Ni ética ni necesaria en Costa Rica, Minería Metálica a Cielo Abierto – Elpais.cr
En días pasados, escuchamos de parte del Ministro de Ambiente, que el tema de Crucitas es un tema todavía en análisis por parte de este Gobierno. De ahí, que consideramos oportuno aportar información de relevancia que poseemos sobre la Minería Metálica, y especialmente del caso Crucitas, debemos estar atentos a efecto que el Gobierno tome una decisión de apoyar tan destructiva actividad.
Antecedentes
La historia de la Minería Metálica a Cielo Abierto en nuestro país esta llena de fracasos y poca o ninguna ganancia, solo han operado tres minas de oro a cielo abierto, Macacona (1980) después de 9 años de operación, repentinamente abandonó el país sin indemnizar un solo cinco, la mina Beta Vargas (1997) siempre trabajo sin permisos, contaminó el río Lagarto y varios acuíferos, y finalmente la mina Bella Vista (2005) trabajo 2 años y abandonó dejando un deslizamiento de 100 toneladas de materiales contaminados, la empresa se acogió al régimen de Zona Franca y no pago impuestos.
A raíz de estas y otras experiencias, y conociendo el enorme impacto ambiental que tendría este tipo de empresa en el trópico lluvioso, nos involucramos en la defensa del Medio Ambiente en el caso del Proyecto Minero Crucitas que se deseaba instalar en el año 2008 en Cútriz de San Carlos y que, desde entonces fue apadrinado por personas en los tres Poderes de la República con intenciones personales. Intento fallido gracias a la acción firme por parte del Tribunal Contencioso Administrativo (2010).
Situación actual
Como ustedes bien saben, desde el año 2017, una mafia ha favorecido que en la zona de Las Crucitas, mineros ilegales estén extrayendo de forma descontrolada Oro en la zona, provocando un gran daño ambiental; esta crisis ilícita no solucionada por el Poder Ejecutivo ha sido aprovechada por pequeños grupos político económicos que tratan de impulsar proyectos de ley para reactivar el Proyecto Minero en Crucitas, supuestamente para reducir la crisis económica existente.
Nos hablan de la contaminación de 30 Ha de terreno con 50 toneladas de mercurio, que no son comparables con 143 hectáreas de la Laguna de Relaves del proyecto minero Crucitas, donde diariamente llegarían 5000 toneladas de material conteniendo sales de Cianuro, cientos de toneladas de peligrosos metales pesados como Plomo, Cromo, Cadmio y otros químicos potencialmente venenosos como Arsénico, Manganeso y además, el impacto permanentes del Drenaje ácido de las Rocas (DAR) que produce la contaminación de cuerpos acuosos superficiales y/o subterráneos.
Es interesante resaltar en primer lugar, que el Mercurio no es un insumo de fácil adquisición en Costa Rica, y menos en toneladas y en zonas rurales, lo que robustece al tema de una mafia que colabora en la obtención de dicho mineral.
¿Por qué es una PÉSIMA opción para Costa Rica?
Hay pocas actividades humanas que tengan tanto impacto negativo como la Minería Metálica a Cielo Abierto, máxime en países tropicales como Costa Rica, siendo uno de los principales destinos ecoturísticos a nivel mundial. Como ejemplo podríamos citar como los más comunes:
1 – Afectación de la superficie: Se remueve totalmente la cobertura boscosa del sitio, y se escaba grandes fosas con maquinaria y dinamita. Se modifica la morfología del terreno perdiéndose cualquier posibilidad de restauración del suelo fértil y sus microorganismos, así como las quebradas y otros cuerpos de agua. Desestabilización mecánica de los terrenos por grandes movimientos de tierra.
2. – Afectación del entorno en general: Perdida paulatina de las actividades culturales y agroculturales de las zonas por esterilización de suelos contaminación del aire. Trastorno permanente del paisaje que desvaloriza para siempre su potencial escénico.
3.- Contaminación del aire: quien carga las impurezas sólidas como polvos con metales pesados y combustibles tóxicos o inertes a sitios alejados del centro de operaciones. También los vapores o gases de Cianuro, Mercurio, Dióxido de Azufre contenidos en gases residuales afectarán zonas aledañas al proyecto minero.
4.- Afectación de las aguas superficiales: los residuos sólidos finos provenientes del área de explotación forman sedimentos en los ríos de la zona. Diques y lagunas de oxidación en zonas de alta precipitación y (3.500mm anuales) con incidencia de huracanes y potenciales movimientos tectónicos han sido la principal causa de envenenamiento de las aguas superficiales por escorrentías y rompimiento de diques de contención.
5.- Afectación de las aguas subterráneas: aguas contaminadas con aceite usado, reactivos, sales minerales provenientes de las pilas o botaderos de productos sólidos residuales de los procesos de tratamiento, así como aguas de lluvia contaminadas por dichos botaderos, o aguas provenientes de pilas o diques de colas, o aguas de proceso 2000 litros por tonelada procesada, pueden llegar a las aguas freáticas.
6.- Impacto sobre la fauna: la fauna es desplazada y/muerta por perdida de habitat y en operación de la actividad minera perturbada ahuyentada por el ruido y la polución del aire y el agua, la sedimentación de los ríos afecta particularmente a la vida acuática.
