Qué son los plásticos biodegradables y por qué el sector podría estar haciéndote pagar …
A estas alturas ya debes saber que los desechos de plásticos son un gran problema ambiental. Suponen más del 80 % de la basura marina, inundan el mundo de residuos, consumen recursos y además impactan en la salud.
Pero también queremos que nuestra vida siga siendo fácil, y a veces cuesta decirle adiós a este material común y práctico. Los fabricantes parecen haber dado con la fórmula mágica: los productos biodegradable que te hacen creer en la posibilidad de eliminar sin preocupaciones.
Así que quien no pagaría más por sus bolsas de basura o las destinadas a recoger los excrementos de su perro si pueden tirarse sin que permanezcan en la naturaleza durante años.
El sector se ha dado cuenta y a medida que crece la conciencia ecológica de los consumidores también proliferan los envases que afirman ser biodesagrables. La realidad es que hoy en día parece tratarse más de un éxito de marketing que de una solución real al problema de los residuos plásticos.
Bioplásticos, plásticos biodegradables y compostables, qué es cada uno de ellos
Lo que sucede con los plásticos es que consumimos muchos, los desechamos y después tardan años y años en desaparecer. Así que cuando se piensa en biodegradable es fácil ver por qué se antoja una solución. Si se descompone fácilmente tras su uso una vez convertido en residuo adiós a su impacto en el medio ambiente.
Y si es «bio» no proviene de recursos fósiles, sino que tiene un origen vegetal, más sostebible.
Es problema es que en realidad no es del todo así. Para realizar compras más conscientes es útil entender lo que significan ciertos términos:
- Los plásticos biodegradables hace mención a aquellos diseñados para degradarse en un medio específico bajo ciertas condiciones y en diferentes períodos de tiempo.
- Los plásticos compostables refiere a los que se descomponen en las condiciones de una planta de compostaje industrial.
- Los bioplásticos se fabrican total o parcialmente a partir de materias primas biológicas, a diferencia de la materia prima fósil (petróleo) utilizada en los plásticos convencionales.
De aquí es importante entender que por muy bien que suene el término «bio», los bioplásticos no implican que sean degradables. Mientras que lo que son biodegradables (o compostables) pueden estar hechos a partir de recursos fósiles.
Por qué no tiene mucho sentido comprar biodegradables
Los productos biodegradables pueden ser descompuestos por los microorganismos en agua, dióxido de carbono, sales minerales y nueva biomasa.
Pero, como señala una nota informativa publicada por la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), esto solo se da bajo circunstancias concretas. Y si no se dan estas, «podrían biodegradarse lentamente o no biodegradarse o fragmentarse en microplásticos».
Es decir, que si piensas que tus envases etiquetados como tal pueden descomponerse fácilmente y tirarse en el cubo de los residuos orgánicos (o en cualquier lado), lo que en realidad estás haciendo es incrementar la contaminación por el uso de plásticos.
Además, cuando se hace compost a partir de biodegradable o compostable, no se puede crear más plástico a partir del mismo, y toda la energía usada para producirlo se pierde.
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De ahí que «cualquier reclamo sobre la compostabilidad o biodegradabilidad de un producto de plástico debería ser exacto y estar claramente asociado a las condiciones bajo las que se aplican dichas propiedades», advierte al respecto Almut Reicher, experta en el uso de sostenible de los recursos y residuos de la AEMA.
Algo que también demandan desde Amigos de la Tierra. «La simple afirmación de compostabilidad o biodegradación [en un producto] sin especificaciones adicionales es vaga y conduce a error», afirman en su informe Bio-fake: el engaño de los bio-plásticos elaborado en 2021.
«Si no se presentan unas condiciones muy específicas, que no se dan en la naturaleza ni en el compostaje doméstico o comunitario, el proceso de compostaje no se llevará a cabo. Por tanto, usar este término quizá debería considerarse hasta fraudulento«, añaden.
Y aquí entra en escena otra cuestión. El vacío legal que existe por el momento en su regulación. En la actualidad, no existe normativa aceptada para certificar que un producto de plástico concreto es biodegradable en un corto período de tiempo y sin causar daños al medio ambiente. —Estos se consideran aún hoy con arreglo a la Directiva sobre plásticos de un solo uso.—
Lo que parece estar siendo aprovechado por el sector para hacer creer a los consumidores que un producto es más «verde» de lo que en realidad es.