Perseidas: cuándo son y en qué países se podrán ver mejor las Lágrimas de San Lorenzo
Las perseidas, también conocidas como ‘Lágrimas de San Lorenzo’, es uno de los fenómenos astronómicos más esperados del verano y del año. Pero este 2022 no será el mejor para poder observarlas, ya que “su máximo se producirá coincidiendo con la luna llena”, explican desde el departamento de Astronomía del Instituto Geográfico Nacional (IGN).
Así, el IGN asegura que el mejor momento para observar las perseidas serán los días 12 y 13 de agosto, cuando se alcance la máxima actividad de la lluvia de estrellas fugaces. Las perseidas son visibles desde todo el hemisferio norte en pleno verano, entre el 17 de julio y el 24 de agosto.
“Su alta actividad, junto con las condiciones atmosféricas favorables para la observación durante el verano boreal, hace de las perseidas la lluvia de meteoros más popular, y la más fácilmente observable, de las que tienen lugar a lo largo del año”, señala el IGN. Desafortunadamente, este año no será el mejor para verlas. En buenas condiciones, su tasa de actividad puede llegar a los 200 meteoros por hora, que pueden alcanzar una velocidad de 50 kilómetros por hora.
¿Cómo puedo ver la lluvia de estrellas?
El IGN recomienda observar las perseidas desde un lugar que tenga pocos obstáculos para la vista, como edificios, árboles o montañas, y alejado de cualquier contaminación lumínica que no permita ver un cielo lo más oscuro posible.
También recomiendan evitar el uso de instrumentos ópticos que puedan limitar la visión de la lluvia de estrellas y dirigir la vista en la dirección opuesta de la Luna. Para poder ver la siguiente lluvia de estrellas habrá que esperar al mes de octubre, cuando se producen las llamadas dracónicas.
¿Por qué se producen?
Cada año a principios de agosto nuestro planeta cruza la órbita del cometa 109P/Swift-Tuttle. Este tiene un período de 133 años y pasó cerca del Sol por última vez en 1992. La órbita por la que cruza la Tierra a estas alturas de año está llena de partículas pequeñas que entran a gran velocidad en la atmósfera terrestre y la fricción con ella las calienta y las vaporiza.