Meloni plantea en su primera visita a Bruselas dirigir los fondos del plan de Recuperación a la crisis energética
Llegó con un mensaje moderado, pero también con las intenciones muy claras. En su primera visita institucional a Bruselas, la nueva primera ministra italiana, Giorgia Meloni, calmó las aguas apelando a «soluciones europeas» y mantuvo sus pretensiones instando a gastar mejor los recursos del Plan de Recuperación. Marcó sus líneas defendiendo los intereses «nacionales» y acercó posturas al señalar «no somos marcianos».
En una jornada de reuniones con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, la primera ministra italiana ha instado a los líderes de las instituciones comunitarias a «gastar mejor los recursos del Plan de Recuperación y Resiliencia ante las dificultades del aumento del coste de las materias primas y la inflación«, según ha señalado a la prensa.
Y en la misma línea, la líder italiana ha propuesto «implementar» los recursos del Plan de Recuperación para que puedan ejecutarse de forma efectiva. Eso sí, «pensando en cuales son hoy las grandes prioridades como, por ejemplo, el tema energético», ha añadido la nueva líder italiana.
El viaje a Bruselas ha tenido lugar tan sólo diez días después de que Meloni haya sido nombrada primera ministra de Italia. Una visita de rigor tras la toma del cargo en el que fijaba sus mensajes y trataba de desprenderse de lastres reputacionales que advertían de que pondría en riesgo la democracia en la UE. Así trató de relajar el clima: «No somos marcianos, somos personas de carne y hueso», enfatizó como parte de su voluntad de «escuchar» en el seno del bloque comunitario.
Un guante que recogía la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, al agradecer la «señal fuerte» que mandaba Meloni con su visita a las instituciones europeas, según expresó en una publicación en Twitter tras su encuentro, al que la alemana llegó con retraso por las condiciones meteorológicas a la vuelta de su viaje a Berlín y sin pretensión ni alevosía, según fuentes comunitarias.
Meloni ha tildado las conversaciones como «francas» y «muy positivas» y ha puesto sobre la mesa el «punto de vista italiano» sobre algunas de las cuestiones más importantes para la Unión Europea, como el efecto dominó de la guerra y la concreción de una «solución europea» al aumento de precios de la energía o a establecer un techo al precio del gas «en el menor tiempo posible»
También en una publicación en Twitter, la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, ha destacado que Italia «siempre ha tenido un papel central en la UE» y ha requerido a Meloni «unidad» ante la invasión de Rusia de Ucrania, los altos precios de la energía y la inflación.
La presidenta de la Eurocámara quiso transmitirle la importancia de la unidad para abordar de forma conjunta los problemas. Con la presidenta del Ejecutivo comunitario se centró el apoyo a Ucrania, el Plan de Recuperación y temas migratorios.
Y no es casual porque el aterrizaje de Meloni ha estado marcado por la polémica, después de que su gobierno haya negado la entrada de barcos de ONG con inmigrantes a las costas italianas, los mismas que ha tildado de embarcaciones «pirata». Una decisión que ha chocado frontalmente con Alemania, que ha exigido a Roma que deje entrar a los inmigrantes rescatados.
A este respecto, la primera ministra se ha referido a «un cambio de punto de vista de la posición italiana» en materia de fronteras y ha señalado como prioridad «la defensa» de éstas. Una cuestión que ha calificado de «delicada».
El debut de la dirigente ultraderechista en la capital belga ha estado cargado de tanto simbolismo como expectación por ver cuáles serían los mensajes clave de la recién estrenada líder italiana. De fondo resonaban ciertos temores de que los mensajes populistas de la líder de la tercera economía del bloque podrían socavar los valores democráticos europeos. Una advertencia ya esgrimida por la presidenta del Ejecutivo comunitario en septiembre ante una campaña electoral de Meloni cargada de promesas, como ayudas para superar la crisis energética.
Sin embargo, la líder italiana ha hecho malabares por mostrarse como una dirigente moderada ante las instituciones europeas confirmando su apoyo a Ucrania y a las sanciones contra Rusia. También había advertido en anteriores ocasiones su intención de negociar con Bruselas ajustes al Plan de Recuperación y Resiliencia, un mensaje frente ante el que el Ejecutivo comunitario se apresuró a fijar sus líneas rojas señalando que los países de la UE deben cumplir con los planes establecidos salvo grandes excepciones.
Europa ha constituido parte de los mensajes de la italiana, con discursos en los que juega entre la voluntad de mejorar la operativa comunitaria y el alineamiento con la Unión Europea y la OTAN.
De fondo figuran otras cuestiones importantes, cómo cuánto margen de maniobra tendrá Italia con el déficit en el marco de los presupuestos del próximo año o si se le podría conferir cierta flexibilidad en la asignación de fondos de Recuperación, de tal manera que se puedan redirigir a la seguridad energética y al incremento de costes de materias primas. Todo ello, teniendo en cuenta que Italia es el mayor receptor de financiación de fondos del Plan de Recuperación con 70.000 millones de euros en ayudas y 120.000 millones de euros en préstamos.
La primera ministra lidera el partido ultraderechista Hermanos de Italia, que obtuvo el 44% de votos en las elecciones del pasado septiembre. Las promesas de Meloni encarnan las de una derecha conservadora, con políticas a favor de defender las fronteras comunitarias y diferenciar entre migrantes económicos y refugiados, de rebajar los impuestos o la defensa de los intereses nacionales de Italia.