7.- Impacto sobre las poblaciones Humanas: Producción de conflictos por derechos de utilización de la tierra. Suele provocar una disminución en el rendimiento de las labores agrícolas debido a envenenamiento del suelo y aguas. Una porción de Cianuro más pequeña que un grano de arroz sería suficiente para matar a una persona adulta. La Minería a Cielo Abierto suele provocar un impacto económico negativo por el desplazamiento de otras actividades económicas locales actuales y /o futuras. Deterioro de la salud pública.
¿Porqué es un PÉSIMO negocio para Costa Rica?
La minería no genera empleos de manera importante, tanto cuantitativa como cualitativamente y si los ingresos fiscales por esta actividad no son sustanciales gracias a las exoneraciones tributarias de las que gozan las transnacionales mineras que operan en nuestro país y lo que dictan los artículos 51 y 54 del Código de Minería, durante la etapa de exploración, los beneficios que recibe el Estado Costarricense se limitan al pago del canon de superficie equivalente a tres mil colones por km2. En la fase de explotación este canon se incrementa llegando a la suma de treinta mil colones. Asimismo, en esta etapa el minero únicamente debe pagar al estado el 2 % del valor comercial de la riqueza extraída. Desde la perspectiva de las comunidades sus beneficios son aún menores, ya que las Municipalidades de la jurisdicción donde opera la mina únicamente reciben el 2% del porcentaje referido. Sin embargo, y sólo para incrementar las tasas de ganancia de las empresas mineras, el fisco renuncia al cobro de todo impuesto, tasa o derecho de importación sobre la maquinaria, vehículos, insumos, etc. que sean necesarios para el normal funcionamiento de la actividad.
El proceso de producción es un negocio que ofrece una millonésima (1/1.000.000) parte de material valorizable, así es, un solo gramo de oro por cada millón de gramos de material minado, utilizando y contaminando 2000 litros de agua.
Hemos sido siempre un ejemplo para el mundo en cuanto la protección ambiental y mantenemos un índice de desarrollo humano envidiable en la región, muy superior a la mayoría de los países mineros latinoamericanos. Cual es el afán de exponer nuestro patrimonio, nuestra gente, nuestro aire y agua y prestigio internacional y heredar desolación e insalubridad y conflictos sociales por un mal negocio.
Se le suma a esto los riesgos potenciales de contaminación del río San juan que acarrearían demandas internacionales y esto no esta lejos de suceder como vimos durante del huracán Otto y quizás usted lo constate en su visita al sitio, que si hubiera estado ya la laguna de colas posiblemente el río infiernillo que corre hacia el rio San Juan hubiera sido contaminado con resultados catastróficos.
Si bien los proyectos mineros crean nuevos poblados o incrementan la densidad de poblados rurales. Construyen carreteras, moviliza a trabajadores de poblaciones aledañas; fabrica plantas y refinerías. Su esplendor y su “prosperidad” perdurarán el tiempo que lleven las operaciones de extracción del metal y al cabo de unos años, cuando ya hayan removido hasta el mínimo escombro de las montañas y hayan explotado cada rincón del suelo, el negocio llegará a su fin y su legado dejará un pueblo abandonado. Dejará en los campos antes verdes, agujeros descomunales como llagas abiertas, dejará la zona desértica y estéril, dejará una vegetación inservible y canteras con acumulación de arenas envenenadas, dejará vacíos los tanques herrumbrados, ríos secos y acuíferos envenenados, dejará una generación de niños enfermos y dejará un paisaje desvalorizado.
Conclusiones
Si interiorizamos en el balance económico del Proyecto Minero las externalidades del deterioro del ambiente natural incluido el aire y el agua la perdida de vida silvestre, la erosión y perdida de los suelos de bosque y las dinámicas en los ecosistemas, nos daremos cuenta que se impactan permanentemente más de 72 servicios ambientales que tienen valor económico, y que al impactarlos irremediablemente producen pérdidas económicas sustanciales que debemos de asumir nosotros, mientras las compañías mineras se llevan el botín. Además de los impuestos no recaudados por el estado y las migajas a las comunidades locales. También otras externalidades negativas como el deterioro de la salud pública, la inseguridad, la pérdida de soberanía, la pobreza, las patologías sociales como alcoholismo, prostitución, violencia doméstica y drogadicción y como si fuera poco la perdida del prestigio Mundial. Es muy evidente que al internalizar estas externalidades negativas, la hipótesis plausible es que las ganancias contables tienden a cero, también aumentan las pérdidas económicas, ambientales y sociales del país.
“No es ético sacrificar un bien colectivo para favorecer un interés privado o una urgencia fiscal. El territorio y la riqueza de su biodiversidad son bienes comunes vitales. No es lícito, entonces, entregarlos para el negocio colosal de las multinacionales ni como premio a un manejo económico, perezoso y torpe, que regresa a las industrias extractivas del siglo XVI, en vez de proponernos industrias con insumos de creatividad, inteligencia y valor agregados.”
(*) Gino Biamonte C. Presidente de la Asociación Preservacionista de Flora y Fauna Silvestre (Apreflofas)