Israel da la mayoría al bloque de Netanyahu, según los sondeos a pie de urna
Los sondeos a pie de urna de las quintas elecciones en Israel desde 2019 conceden la victoria, con entre 61 y 63 de los 120 diputados del Parlamento, al bloque del ex primer ministro y líder del conservador Likud, Benjamín Netanyahu, frente a la amplia coalición liderada por el centrista Yair Lapid que le arrebató el poder el año pasado. La ultraderecha, que incrementa su representación hasta un 150%, ha sido la más beneficiada por la alta participación, del 66,3% hasta las 20.00, inédita desde 1999. Si el recuento lo confirma, Israel se encamina a resolver el bloqueo político que le ha convertido en el país que más ha ido a las urnas desde 1996, cada 2,4 años.
Los tres sondeos a pie de urna de los canales 11, 12 y 13 de la televisión nacional, difundidos a las 22.00 horas (21.00 en la España peninsular), dan la victoria al Likud, con entre 30 y 31 escaños (30 en 2021). Las otras tres listas del bloque pro-Netanyahu suman entre 31 y 33 diputados.
Una de ellas, Sionismo Religioso, da un gran salto en solo un año: de seis a 14 o 15 diputados. Integrada por tres partidos de mensaje ultranacionalista, racista y homófobo, la lista se convertiría en la tercera fuerza de la Knesset. ”Es el mayor logro para un partido nacional religioso desde la creación del Estado”, en 1948, ha tuiteado su cabeza de lista, Bezalel Smotrich. El número dos, Itamar Ben Gvir, ha sido la sensación de la campaña y el perejil de todos los debates que marca al resto de fuerzas de qué se habla y cómo se habla.
«זה היום עשה ה’ נגילה ונשמחה בו»
היום הציונות הדתית עושה היסטוריה עם ההישג הגדול ביותר למפלגה דתית לאומית מאז קום המדינה, הישג שמצטרף למה שמסתמן כנצחון והכרעה של המחנה הלאומי.עכשיו ממתינים בסבלנות לתוצאות האמת כדי שנוכל בעזרת ה׳ להקים בביטחון ממשלת ימין לאומית, יהודית וציונית.
— בצלאל סמוטריץ’ (@bezalelsm) November 1, 2022
Las otras dos listas que apoyan a Netanyahu, el dirigente que más años (15) ha gobernado Israel, representan a los judíos ultraortodoxos. La sefardí Shas sube de nueve a diez escaños y la asquenazí Judaísmo Unido de la Torá se mantiene en siete.
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El bloque gubernamental desciende a entre 51 y 58, pese al crecimiento (de 17 a entre 22 y 24) del partido del primer ministro Lapid, Yesh Atid, quien este martes quiso conectar simbólicamente tres generaciones. Primero, visitó la tumba de su padre, el también periodista Tommy Lapid, quien ostentó la cartera de Justicia con Ariel Sharon al frente de un partido secular enfrentado a los ultraortodoxos, Shinui. Luego, al depositar la papeleta en Tel Aviv, pidió a la población que saliese a votar: “Por el futuro de nuestros hijos y de nuestro país”.
Unidad Nacional, liderada por el ministro de Defensa, Benny Gantz, reduce su presencia (de 11 a 13) respecto a los 14 que los dos partidos que la integran, Azul y Blanco y Nueva Esperanza, obtuvieron por separado en 2021. E Israel Beitenu, del titular de Finanzas, Avigdor Lieberman, cae de siete a cuatro o cinco. Son dos exsocios de Netanyahu que cambiaron de bando al sentirse engañados.
El histórico Partido Laborista y la izquierda pacifista de Meretz salvan los platos al superar el 3,25% de votos necesarios para tener representación parlamentaria. Meretz contará con cuatro o cinco diputados, mientras que el laborismo tendrá cinco o seis. Ni la conocida periodista Merav Mijaeli ha conseguido sacar de la irrelevancia al partido laborista que dirigió el país durante sus tres primeras décadas, ni Zehava Gal-On ha logrado resucitar a un Meretz aún lastrado por los estigmas y las luchas internas. La Lista Árabe Unida gana un escaño y se sitúa en cinco, en un refrendo a su decisión de convertirse en el primer representante de la minoría palestina con ciudadanía israelí en entrar al Gobierno desde la creación del país en 1948.
Fuera de los bloques queda solo otra lista árabe, Hadash-Taal. Se ha mostrado dispuesta a apoyar la investidura de Lapid, sin entrar en el Gobierno, más por miedo a la ultraderecha que por convicción, pero sus cuatro diputados quedan lejos finalmente de sumar 61.
La división que genera Netanyahu se notaba desde primera hora incluso en uno de sus feudos, Jerusalén. Un grupo de chicas se quejaba de que un viandante había rehusado fotografiarlas posando junto a la frase “Rak Bibi” (Solo Bibi). Y muchos en un colegio electoral cercano al barrio histórico de Nahalat Shiva no podían evitar manifestar su apoyo, o su inquina, hacia Netanyahu al pasar junto al stand del Likud.
