El uso del juramento Yaqui en discursos políticos; la delgada línea entre “tributo” y … – Tribuna
Ciudad Obregón, Sonora.- En las últimas semanas, políticos e instituciones han hecho uso y han reproducido, a su conveniencia, costumbres, rituales y palabras de la etnia Yaqui bajo la justificación de hacerles «honor». Esto, más allá de un «tributo» cae en apropiación cultural, pues para los Yaquis, el uso de su juramento o la Danza del Venado son sagrados y no cualquiera puede usarlos.
No solo sucede en Sonora, en todo el país se ha hecho un tema recurrente, diversos artesanos indígenas han denunciado que multinacionales textiles, como Zara, Nike, Louis Vuitton y Mango, han robado sus diseños bajo la justificación de usarlos como «inspiración». Otro caso son los Voladores de Papantla que también han sido afectados y han demandado a programas televisivos y artistas que han hecho alusión a su ceremonia como si se tratara de un ritual que cualquiera pudiera usar.
Todos estos casos abren la puerta a una conversación de la que poco se habla pero que es muy necesaria abordar, ¿cuándo es inspiración? ¿cuándo es apropiación cultural?. Si bien la denominada apropiación cultural es la adopción o préstamo de palabras pertenecientes a alguna cultura por parte de quienes no precisamente pertenecen a la misma, en la actualidad puede observarse un uso inadecuado de estos elementos en el estado, ya sea con el fin de vender algún producto o bien de embellecer discursos, como sucede en el caso de distintas figuras públicas o políticas, según afirman expertos.
En entrevista con TRIBUNA, la socióloga y coordinadora de la Unidad de Culturas Populares de Ciudad Obregón, María Trinidad Ruiz Ruiz, explicó que si bien la apropiación de estas palabras o elementos culturales por parte de individuos pertenecientes a otra cultura diferente no es malo, sí existe un desconocimiento sobre cómo y cuándo hacer uso de ellos, lo que lleva a muchas personas a hacer un mal uso de ellos.
Ruiz Ruiz, recordó que esto suele verse con una mayor frecuencia en figuras políticas, como el caso de la exgobernadora de Sonora, Claudia Pavlovich Arellano o del nuevo gobernador de esta entidad federativa, Alfonso Durazo Montaño, pues ambos han hecho uso del juramento Yaqui en algunos de sus discursos, lo que la socióloga califica de «inadecuado».
«Cuando la ahora exgobernadora de Sonora tomó el poder y pronunció el juramento Yaqui, fue algo pésimo, porque si bien sabemos que parte de su campaña se basó en apoyar a la comunidad Yaqui, no mostró tener un conocimiento real de su cultura y esto sucede con muchas figuras políticas, si realmente supieran de cultura no harían uso de este juramento para embellecer sus discursos», dijo.
Aseguró que generalmente cuando una figura pública utiliza símbolos emblemáticos o juramentos propios de otra cultura lo hacen porque les parece poético o bonito. «Sin embargo, hay que saber dónde y cuándo se puede pronunciar. En el caso del juramento Yaqui solamente se hace cuando un capitán asume el poder, ni siquiera en el caso de los gobernadores. Por ello, el que la gobernadora lo pronunciara no mostró una correspondencia verdadera, está totalmente fuera de lugar. Considero que es adecuado enaltecer esta información para que esto no suceda de forma incorrecta», expresó.
A ello, la socióloga sumó que, aunque no lo externaron al público, los integrantes de la etnia se incomodan o inconforman por el hecho de que las personas se apropien de elementos que para ellos son sagrados y hagan uso de ellos de forma errónea, como lo es el caso del juramento.
Sabemos que mientras al interior de la comunidad se maneje como debe de ser, ellos están tranquilos, pero la verdad es que sí destacan que este tipo de actos no están bien. Claro que se dan cuenta y lo manifiestan al interior», concluyó.
- «Apropiación, un arma de doble filo»
Para el promotor cultural, Cocó Ramírez, el empleo que se le suele dar a estos elementos culturales en la actualidad puede caer en un contrasentido.
«Puede ser un arma de doble filo, pues en el sentido extremo no deja de ser una forma de banalizar o ridiculizar a un grupo social, a veces hasta con buenas intenciones. El problema verdadero es cuando se quiere jugar con un romanticismo con todos estos elementos, con el supuesto objetivo de rescatar, entre comillas, parte de esta cultura.
Desafortunadamente, el verdadero fin de quienes la promueven es vender productos, modificando la estética y haciéndola vendible, como sucede en el caso de ornamentas en vestidos o gorras, por mencionar un ejemplo», mencionó.
Un ejemplo de ello, fue el caso de la tienda de ropa Zara que usó patrones y bordados de los indígenas mixtecas de Oaxaca en el diseño de uno de sus vestidos. El caso fue tan grande y causó tal indignación que la Secretaría de Cultura inició una cruzada en defensa de los derechos de propiedad intelectual de las comunidades indígenas por el supuesto plagio.
- Necesario conocer a las culturas indígenas
Por su parte, Enrique Espinoza Pinales, director del Museo de los Yaquis, expresó que, pese a que el intercambio cultural genera una apropiación de ciertos elementos característicos, la propia historia o características de una etnia, llegan a generar un orgullo que representa a una zona determinada, el uso de símbolos o palabras para fines de comercializar o crear alguna empatía política es una práctica que se debería de eliminar.
«Existen empresas que, con el fin de aprovechar, el citado sentido de identidad con los residentes de una zona, toman palabras o símbolos sin pagar alga clase de regalía a la etnia, como sí pasa en algunas otras partes del mundo; pero lo preocupante es cuando se utilizan estos símbolos para un fin que viola los usos y costumbres de la comunidad, como el utilizar una danza, de una manera que no respeta las creencias originales», detalló.
Por lo anterior, Espinoza Pinales, destacó la importancia de comprender la historia, y así conocer las motivaciones o razones, evitando así, hacer un mal uso de las tradiciones de la etnia, llamando además a las empresas a no hacer mal uso de la imagen que proyectan al usar símbolos o palabras nativas.