Parte de un cohete de Elon Musk se estrella en la finca de un granjero australiano
Un enorme trozo de chatarra espacial se ha estrellado en la granja de Nueva Gales del Sur (Australia), propiedad de Mick Miners, un granjero de ovejas australiano. La familia de Miners escuchó una gran explosión, pero no lograron identificar el origen hasta que encontraron restos de un cohete de Elon Musk, de unos tres metros de altura, en mitad de un pasto de ganado, según informó ABC News, un medio de comunicación local.
Tras el hallazgo, Miners puso en alerta a las autoridades, que enviaron a Brad Tucker, un astrofísico de la Universidad Nacional de Australia. Tras examinar los restos, concluyó que se trataba de una pieza desprendible de la Crew Dragon, un cohete de Space X, la empresa de viajes espaciales de Elon Musk.
Supuestamente son restos del vuelo que emprendió en noviembre de 2020, lanzamiento que fue un hito histórico al convertirse la Dragon en la primera nave privada que llevó astronautas a la Estación Espacial Internacional.
Durante ese vuelo, al alcanzar el espacio, parte de la Dragon se desprendió. Es habitual que las naves espaciales se vayan deshaciendo de partes según van ascendiendo, para reducir el peso de los elementos que ya no son necesarios.
Habitualmente, esos restos caen sobre los océanos. Sin embargo, esta vez aterrizó en la finca de Miners y en la de su vecino, Jock Wallace, que también encontró escombros en sus tierras.
De hecho, este mismo año se siguió con mucha atención los restos de un cohete chino, ya que reingresaron en la atmósfera de manera incontrolada.
Esta ‘basura’ espacial que cae puede suponer un problema a largo plazo. Según declaró Tucker tras visitar los restos, existen informes que afirman que hay un 10% de probabilidades que alguna persona sea golpeado por restos de aeronaves en esta década.
La Agencia Espacial Australiana ha sido la que finalmente ha asumido el caso, ya que «existe un protocolo legal», según dijo Tucker en declaraciones recogidas por LAD Bible, y pertenece, en realidad, a Space X.
Lo más lógico es que no lo reclamen, ya que estaba previsto que terminara en el océano. Pero, si desea recuperarlo, tendrán que pagar a los granjeros australianos para ello, según señaló el astrofísico.