Lluvia de estrellas Oriónidas 2022: cómo y cuándo ver los meteoros del cometa Halley
El cometa Halley se asoma en el cielo nocturno cada 76 años, el mismo tiempo que tarda en recorrer su alargada órbita, una elipse que se extiende más allá de Urano para volver al Sistema Solar interior, internándose entre Mercurio y Venus. Aunque habrá que esperar hasta julio de 2061 para que el más famoso de los cometas vuelva a rondar por los planetas rocosos de nuestro vecindario cósmico y sea visible desde la Tierra, cada octubre trae consigo una nueva oportunidad para ver las Oriónidas, una de las dos lluvias de estrellas formadas por los restos del cometa.
Las Oriónidas tienen lugar cuando los fragmentos desprendidos de polvo, rocas y hielo que alguna vez formaron parte del Halley, producto de su última aproximación al Sol, coinciden con la Tierra. Una vez que los escombros cósmicos entran en contacto con la atmósfera se desintegran y producen bólidos de tonalidades azuladas o verdosas que atraviesan el cielo nocturno fugazmente, en cualquier dirección.
Cuándo ver la lluvia de estrellas Oriónidas en 2022
Las primeras Oriónidas aparecen desde inicios de octubre y continúan hasta finales de noviembre, sin embargo, su pico de actividad máxima tiene lugar durante la segunda mitad de octubre. En 2022, el mejor momento para observarlas llegará durante las noches del 20, 21 y 22 de octubre, cuando será posible mirar entre 10 y 20 meteoros por hora en condiciones ideales. Si bien no se trata de una lluvia de estrellas excepcionalmente intensa, las Oriónidas de este año coinciden con la mejor compañía de cualquier evento de su tipo: una Luna en cuarto menguante apenas 14% visible, que abonará a la oscuridad necesaria para percibir más estrellas fugaces.
Aunque el radiante de esta lluvia de estrellas (la región del cielo donde parecen originarse la mayoría de meteoros) se ubica en la constelación de Orión, la mejor forma de disfrutar de este fenómeno astronómico es a ojo desnudo, sin telescopio ni otro instrumento óptico. A unos 66 kilómetros por segundo, los fragmentos del Halley parecen recorrer cualquier región del cielo nocturno en un parpadeo. De ahí que encontrar un sitio cómodo, con la menor contaminación lumínica y el panorama más amplio posible de la bóveda celeste sea una máxima para disfrutar de cualquier lluvia de estrellas.
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