro tiene que llegar a transformar coaliciones», dijo a CNN Paola Montilla, directora de la Escuela de Gobierno y Políticas Públicas de la Universidad Externado de Colombia.
«Si bien Petro en el Senado tiene el 17% gracias al gran número de escaños que ganó el Pacto Histórico, tenemos una presencia del Centro Democrático, del Partido Conservador, del Partido Liberal y las otras fuerzas de los partidos tradicionales», agregó Montilla.
El próximo 20 de julio, cuando el nuevo Congreso de Colombia —que fue elegido el 13 de marzo— se instale, debido al estatuto de la oposición, los partidos deben decir públicamente si son de Gobierno, oposición o independientes. Es entonces cuando Petro sabrá junto a quién gobernará y dónde debe poner sus energías para negociar.
«Petro demostró durante su candidatura que estaba dispuesto a acercarse a la clase política más tradicional para conseguir esos acuerdos», dijo a CNN Santiago Silva, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad EAFIT, en Medellín.
«Hay algunos políticos tradicionales que acompañan su campaña desde hace ya varios meses que probablemente van a cumplir una labor para realizar ese puente», dice Silva, señalando que en las próximas semanas esas fuerzas políticas tradicionales se reacomodarán para intentar formar algún tipo de coalición en el Gobierno de Petro.
«Va a requerir muchísima negociación», puntualizó Silva.
Los retos para la economía de Gustavo Petro
El programa económico de Petro ha sido criticado desde varios sectores. El presidente de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI), Bruce Mac Master, dijo que la propuesta fiscal de Petro «no es factible» y que la reforma que propone de la matriz energética implicaría una carga para Colombia en «tasa de cambio, de balanza cambiaria, de inflación, de pobreza, de empleo». De la misma forma, ha recibido críticas de la Federación Nacional de Productores de Carbón y la Asociación Colombiana de Ingenieros de Petróleos.
Uno de los miedos de los opositores de Petro durante su campaña (de 2018 y 2022) es que, al ser de izquierda, Petro llevaría a Colombia por el mismo camino de Venezuela. Pero durante su discurso de victoria, el presidente electo dijo que en su gobierno la economía sería capitalista.
Desde que perdió las elecciones de 2018, Petro ha tratado constantemente de minimizar los temores de que su plan económico, que también propone detener las exploraciones de combustibles fósiles y la renegociación de acuerdos comerciales internacionales, sea «demasiado radical» para Colombia. Desde entonces, se ha rodeado de políticos más tradicionales que podrían tender puentes con el establecimiento.
Ahora, se presenta como un nuevo tipo de progresista.
«Vamos a desarrollar el capitalismo en Colombia», dijo Petro el 19 de junio, quizá ante la mirada atónita de muchos que creyeron lo que según Petro fueron «mentiras y miedos infundados» por la oposición, de que bajo su gobierno expropiaría los bienes de los colombianos, a destruir la propiedad privada, algo que el hora presidente electo rechazó durante la campaña.
Desmontar esa narrativa será otro de los retos, así como asegurarle a los inversionistas que bajo su gobierno pueden tener confianza.
«Tiene que dar una señal rápida y de confianza y darle tranquilidad tanto a los inversionistas extranjeros como a los empresarios colombianos para que no saquen sus capitales del país y pueda haber una continuidad de la recuperación económica», dijo a CNN Daniel Mejía, analista de la Universidad de los Andes, sobre el futuro económico del país.
Si bien Colombia ha experimentado un crecimiento económico impresionante en los últimos años, las tasas de desigualdad se mantienen entre las más altas del mundo, con casi la mitad de los colombianos diciendo que la economía va en la dirección equivocada, según una encuesta reciente de Gallup.
Petro recibirá un país con un nivel de inflación al alza (para mayo de 2022 estaba en 9,08% respecto a 2021) que no es un fenómeno solo de Colombia, sino de varios países, incluso EE.UU., que ha recibido este coletazo de la guerra de Rusia en Ucrania y la era poscovid; y también un alto nivel de desempleo que durante el gobierno de Iván Duque pasó de 9,7% en 2018 hasta el de 13,7% en 2021. En abril de 2022, la tasa de desempleo estaba en 11,2%.
«Estamos hablando de dos fenómenos: inflación y desempleo», dijo a CNN Germán Darío Valencia, economista y doctor en Ciencias Políticas del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia.
«A eso hay que sumarle otros dos fenómenos: el aumento de la pobreza, fruto de esas reformas neoliberales económicas que se han dado a lo largo del tiempo, y que han aumentado la situación de pobreza, y dos la desigualdad», agregó el experto.
Con este panorama, que Petro ha prometido abordar, las expectativas también son muy altas, pues con el fantasma de la crisis económica en la vecina Venezuela, Petro se juega también el apoyo de un país empobrecido que ha puesto las esperanzas en el líder de izquierda.
