El lehendakari destaca que el Guggenheim «simboliza la modernidad de Euskadi»
Las instituciones vascas y la Fundación celebran los 25 años del museo, referente de «una sociedad abierta y atractiva»
Hemos pasado de ser un país con muy pocas referencias positivas en el exterior a presentarnos ante el mundo como una sociedad abierta, atractiva y moderna». En su primer cuarto de siglo de vida, el Guggenheim ha sido testigo privilegiado, protagonista de hecho, de la radical transformación de Bilbao, Bizkaia y Euskadi. 25 años en los que ese símbolo de titanio, inmóvil a orillas del Nervión, ha visto alejarse el gris del declive industrial y el negro del terrorismo para dar la bienvenida al color de la cultura y el turismo y también al blanco de la convivencia en paz. «El magnífico edificio que Frank Gehry diseñó se erige hoy como símbolo de apertura, encuentro y tolerancia», ensalzó el lehendakari, Iñigo Urkullu.
Mucho se ha hablado, escrito y estudiado sobre el famoso ‘efecto Guggenheim’. Todo está dicho pero en el gran acto institucional que conmemoró el 25 aniversario del museo que se celebra este martes, era obligatorio recordarlo. Ha sido una jornada repleta de citas en las que se destacó la contribución del centro al desarrollo económico, social y, cómo no, cultural de Euskadi. No faltaron ni las más altas autoridades de las instituciones vascas, ni el propio Gehry, ni los representantes de la Fundación Solomon R. Guggenheim. Su director, Richard Armstrong, presidió a mediodía una reunión del Patronato de las fundaciones de Bilbao y Nueva York, así como del comité asesor de la Peggy Guggenheim Collection de Venecia.
La intensa agenda, en la que el director del museo, Juan Ignacio Vidarte, hizo de anfitrión, tiene su broche en una cena de gala servida por los chefs Josean Alija, Diego Guerrero y Andoni Luis Aduriz a cerca de 450 invitados que se está celebrando en estos momentos. Antes de empezar el lehendakari pronunció un discurso en el que reivindicó la aportación que la cultura y el arte pueden hacer al mundo. Aún más, subrayó, en un momento como el actual, en el que la invasión rusa de Ucrania, sumada a los coletazos de una pandemia que se resiste a desaparecer, «nos hace pensar en las prioridades de nuestra existencia y vida en común». Están en juego, enumeró, cuestiones como «la libertad, la democracia, los derechos humanos y, especialmente, el derecho a la vida».
Ante un escenario de incertidumbre como éste, Urkullu destacó que la cultura también puede ser «un motor para la recuperación», como ya lo fue para Euskadi hace ahora 25 años. La sociedad, elogió en su intervención, «no se resignó» ante la adversa coyuntura económica de la década de los 90 y dio un paso adelante. El jefe del Gobierno vasco aplaudió el «acierto» de quienes impulsaron desde las instituciones el proyecto, que se ha convertido en «un gran reclamo» que no sólo atrae visitantes a su interior «por el carácter icónico de su arquitectura y sus excelentes exposiciones», sino que también invita a conocer «los paisajes, la cultura, la gastronomía, las costumbres y la vida social» de todo el País Vasco.
«Recordar el sufrimiento»
Logros que, recordó el lehendakari, a punto estuvieron de saltar por los aires cuando «la violencia intolerante quiso destruir este museo y todo lo que iba a representar». Se refirió así al intento de atentado por parte de ETA, previsto para el mismo día de su inauguración, y cuyo operativo fallido se llevó por delante la vida del ertzaina Txema Aguirre, asesinado de un tiro por la espalda mientras realizaba tareas de vigilancia. «Esta conmemoración es un buen momento para recordar el sufrimiento causado por la intolerancia y el fanatismo», evocó Urkullu, quien pidió a los invitados que se pusieran en pie y guardaran un minuto de silencio en honor a las víctimas del terrorismo.
El despliegue institucional dará paso a partir de este martes a la celebración abierta al público. Las tres plantas del museo se llenarán de obras de la colección propia en una exposición inédita que se presenta hoy y se podrá visitar a partir de mañana. Como cada año en estas fechas, el acceso será gratuito este fin de semana para todo el público, pero también hasta el 2 de diciembre para todos los residentes en Euskadi.