Incorporan obra representativa de Rafael Coronel en el museo que lleva su nombre
▲ La nueva sala del museo Rafael Coronel, denominada Pintura Negra, exhibe el lienzo La niña muerta (1954), entre otros trabajos del artista zacatecano.Foto Alfredo Valadez
Alfredo Valadez Rodríguez
Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 11 de julio de 2022, p. 7
Zacatecas. A tres años de su fallecimiento, y tras una larga espera, la noche del viernes pasado se abrió la nueva sala del museo Rafael Coronel, con una muestra representativa del artista plástico zacatecano.
Por circunstancias de la vida, correspondió a su único hijo, Juan Rafael Coronel Rivera, inaugurar este nuevo espacio, compuesto por tres pequeñas alas (que contienen la sala experimental Rafael Coronel, la sala de arte de la India y la sala Pintura Negra) adjuntas al ex templo y convento de San Francisco, erigido en el siglo XVI, donde su padre, con el auspicio del Instituto Nacional de Antropología e Historia, comenzó el museo en julio de 1990, en la capital de Zacatecas.
En el evento participaron María de Jesús Muñoz Reyes, directora del Instituto Zacatecano de Cultura; Miguel Ángel Díaz Castorena, director del museo, Rubén Ibarra Reyes, rector de la Universidad Autónoma de Zacatecas, y la diputada María del Mar Ávila Ibargüengoitia, titular de la comisión de cultura de la legislatura local.
Y la fiesta popular por la apertura de las nuevas salas correspondió a un grupo de danzantes matlachines, quienes acompañados de tambora y violín danzaron en la nave principal del ex templo, como lo hicieran 32 años atrás en el estreno del museo, para beneplácito del propio Rafael Coronel Arroyo.
Desde finales de 2018, la museografía y montaje de las obras en la nueva sala ya estaban listos, a la espera de que Rafael Coronel Arroyo se desplazara desde su casa-estudio en la ciudad de Cuernavaca, Morelos, para encabezar la inauguración. Sin embargo, el pintor falleció el martes 7 de mayo de 2019. Después, la pandemia por el covid-19 impidió a las autoridades abrir la sala.
Pintor social y político
Existen venas
de la vida y obra del artista que no se conocen, afirmó en entrevista con este diario su hijo Juan Rafael Coronel Rivera –cuya madre fue la arquitecta Ruth Rivera Marín y su abuelo el muralista Diego Rivera– en el marco de la inauguración.
Mi padre era un pintor social y político; sí tiene esa parte comercial que conocemos todos, pero también tiene esta otra social que en los años 50 y 60 le llevó a fundar con otros artistas el grupo Presencia, de tendencia latinoamericana, con un carácter social, en pleno auge del arte abstracto, que era un movimiento que ponderaba el arte por el arte, y no que tuviera un estado político.
–¿Cuál es la significación de esta nueva sala?
–Creo que una de las cuestiones que hacían falta al interior del museo de Rafael era precisamente mostrar su obra, porque en el museo estaban sólo sus colecciones.
“Rafael, en alguna declaración, dijo: ‘Soy más famoso por mi museo que por mi pintura’. Lo decía un poco con falsa modestia, pero sí había una línea al respecto, porque en realidad él no estaba representado en su museo. Y estas tres salas que se inauguraron hoy, que en realidad es una sola, tienen el motivo de que el público pueda entender la pintura en el contexto de la colección.”
El Tastoan y la niña de Jerez
Entre las diversas obras de esta nueva sala, destaca como cuadro central la obra icónica del pintor El Tastoan y la niña de Jerez, sobre la que el hijo del artista expone: “Esa es la obra más importante que pintó Rafael, de seis metros por dos. Tiene una composición fantástica; es un cuadro muy audaz, de temática inaudita, porque uno de los danzantes –hoy (el viernes) tuvimos aquí una danza con tastoanes– tiene un machete que dice ‘Jerez I love lake’, que es precisamente el contexto total del cuadro acerca de la necesidad que tiene el ser humano de moverse, de estar y de progresar, de emigrar, y de tener culturas y de ver culturas”.
–La composición del cuadro es una expresión socioeconómica política y cultural a la vez…
–Dentro de las venas de Rafael, que no se conocen, era un pintor social y político. Y nunca lo perdió” (el contexto social).
Al respecto, Miguel Ángel Díaz Castorena narró a La Jornada cómo El Tastoan y la niña de Jerez es un cuadro icónico, porque lo pintó ex profeso para el lugar. No sólo en el formato, sino también en la temática, y aquí el maestro aborda un tema de mucha actualidad para el estado de Zacatecas y otras entidades de la República: la migración y la transculturación que lleva esa migración
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Vecino de Juan Rulfo
Además, señaló Díaz Castorena, existe una pequeña sala denominada Pintura Negra, que muestra otra faceta del pintor, con obras que, al verlas, pudiéramos decir que no son de él, pero sí
, como el cuadro de La niña muerta (1954), que fue pintado imbuido en una relación que tuvieron en un tiempo los hermanos Pedro y Rafael Coronel, junto con el escritor y fotógrafo Juan Rulfo, pues vivían en el mismo edificio de la colonia Cuauhtémoc en la Ciudad de México, y este cuadro refleja dicha atmósfera, totalmente rulfiana
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