«Tiene tratar de unir al país y tratar de demostrar que va a ser capaz de cumplir esas promesas que hizo en campaña y que de alguna manera generaban miedo dentro de la población como era la posibilidad de atentar contra la propiedad privada, un modelo económico, atentar contra la democracia, perpetuarse en el poder. Esos temas va a tener que demostrar en su gobierno que eran especulaciones y que va a respetar el Estado de derecho», dijo a CNN el representante a la Cámara del Centro Democrático, Ricardo Ferro.
Claudia López, alcaldesa de Bogotá, dijo a CNN que un Gobierno de Petro no podría llevar a Colombia por un camino como el de Venezuela (entendido como la concentración del poder en la figura del presidente, la dependencia del petróleo y las condiciones de corrupción de ese país) debido, según ella, por la estructura económica no rentista de Colombia; la descentralización del poder, de la economía y de las instituciones; la falta de mayorías parlamentarias del presidente electo y los contrapesos notorios de las altas cortes.
López no hace parte del grupo político de Petro y durante su alcaldía ha tenido enfrentamientos con el senador. Pero, aunque por ser alcaldesa en funciones no podía pronunciarse en la campaña presidencial, este lunes después de la elección dijo a CNN que le alegraba el triunfo de Petro. Además su esposa, la congresista Angélica Lozano, sí anunció su apoyo en segunda vuelta al candidato.
La alcaldesa calificó a Petro como «el gran alter ego» de Álvaro Uribe y que por tanto no haría lo que el expresidente hizo: modificar la Constitución en 2004 para reelegirse e intentar conseguir una segunda reelección, algo que la Corte Suprema impidió en 2010.
Las relaciones internacionales
Un último punto también crítico es la apuesta de Petro por abordar las relaciones exteriores durante su gobierno.
En campaña abogó por el restablecimiento de las relaciones con el Gobierno de Venezuela, algo que ha sido criticado por la derecha colombiana, que le ha apostado a la ruptura de relaciones entre Bogotá y Caracas durante el gobierno de Iván Duque, en países vecinos que tienen un alto flujo migratorio y muchos temas comunes.
«Quiero pensar que en este momento, tanto el presidente electo como quienes lo acompañan se imaginan mucho más cercanos a lo que está pasando en Chile que lo que ha ocurrido en Venezuela», dijo Silva, el profesor de Relaciones Internacionales de la EAFIT.
«Probablemente lo que vamos a ver en las próximas semanas, en los próximos meses, va a ser su intento de acercarse mucho más a esa conversación», agregó Silva. «En particular por algo que es bastante evidente en el caso colombiano y es el temor sistemático y la forma como se ha conectado la narrativa alrededor del caso de Nicolás Maduro, incluso con Gustavo Petro».
Petro ha buscado establecer lazos internacionales con nuevos progresistas, como el grupo legislativo Progresista del Congreso de Estados Unidos, el presidente Gabriel Boric, de Chile, y se ha desmarcado fuertemente del cuestionado presidente de Venezuela, Nicolás Maduro.
En una entrevista con CNN, la semana pasada, Petro dijo que tiene la intención de renegociar los acuerdos comerciales de Colombia con EE.UU.
También planea abrir un diálogo en torno a tres temas principales: protección de la selva amazónica; poner fin a la guerra contra las drogas; y alejar la economía colombiana de proyectos extractivos como los combustibles fósiles.
Como escribió Stefano Pozzebón, de CNN, puede que los acercamientos y conversaciones con el Gobierno del presidente de EE.UU., Joe Biden, sean difíciles, pues ambos tienen una posición opuesta en temas como las relaciones con Venezuela. Pero los dos presidentes aún podrían encontrar puntos en común en áreas como la protección ambiental y la transición energética.
El académico Carlos Díaz-Rosillo, ex vicesecretario adjunto de Defensa para Asuntos del Hemisferio Occidental, explicó en entrevista con CNN que las relaciones diplomáticas entre Colombia y Estados Unidos son extremadamente importantes para ambos países, por lo que si bien Gustavo Petro representa un cambio radical «de lo que han sido los presidentes de Colombia», Colombia es un país «de instituciones muy fuertes» y el presidente electo tampoco tiene mayoría en el Congreso, por lo que habría continuidad en las relaciones de ambos países.
Petro, finalmente, también ha hablado del deseo de crear una nueva alianza progresista en Sudamérica.
Esto probablemente involucraría al presidente de Chile, Gabriel Boric, y al presidente de Argentina, Alberto Fernández, en lugar de los tres países autoritarios de la región más amplia de Latinoamérica, Cuba, Nicaragua y Venezuela.
— Con información de Ilse Borrero, Sebastián Jiménez y Stefano Pozzebón de CNN en Bogotá.