Uno de ellos, Itzhak Levi, de 65 años, se pegaba en el jersey una pegatina del partido. “¡Que lo vean todos!”, decía antes de señalar con el dedo un póster de Netanyahu y añadir emocionado: “¡Qué pena que esté tan mayor [73 años]! ¿¡Quién va a haber como él luego!? Lo necesitamos porque [los judíos] tenemos un solo Estado y tantos enemigos…”.
Pese a contar con apoyos tan cerrados como el de Levi, Netanyahu no parecía tenerlas todas consigo mientras las urnas seguían abiertas. Ya por la mañana hizo un directo de diez minutos en Facebook en el que repasaba los feudos en los que la participación era modesta y llamaba a sus seguidores a “poner el despertador” y votar contra “el Gobierno de Lapid y los Hermanos Musulmanes”. Como en Israel la jornada electoral ―siempre en martes― se declara festiva, se puso a recorrer centros comerciales en los que ―aseguraba― vio a “muchos” de sus simpatizantes mientras la izquierda llenaba las urnas de papeletas. En un intento de impulsar la participación de los suyos, difundió en Twitter un montaje de dos fotografías: una de personas haciendo cola, con la frase “Urna de la izquierda en Tel Aviv”, y otra de un pasillo vacío, con “Urna del Likud en Holon”, una localidad cercana. La imagen es, en realidad, de 2019.
אחוזי הצבעה נמוכים במעוזי הליכוד >> צאו להצביע מחל כדי לסלק את לפיד-גנץ-עבאס >> חאלס! רק מחל! pic.twitter.com/vz8c5yvN5D
— Benjamin Netanyahu – בנימין נתניהו (@netanyahu) November 1, 2022
Abraham, que se define como “bastante de derechas y bastante religioso”, no le ha votado. Cree que “ha llegado el momento de que se aparte a un lado” y ha preferido a Unidad Nacional, el partido de Gantz, pese a que gobierna con dos formaciones de izquierdas y una árabe. Emigró desde Estados Unidos con 59 años, en 2018, y considera que “Israel solo pertenece a los judíos” y que crear un Estado palestino sería “peligroso”, pero también que el país necesita dar cabida a las “perspectivas diferentes” que alberga y “entenderse con sus vecinos”. Es justo el sentido en el que se expresó Gantz ―el único candidato que defiende abiertamente una coalición entre fuerzas de ambos bloques― al depositar su papeleta: “Estamos cansados de incitación y polarización”
La hija de Abraham, Eliza, de 21 años y soldado de una fuerza de combate en el Ejército (para lo que, en el caso de las chicas, implica voluntarizarse y recibir la luz verde de la familia), ha escogido en cambio a Sionismo Religioso, al que describe como “ligeramente a la derecha”. “Cada uno pone el centro en un sitio, ¿no?”, aclara. Está en el rango de edad ―de 18 a 24 años― más de derechas (70%) que la media nacional (63%).
Sionismo Religioso tenía más jóvenes repartiendo panfletos en la ciudad, desde el barrio cristiano del casco antiguo hasta el privilegiado Rehavia, que ninguna otra formación. La sensación general entre sus seguidores era que, como señala su lema electoral, “ha llegado el momento de Ben Gvir”. Ninguna otra fuerza sube tanto, según los sondeos a pie de urna. Su entusiasmo contrastaba con el de la mayoría de votantes del resto de partidos, que justificaban su voto como mal menor o por miedo a que queden fuera del Parlamento.
Es el caso de Sonia Kazovsky. Tiene 33 años y vive desde los 20 en Ámsterdam. Como otros cientos de miles de israelíes con derecho a voto que residen en el extranjero, solo puede votar presencialmente en el país. “No vine a propósito, pero ya que me ha pillado aquí, lo hago”, explicaba a puertas del colegio electoral. Solía optar por partidos árabes, pero esta vez dudó hasta el último momento entre el laborismo y Meretz. Se decidió por el segundo, que entró al Ejecutivo en 2021 por primera vez en dos décadas. “No tengo claro que sea la izquierda con la que me identifico, pero veo más fácil que pase Merav [Mijaeli] que Zehava [Gal-On], así que elegí ayudarla”. “De todos modos”, añade, “aquí es todo muy difícil, muy violento. Es venir del ‘mi cuerpo, mi decisión’ de Ámsterdam a la política de la identidad”.
Shalom, de 73 años, también escogió Meretz: “Siempre he votado a la izquierda. No voy a dejar de hacerlo justo ahora que necesita un empujón. Soy consciente de que ahora soy una minoría aquí. La izquierda se ha mudado a Los Ángeles [considerada la ciudad fuera del país en la que viven más israelíes]. Todo Israel se ha hecho de derechas”.
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