Altar de muertos: qué se debe hacer con la comida de la ofrenda pasada la fecha – Debate
Guanajuato.- Comer o no comer los alimentos de la ofrenda de Día de Muertos, ese es el dilema, y como toda la tradición tiene varias posibilidades una vez que los muertos terminaron su visita a este mundo y todo vuelve a la normalidad de la vida cotidiana.
Se puede decir que hay dos criterios para proceder con los alimentos después de que terminó el día de muertos y las ánimas han regresado al más allá, el primero es el criterio metafísico y el segundo es el criterio cotidiano.
Respecto del primero criterio, Alessandro Lupo, Doctor en Ciencias etno-antropológicas en su ensayo «Comer (con) los difuntos: las ofrendas comestibles de Todos los Santos y las lógicas de la comensalía entre vivos y muertos en la Sierra de Puebla, relata cómo se percibe la interacción de vivos y muertos con la comida en esta festividad.
Deja ver que existen tanto pueblos donde los vivos comen los alimentos con los muertos, como poblaciones en las que los alimentos no deben ser comidos hasta que los muertos se han ido.
«Al revés de lo que ocurre en otros contextos indígenas mexicanos, donde no se registra ninguna comensalía entre vivos y muertos y las ofrendas dedicadas a estos últimos no son comidas por los primeros, entre los nahuas de la Sierra los vivos no vacilan en comérselas, aunque sólo rigurosamente después del paso de los difuntos y a pesar de que consideran que ya han perdido gran parte de su fragancia», explica.
En un sentido metafísico, relata que los muertos poseen los alimentos para poder consumir su esencia y por ello no deben ser manipulados por los vivos hasta pasada la fecha.
Pasado este tiempo los vivos pueden comer los alimentos pero estos ya no tendrán sabor ni olor y habrán perdido su cuerpo porque los muertos se lo llevaron.
Y el segundo criterio responde sólo al sentido común y a la lógica cotidiana, puesto que los alimentos son productos que pueden ser perecederos o no perecederos y consumirlos en mal estado perjudicará la salud.
Es decir, si en el alatar se colocaron platillos como enchiladas, pozole, mole o cualquier otro guisado preferido por el difunto, lo recomendable sería desecharlo, por una cuestión de sanidad, lo mismo que cualquier producto que haya estado a la intemperie, expuesto al viento, la fauna y el polvo.
Por otra parte los alimentos que no sean perecederos como las frutas con cáscara, o golosinas con envoltura, éstas sí pueden ser consumidas por los vivos, y los mismos criterios aplicarían con las bebidas.
Te recomendamos leer:
En conclusión, los alimentos de la ofrenda de Día de Muertos deben tratarse de la misma manera que los alimentos de una celebración entre vivos; mientras el invitado come no es correcto retirarle el plato o tomarle alimentos, Una vez que se ha ido los sobrantes en los platos se desechan por sanidad y el resto puede consumirse si se mantuvo protegido de la intemperie.
La tradición no marca un ritual especial para desmontar el altar, así como tampoco para proceder con los elementos de la ofrenda, así que queda a criterio personal.