Inflación de alimentos, el gran dolor de cabeza – El Financiero
Hay cada vez más indicios de que la inflación general en México alcanzó su pico en la segunda quincena de agosto, cuando se ubicó en 8.8 por ciento anual –con el redondeo de cifras–, que es su mayor nivel desde la segunda mitad de diciembre de 2000.
Entre ese periodo y las primeras dos semanas de octubre la inflación general desaceleró a 8.5 por ciento anual, con lo que ha retrocedido ya por tres quincenas consecutivas.
Sin embargo, aún no puede generalizarse la idea de que ya se alcanzó el techo del ciclo inflacionario, pese al ‘alivio’ proporcionado por el Paquete contra la Inflación y la Carestía, anunciado en mayo pasado y reforzado a principios de octubre.
De acuerdo con los datos del INEGI, la inflación subyacente continúa al alza y en la primera quincena de octubre registró una tasa anual de 8.4 por ciento anual –también con el redondeo de cifras–, su mayor nivel desde la segunda mitad de agosto de 2000.
De hecho, el componente subyacente, que determina la trayectoria de la inflación general a mediano plazo, mantiene una secuencia ininterrumpida de alzas desde diciembre de 2020.
Esa es la razón por la que la inflación subyacente “sigue siendo el tema de mayor preocupación coyuntural”, destacó el lunes en un tuit Jonathan Heath, subgobernador del Banco de México.
Heath dijo que la baja de la inflación general en la primera quincena de octubre se explica por completo por la disminución del componente no subyacente ante la caída en el precio del gas LP.
Pero “la baja en el precio de un solo bien y en una sola ocasión no empieza a resolver el gran problema de la inflación, que es de aumentos generalizados y sostenidos en los precios”, expuso el subgobernador.
El gas doméstico LP bajó 5.1 por ciento en la quincena y fue el producto que destacó por su menor incidencia sobre la inflación general.
Algo similar ocurrió en la segunda mitad de septiembre, cuando se presentó una caída en el precio del servicio de telefonía móvil de 8.0 por ciento, seguido por el de transporte aéreo, con una disminución de 7.8 por ciento.
Al eliminar factores atípicos como los señalados, que benefician temporalmente al INPC, el contexto de alta inflación continúa siendo complicado en el país.
Las presiones inflacionarias son más severas en el componente de las mercancías, cuya inflación es de dos dígitos, impulsada por los elevados precios de los alimentos.
Se mantiene una pronunciada tendencia al alza en la inflación de los alimentos procesados y no procesados.
Mientras la inflación de los alimentos procesados fue de 13.9 por ciento anual en la primera quincena de octubre, la de los no procesados fue de 15.5 por ciento anual, su mayor nivel en más de dos décadas.
El comportamiento de sus precios explica buena parte del nivel de inflación general anual del periodo quincenal.
De acuerdo con el observatorio económico México, ¿cómo vamos?, los alimentos y bebidas no alcohólicas, que registraron una variación anual en sus precios de 14.9 por ciento, contribuyeron con cuatro puntos a la inflación general de 8.5 por ciento.
“Alimentos y bebidas no alcohólicas es la finalidad de consumo individual que más aporta a la inflación general desde mayo de 2021. Desde esa fecha, la incidencia de éstos no ha hecho más que aumentar”, señala.
Esta situación “es alarmante”, ya que en México 38.3 por ciento de la población se encuentra en condición de pobreza laboral, advierte el observatorio.
Ese es el porcentaje de la población cuyo ingreso laboral es insuficiente para comprar los bienes de la canasta alimentaria.
Aunque el punto más alto de la inflación general pudo haberse alcanzado en la segunda quincena de agosto, no es posible asegurar que ya se llegó al pico del ciclo inflacionario.
No se puede ‘cantar victoria’ mientras la inflación subyacente se mantenga al alza ante las presiones en los precios de las mercancías, particularmente de las alimenticias.
Esto afecta sobre todo a los hogares de menores ingresos, que son los que destinan una mayor proporción de su gasto al consumo de alimentos.
La inflación de los alimentos se ha convertido en un dolor de cabeza en muchos países y México no es la excepción.