Europa se asfixia por intensa ola de calor
Es un claro indicio a nivel mundial de que el cambio climático causado por el hombre es tan poderoso como las fuerzas de la naturaleza”.
Petteri Taalas, secretario general de la Organización Meteorológica Mundial.
Europa enfrenta la segunda ola de calor de este verano, que se une a una sequía histórica, lo que ha provocado devastadores incendios que están ahogando a España, Grecia, Italia, Francia, Alemania y Portugal bajo un domo de temperaturas extremas, superiores a los 40° C. El hemisferio norte está viviendo uno de los veranos más calientes de la historia y esto ha provocado la muerte de cientos de personas en las últimas semanas.
La agencia meteorológica española emitió avisos de altas temperaturas para el fin de semana próximo, con previsiones de máximas de 42°C en Aragón, Navarra y La Rioja. La agencia dijo que la ola de calor terminaría este lunes, pero advirtió que las temperaturas seguirían siendo anormalmente altas. De acuerdo con el diario español El Periódico, entre junio y julio los fallecimientos por temperaturas extremas en el país ascienden a 1,217; de ellas, 360 corresponden a la semana entre el 10 y el 15 de julio, y la cifra en Portugal es de 659 decesos.
En Francia, los incendios se han extendido ya por 14,000 hectáreas en la región suroccidental y más de 14,000 personas han sido evacuadas. El país emitió alertas rojas, la más alta posible, para varias regiones, y pidió a los residentes que «extremen la vigilancia». En Italia, donde en los últimos días se han producido incendios de menor envergadura, los meteorólogos prevén temperaturas superiores a los 40°C en varias regiones en los próximos días. Temperaturas similares se registraron en Portugal, el domingo, y se prevé que en Reino Unido, superen su anterior récord oficial de 38.7 °C establecido en Cambridge en 2019; por lo que agencia meteorológica nacional ya emitió su primera advertencia roja de calor extremo.
La portavoz de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), Clare Nullis, declaró que la parte occidental del viejo continente está sufriendo “los feroces efectos de la canícula en este periodo estival”, sin embargo, hay algunas otras explicaciones de estos fenómenos naturales.
¿Qué pasa? ¿Fenómenos aislados o cambio climático?
El pasado 13 de julio, las temperaturas del aire en la superficie en la mayor parte del hemisferio oriental superaron los 40°C en algunos lugares, según el Observatorio de la NASA. La agencia estadounidense destaca las ciudades de Sevilla con 42.2 grados, Shanghái con 37.6 grados y Ahvaz (Irán) con 46.5 grados. Donde se han superado los 50 grados fue en Irán, tras alcanzar los 52 grados, y China, donde se han registrado tres olas de calor en lo que va del verano. El Observatorio Shanghai Xujiahui marcó 40.9 grados centígrados el 13 de julio, la temperatura más alta que se tiene registrada desde el año 1873.
Francisco Martín, meteorólogo de Meteored, en España, explica de manera local que los tres factores que generan esta ola de calor tan «intensa, duradera y extensa» en la región es en primer lugar una DANA (patrones atmosféricos veraniegos que tienden a generar calores extremos) sobre la Península, en segundo lugar un anticiclón al norte peninsular, y que no deja moverse, y, por último, una dorsal situada en el sur.
Es sabido que existen olas de calor mucho antes de que habláramos de cambio climático, incluso constituye un riesgo climático bien conocido en la cuenca del Mediterráneo en la época estival. Estos rigores térmicos, especialmente de mediados de julio a mediados de agosto (el período canicular), han sido una constante de los veranos de gran parte de la región. Surge entonces la pregunta sobre la relación de este incremento con el calentamiento global.
Steven Pawson, jefe de la Oficina de Modelado y Asimilación Global en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA, explica que la ola de “calor extremo (y sin precedentes) es indicador claro de que las emisiones de gases de efecto invernadero por la actividad humana está causando extremos climáticos que afectan nuestras condiciones de vida”.
Recientemente un informe publicado en la revista especializada Nature Geoscience señala que la circulación del Océano Atlántico está en su punto más débil en 1,000 años y que eso tendrá graves efectos climáticos en estas regiones. “Un mayor debilitamiento de la Circulación de Giro del Atlántico Meridional (AMOC, por su sigla en inglés) podría resultar en más tormentas, inviernos más intensos y un aumento de las olas de calor y sequías dañinas”.
Los científicos predicen que el AMOC se debilitará aún más en la medida en la que continúe el calentamiento global, y podría reducirse entre 34% y 45% para fines de este siglo, lo que podría acercarnos a un “punto de inflexión” en el que el sistema se vuelva irrevocablemente inestable.
Ya el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) había advertido que sobrepasar una subida de la temperatura aumentaría la frecuencia e intensidad de adversos fenómenos climáticos, como olas de calor, sequías, inundaciones o tormentas.
Un estudio publicado en junio de 2021 en la revista Environmental Research: Climate concluyó que era muy probable que el cambio climático estuviera empeorando las olas de calor. Esto coincide con científicos, que explican que existe una relación directa entre las olas de calor y el cambio climático, ya que las emisiones de gases de efecto invernadero aumentan su intensidad, duración y frecuencia.
Para Gavin Schmidt, director del Instituto Goddard de la NASA, los últimos siete años han sido también los más cálidos del registro histórico, caracterizando la dramática tendencia actual de calentamiento.
“Que un año bata o no un récord no es realmente relevante, lo importante son las tendencias a largo plazo. Con estas tendencias, y a medida que se incrementa el impacto humano en el clima, debemos esperar que se sigan rompiendo récords en los registros”, dijo el especialista.
Por su parte, el secretario general de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), Petteri Taalas, dijo que este “es un claro indicio a nivel mundial de que el cambio climático causado por el hombre es tan poderoso como las fuerzas de la naturaleza”. Recordó que los datos confirman que la década 2011-2020 es la más cálida de la que se tienen registros. “Desde los años 80 del siglo pasado cada década ha sido más calurosa que la anterior, otro claro indicio del calentamiento global”.
“El aumento de las temperaturas significa más deshielo, mayor nivel del mar, más olas de calor y fenómenos meteorológicos de diversa índole, así como mayores repercusiones en la seguridad alimentaria, la salud, el medioambiente y el desarrollo sostenible”, advierte el secretario general de la OMM, Petteri Taalas.
Olas de calor e incendios
Estas olas de calor en Europa han venido acompañadas por incendios devastadores, particularmente en España, que causaron el fin de semana al menos dos muertos y según el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, citado por la AFP, han calcinado en lo que va del año 70,000 hectáreas.
Los especialistas explican que cuando tenemos aire caliente y si no tiene un 100% de humedad, actúa como una esponja sedienta: absorbe el agua de todo lo que toca: plantas (vivas o muertas) y tierra, lagos y ríos. Los científicos se encargan de medir el déficit de presión de vapor, la diferencia entre la cantidad de agua que contiene el aire y la que podría contener. Si ese déficit aumenta a lo largo del tiempo, los suelos y la vegetación acaban secándose.
Un breve periodo de calor puede secar la vegetación más pequeña o la que ya está muerta, y tal vez incluso algunas de las yescas más grandes. Scott Stephens, ecólogo forestal y experto en incendios de la Universidad de California en Berkeley, explica que las olas de calor intensas y sin precedentes, como las que afectan hoy, probablemente hayan provocado una enorme cantidad de material combustible, ya que el déficit de presión de vapor y la sequía registraron valores récord.